En la vuelta de “El lagunero” la situación se mantuvo poco más o menos igual que la última vez que estuvo en BA-LON-CES-TO, ni frío ni calor y con más dudas que certezas de cara al futuro más inmediato, porque si bien en este tiempo hubo victorias de mérito (Bucks, OKC, Clippers y Wolves), también se perdió contra Sacramento y Denver, completando una “barrida” favorable a estos equipos en temporada regular, no muy buen augurio si tenemos en cuenta que podrían ser rivales en postemporada.
Todavía se mantiene la 9º posición que da pie a jugar play-in, y lo mejor es que en el momento de escribir estas letras se está más cerca de la sexta posición (a 3 partidos) que evitaría esa eliminatoria previa, que del décimo primer equipo de la clasificación que parece alejarse (a 5 partidos).
Grandes actuaciones individuales
En este tiempo se vieron grandes actuaciones individuales como la máxima anotación de Rui Hachimura para ganar en Utah:
El tremendo último cuarto de LeBron James para dar la vuelta a un marcador adverso frente a los Clippers:
Los 44 puntos de D´Angelo Russell (con 9 de 12 en triples) y 9 asistencias en la victoria contra Milwaukee:
Y la extraordinaria actuación nunca antes vista de Anthony Davis con 27 puntos, 25 rebotes, 5 asistencias, 3 tapones y 7 robos de balón en una victoria frente a Minnesota:
Debilidad colectiva y futuro inmediato
Todas esas individualidades no esconden una debilidad colectiva reflejada en un dato importante y es que, de momento, contra equipos ganadores, es decir, con más del 50% de victorias, el balance angelino no es nada halagüeño (18-23) si tenemos en cuenta que serán ese tipo de equipos los que se encontraría en una hipotética postemporada.
Además el calendario que queda no es muy favorable si tenemos en cuenta que de los quince partidos que restan para terminar la temporada regular sólo cinco se jugarán en el Crypto. La parte buena es que fuera se jugará contra equipos perdedores como Nets, Raptors, Wizards y los Grizzlies dos veces, franquicias que puede que para entonces estén pensando en las vacaciones.
La esperanza para jugar playoffs y tener éxito en las eliminatorias pasará porque de aquí hasta final de temporada el quinteto habitual (Davis, LeBron, Austin Reaves, Hachimura y Russell) se mantenga sano, y que se recupere a tiempo a jugadores que puedan ayudar con defensa y tiro exterior desde el banquillo como Jarred Vanderbilt, Gabe Vincent y Cam Reddish. Y, por supuesto, suerte, mucha suerte, siempre necesaria si tenemos en cuenta el nivel de los rivales.
El baloncesto es un deporte que normalmente se asocia a “gigantes” pero a veces… El físico, concretamente la altura, es importante, no cabe duda, pero los “pequeños” también pueden jugar, y algunos lo hacen hasta muy bien.
Una situación común que se vive en las etapas tempranas del juego es que los más pequeños a veces se sienten en desventaja con respecto de los más grandes. Como si no pudieran jugar bien por su menor estatura, o lo que es peor, llegando a pensar que ni siquiera pueden jugar.
La historia del baloncesto está llena de “gigantes” de éxito (Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O´Neal, etc.), pero también existen otras leyendas de estatura “normal” (Allen Iverson, Isiah Thomas o incluso más bajos como Tyrone Bogues), que pueden servir de motivación e inspiración a muchos chavales que se inician en el baloncesto. Y otro de esos “bajitos” es el protagonista de la frase que traemos a BA-LON-CES-TO y que tienen un poco que ver con esto:
"Sigue practicando. Nunca dejes que nadie te diga que eres demasiado lento o demasiado pequeño."
Chris Paul
Cada uno llegará hasta donde pueda con sus virtudes o sus defectos, pero el tamaño, la estatura o el nivel físico pudiendo ser condicionantes, al final más importante será saber sacar provecho a las condiciones físicas que se tengan (velocidad, agilidad, fuerza, etc.) y saber combinarlas con la mejor técnica y táctica individual. Y la inteligencia es una cualidad que está incluso por delante de otros factores para poder jugar muy bien al baloncesto.
Chris Paul mide oficialmente 1,83 m y pesa 79 kilos. En cuanto a su peso, no sé, pero viéndolo junto a otros jugadores, no sé si alcanzará realmente el 1,80, y, sin embargo, su nivel de juego fue y sigue siendo (después de 19 temporadas como profesional) de un nivel increíble hasta el punto de haber sido elegido entre los mejores 75 jugadores de la liga con motivo del 75 aniversario de la NBA.
61 puntos por su abuelo
La primera gran actuación por la que fue conocido Paul se produjo cuando seguramente su estatura no había llegado a su máxima altura (apenas tenía 17 años), pues tuvo lugar cuando jugaba en el instituto en West Forsyth (Carolina del Norte).
Durante esta etapa, su abuelo fue atracado y asesinado en su casa. Y él, en el siguiente partido a continuación del funeral, le homenajeó anotando 61 puntos, un punto por cada año de vida que vivió su abuelo, fallando un tiro libre a propósito y pidiendo el cambio luego para no pasar de esa cifra.
Palmarés NBA
Luego de jugar un par de años en la Universidad de Wake Forest (2003-2005) donde está retirado el número 3 en su honor, fue elegido en el número 4 del draft de 2005 por los New Orleans Hornets, con los que ganó el premio al novato del año en 2006, y con quienes seguramente jugó su mejor temporada (2007-08): 21 puntos y 12 asistencias por partido para ser elegido en el mejor quinteto de la liga.
Sin embargo, su nivel fue muy alto siempre como se demuestra en la siguiente recopilación de “highlights” de la hasta el momento su última etapa en los Golden State Warriors:
Jugó 12 partidos “All Star” (MVP en 2013), fue 5 veces máximo pasador de la liga y otras 6 el mejor recuperando balones. Y fue elegido 9 veces entre los mejores quintetos defensivos y otras diez veces (aparte de la mencionada en el equipo ideal) dentro de los mejores equipos de la liga. Actualmente lleva acumulados más de 22.000 puntos en su carrera, y es tercero de la historia en la lista de pasadores (más de 11.000 asistencias) y robos de balón (2.500).
A su currículum hay que añadir las medallas de oro olímpico conseguidas con la selección estadounidense en 2008 y 2012, y una medalla de bronce mundialista en 2006. Y aunque no será fácil que termine por conseguir un anillo de la NBA, fue finalista en 2021 con los Phoenix Suns.
Paul demostró que la estatura nunca fue un obstáculo en su carrera hasta el punto de que se permitió anotar mates superando a jugadores muchos más altos que él…
…e incluso deleitarse en ocasiones con algún alley-oop:
Está claro que su caso es excepcional, y que detrás de su éxito existe mucho talento y sobre todo mucho entrenamiento, pero demuestra que la estatura no tiene porque cerrarte las puertas del baloncesto, y más allá del nivel al que se acabe jugando, los “bajitos” también pueden jugar muy bien, y Chris Paul puede ser un ejemplo para muchos jóvenes que se acercan a nuestro deporte.
Muchos son los jugadores NBA que se sienten atraídos por la música, y en particular por el rap, y son numerosos los que hacen de un modo u otro sus pinitos en ese campo, sin embargo, son pocos los que lo hacen con cierta continuidad, como en el caso del último MVP del partido de las estrellas (y también ganador del último concurso de triples).
Damian Lillard (Milwaukee Bucks), conocido como Dame D.O.L.L.A. en el ámbito musical, tiene varios discos a sus espaldas y no fue raro verle agarrar el micrófono o improvisar durante algunos de sus momentos como jugador de baloncesto.
Los Blazers agradecidos por su contribución a la franquicia hicieron un bonito vídeo de despedida cuando decidió cambiar de equipo al inicio de este curso 23-24:
Y Lillard aprovechó para hacer su despedida a través de la música lanzando al mismo tiempo el siguiente tema:
Dejo para otros el análisis sobre el nivel de su música, aunque no será fácil que esté a la altura de su categoría como jugador de baloncesto: máximo anotador de la historia de Portland después de 11 temporadas allí promediando 25 puntos por partido, e incluido entre los mejores jugadores de la NBA con motivo del 75 aniversario de la liga.
En el mundo del baloncesto son habituales las comparaciones, y aunque existan los famosos dichos de que son odiosas o de que nunca fueron buenas, BA-LON-CES-TO trae aquí un parecido razonable entre dos jugadores de distintas épocas. Ojo, una semejanza desde el punto de vista de la fisonomía de sus caras si nos fijamos en los rostros de los dos, pero que también pueden tener otras similitudes.
Mathurin
Bennedict Mathurin nació en Canadá, jugó un par de cursos en el baloncesto universitario en Arizona una vez que destacó en la Academy de México como adolescente. Luego sería elegido en el draft de 2022 por los Pacers en el número 6 de la primera ronda.
Ahora juega su segunda temporada con los Indiana Pacers, y en su año de novato fue elegido para formar parte del mejor quinteto rookie e incluso fue cuarto en la votación para mejor debutante por detrás de Paolo Banchero, Jalen Williams y Walker Kessler.
Luego de una muy buen debut (17 puntos y 4 rebotes por partido), este curso bajó un poco sus minutos de juego y con ello su anotación media, pero mejoró en asistencias y eficacia desde el triple. Y ahora sumó para su currículum el MVP del “Rising Stars” del pasado fin de semana de las estrellas.
Byron Scott
Scott jugó en el instituto Morningside en Inglewood, ciudad perteneciente al condado de Los Ángeles, y a la que regresaría como jugador profesional cuando jugó con los Lakers (jugaban allí, en el Forum). Antes de su entrada en el baloncesto profesional jugaría tres cursos en el baloncesto universitario para Arizona State. Y elegido en el draft de 1983 en el número 4 por los San Diego Clippers, nunca jugaría con ellos porque fue traspasado a los Lakers por Norm Nixon.
No tuvo el mismo impacto que Mathurin en su primera temporada (10 puntos y 2 asistencias por partido con menos minutos de juego), pero sí fue incluido también en el mejor equipo de novatos en su debut profesional. Luego en su segundo curso con los Lakers su crecimiento le llevaría a anotar 16 puntos por partido y convertirse en el mejor tirador de tres de la liga (43%). Y lo más importante, ayudando a los angelinos a ganar el título en esa temporada 1984-85 (primero de los tres que conseguiría allí).
Similitudes
Este siglo, especialmente en los últimos lustros, es muy común comparar a los jóvenes jugadores que tienen opciones de acceder al baloncesto profesional, con algún jugador del pasado para que el aficionado se haga una idea del tipo de jugador que puede ser. Y en el caso de Ben Mathurin, en su momento se le llegó a comparar con: Buddy Hield, Caris LeVert, Victor Oladipo, Terrence Ross y Jason Richardson.
No cabe duda que hay que afinar mucho para comparar como juega un chaval que tiene opciones de llegar a la NBA, y que como es lógico, todavía no alcanzó su cénit, con otros jugadores que llevan unas cuantas temporadas jugando o incluso que ya acabaron su carrera.
En este caso, como se dijo antes, la comparación tiene que ver con el cierto parecido físico que además en este caso se acompaña de que ambos jugadores comparten posición base-escolta y tienen una apariencia similar: Mathurin (1,96, 95 kilos) y Scott (1,91, 88 kilos).
Mathurin vendría a ser una versión 2.0 de Scott en esta época de mejores físicos y de jugadores que son capaces de hacer de todo, frente al veterano que tenía un rol más específico de tirador, aunque en su etapa angelina hizo más cosas que quedaban eclipsadas por las actuaciones de los legendarios Kareem Abdul-Jabbar, “Magic” Johnson y James Worthy.
Scott y Mathurin tienen también en común que ambos jugaron baloncesto universitario en el Estado de Arizona, que el primero también jugó en Indiana Pacers (1993-95) como lo hace ahora el segundo, y hasta que compartieron dorsal aunque Scott solo jugara con el doble cero en un partido (seguramente se extravió su equipación original con el 4) en 1990.
Mathurin está empezando su carrera y de momento va por el buen camino apuntando a ser un jugador notable, pero sólo el futuro nos permitirá conocer si llega a los 14 puntos (37% en triples) de Scott después de más de mil partidos en la liga o si le supera. Por ahora es una estrella emergente a ojos de la NBA.
En tiempos coperos BA-LON-CES-TO vuelve al pasado para recuperar los orígenes de la Copa ACB con su sección de “Hemeroteca” e irnos a la primera edición que se jugó bajo la organización de la “Asociación de Clubs de Baloncesto” en la temporada 1983-84.
Este curso 23-24 se cumple el 40 aniversario de aquella primera fase final copera… aunque en realidad, ahora que se está jugando la edición de 2024 en Málaga, ya pasaron más de 40 años porque esa primera Copa se jugó en 1983 y no en 1984.
La primera Copa ACB se disputó entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre de 1983 (curiosamente miércoles y jueves), y lo más llamativo fue que ese año 1983 hubo dos campeones de Copa, pues se había jugado la Copa del Rey organizada por la Federación Española de Baloncesto (FEB) correspondiente a la temporada 1982-83 en abril de ese mismo año.
Última final “federativa” de Copa
La última Copa del Rey organizada por la FEB disputó su final el 28 de abril de 1983 en Palencia, y la jugaron el Barcelona y el Inmobanco, equipo madrileño que era una especie de filial del Real Madrid por cuanto en sus filas jugaban algunos jugadores vinculados al equipo blanco.
En aquella época todos los equipos de la primera división jugaban la Copa. Los dos primeros clasificados pasaban directamente a cuartos de final y el resto jugaba eliminatorias con partidos de ida y vuelta.
El Real Madrid tenía que haber jugado las semifinales con el Barcelona, pero no se presentó al partido de ida (20 de abril de 1983) como medida de protesta contra el equipo blaugrana que se había negado a firmar un acuerdo colectivo con la ACB recién creada para la retransmisión de una serie de partidos a través de Televisión Española. Y así pasó el Barça a la final.
Otra circunstancia llamativa derivada de aquella Copa fue que pese a que el Madrid no jugó la final, y dado que el Inmobanco desapareció y el Barcelona ganó también la liga (y tenía que jugar la temporada siguiente la Copa de Europa), fue el equipo madridista el que acabó por disputar la siguiente Recopa de Europa.
Primera Copa ACB (1983)
La primera Copa ACB se jugó en Zaragoza bajo el actual formato de “Final a cuatro” con semifinales y final. La primera semifinal enfrentó al CAI Zaragoza con el Joventut ganando el equipo maño (87-77) y la segunda la jugaron Barça y Real Madrid con victoria catalana (102-100).
El título del CAI supuso un hito deportivo para el baloncesto maño y el pasado 2 de diciembre se celebro un acto conmemorativo de aquella victoria durante el descanso del partido que disputaron Casademont Zaragoza (otra curiosidad es que este club nacido en 2002 no tiene que ver con el mítico campeón copero que desapareció en 1996) y UCAM Murcia el pasado 2 de diciembre:
Hasta 1989 todos los campeones coperos en realidad consiguieron sus títulos jugando el año anterior, y no fue hasta la temporada 1989-1990 en que la Copa ACB se jugó en el año que le “correspondía”, y curiosamente el ganador de esa edición de 1990 fue otra vez el CAI Zaragoza:
Nunca está de más recordar de dónde venimos gracias a la videoteca de Youtube y algunas hemerotecas como en este caso la del periódico “Mundo Deportivo” (junto a esa portada del número 116 de diciembre de 1983 de la extinta revista “Nuevo Basket”), que en este caso permite que podamos rememorar la primera Copa ACB y las curiosidades que se dieron en aquel 1983 copero.