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sábado, 16 de mayo de 2020

Miscelánea (5): Oportunidades por el coronavirus

Por Jorge

Una crisis es una oportunidad para mejorar. Ahora que vivimos la pandemia del coronavirus es un buen momento para analizar cómo estábamos antes de esta situación, y cómo queremos estar después si queremos adaptarnos y estar mejor preparados para afrontar momentos similares en el futuro.

La denominada desescalada y la movilidad por franjas horarias están haciendo que en ciudades muy pobladas (y también en otras localidades que no lo están tanto) se haga difícil pasear y hacer deporte manteniendo la distancia social preventiva. Eso lleva a que en algunas se haya decidido peatonalizar algunas calles. La mayoría de las localidades viven bajo la “dictadura” del coche y debería darse prioridad a las personas, y si además queda demostrado que la contaminación bajó notablemente en estas circunstancias, tal vez se debería mantenerse esa peatonalización en el tiempo.

Relacionado con la movilidad y más allá de la repercusión que tuvo el uso del transporte público en la distribución del virus, ¿por qué no ampliar los servicios y las opciones para usar medios alternativos en las ciudades como la bicicleta? Ya de paso tampoco estaría de más aprovechar para reforzar el transporte interurbano, aumentando frecuencias de paso (de trenes y autobuses), extendiendo y mejorando esa red también por localidades que apenas disfrutan de opciones de transporte público con el consiguiente beneficio medioambiental.

Muchos de los que utilizan ese transporte público están teletrabajando. ¿Continuará el teletrabajo una vez superada la pandemia? Ojalá que sí para poder conciliar vida laboral y familiar. Otra cosa es que aquí también se puede mejorar. ¿Cómo? Optimizando los servicios de telecomunicación, de tal manera que las conexiones a internet mejoren y además bajen sus precios, que aquí en España se pagan a precio de oro una conexión que en muchos casos es deficiente. Además hay que mejorar la gestión del teletrabajo en la medida que ahora muchos trabajan más horas en sus casas que si fueran a su puesto de trabajo, y en ese sentido se hace necesario regular el derecho a la desconexión.

También a raíz de esta pandemia se demostró que la sanidad pública es un bien más que necesario, y pese a recortes y mala organización, sus profesionales demostraron que su trabajo es, nunca mejor dicho, vital. Una muestra de que la gestión es mejorable está en la existencia de diecisiete sanidades distintas, una por comunidad autónoma, de tal manera que hay dificultades para contabilizar datos sobre la enfermedad porque se siguen métodos distintos de recogida de información, y algunas regiones siguen sus propios protocolos.

Desconozco los motivos, más allá de los políticos, que llevan a la administración central a ceder las competencias sanitarias a las comunidades autónomas, pero la situación que se vive ahora demuestran a mi juicio que se hace necesaria una sanidad regida por una administración única y central, más allá de que se puedan tener en cuenta algunas particularidades para determinadas regiones.

Continuando con esa administración única, y sin menoscabo del buen trabajo que hicieron muchos docentes para intentar continuar con sus labores educativas durante el confinamiento, también me parece que esta crisis demostró que eso de que cada comunidad autónoma decida por su cuenta en materia educativa tampoco parece una buena idea. Y sin meterme con los contenidos y la baja exigencia académica que las sucesivas leyes y administraciones han supuesto, tal vez habría que darle una vuelta al sistema educativo, pues se demostró durante el confinamiento que cuestiones como la inteligencia emocional y la empatía, fundamentales para las relaciones interpersonales, así como la actividad deportiva y creativa (escritura, música, baile, etc.) que tan necesarias e importantes se han considerado durante el confinamiento, luego no tienen esa importancia en el día a día educativo. A todo ello súmenle que los recursos y formación del profesorado también es más que mejorable, y sin duda se tendrá que invertir y mejorar mucho si se decide aplicar para el próximo curso una enseñanza mixta: presencial y online.

Ya que me refiero a la educación, no quiero dejar de mencionar que cuando era más joven me parece que el respeto que se tenía por los mayores era notable, y ahora esta crisis demostró que ya no es igual hasta el punto de que muchos se tomaron a la ligera (y algunos siguen haciéndolo) esta crisis sanitaria porque afecta más a este grupo de la sociedad. Ojalá esta situación sirva para que muchos reflexionen y se den cuenta del valor de nuestros mayores, aprendan a respetarlos y a prestarles la atención que merecen, que no quiere decir que haya que estar de acuerdo con sus ideas, pero si a valorarles por tener la experiencia que no tenemos los demás.

Para terminar, la crisis trajo la recomendación de los especialistas de evitar la sobreinformación para mantener la calma ante la avalancha de informaciones que en muchos casos demostraban muy poco conocimiento de la situación, tan poco como que hasta médicos y científicos desconocen mucho sobre este nuevo virus, y había más sensacionalismo que información incluso en el uso de determinados datos por parte de los medios de comunicación.

Llevamos varios lustros hablando de la necesidad de reinventarse de los medios de comunicación tradicionales debido a internet, y ahora que toca la etapa de las suscripciones y muros de pago será difícil que sean rentables si no van acompañados de periodismo de calidad. Y es que una buena parte de la población se informa (o cree informarse) a través del batiburrillo (bulos incluidos) que circula por las redes sociales en internet, y es el momento de que los medios se alejen de la tiranía del clic y sean capaces de ofrecer informaciones contrastadas y reflexiones que ayuden a comprender el mundo en el que vivimos más allá de que luego cada uno desarrolle su espíritu crítico para acabar de formar su propia opinión.

Seguro que hay más aspectos de la vida cotidiana que pueden mejorar, sólo presenté algunas parcelas importantes, pero la conclusión es clara, hay que aprender de este proceso para que la denominada como nueva normalidad acabe siendo mejor que la que había antes de esta crisis, y eso depende de nosotros y de las decisiones que se tomen ahora pensando a medio y largo plazo.

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