Buscar en BA-LON-CES-TO

Mostrando entradas con la etiqueta Entrenadores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Entrenadores. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de septiembre de 2025

Menos es más (III): Juego libre

Por Jorge

Una queja habitual entre los entrenadores más veteranos del baloncesto de formación es que a los jóvenes de ahora les falta el desparpajo y la picardía que se ganaba jugando en las canchas de barrio o en el patio del colegio, es decir, por libre. Con diferentes espacios y fuera de las reglas sistemáticas propias de entrenamientos y partidos de cualquier club.

No sé si antes se jugaba tanto fuera de las horas de entrenamiento habituales como creemos o es mera nostalgia romántica, pero si parece claro que si nos damos una vuelta por pistas de cualquier ciudad o pueblo, día sí y día también, cuesta ver jugar a alguien “a su bola” que no tenga menos de veinte años (siendo generoso). ¿De quién es la culpa? ¿Qué podemos hacer?

Seguramente sean muchas las causas de esa “dejadez”. Los tiempos cambian y los hábitos de ocio son otros, la oferta es tan amplia que el esfuerzo que conlleva la actividad deportiva no es para todos. Y si a eso añadimos las comodidades que facilitan las familias, la falta de espacios para jugar, y el número de horas de entrenamiento, que para los entrenadores siempre son pocas, pero que me parece que son demasiadas (exceso de profesionalización), entonces el cóctel ya está servido.

¿Qué podemos hacer los entrenadores para recuperar ese juego libre? Aquí va una sencilla propuesta. Reservar un espacio de cada entrenamiento para él. Menos quejas porque ya no existe y más dedicar aunque sea diez o quince minutos en cada entrenamiento para que las chicas y chicos jueguen de “manera distinta” a como luego lo harán en los partidos de competición. A su aire, creando esas “burbujas” los jóvenes se pueden “oxigenar” un poco, jugar de otra manera, y quien sabe, lo mismo contribuimos a que luego quieran continuar con ese tipo de juego fuera de los entrenamientos.

Otra vez, menos es más. ¿Dejarán de ser grandes tiradores los chavales que tiren quince minutos menos en cada entrenamiento por hacer un juego libre? No creo. Y, sin embargo, seguro que se gana en diversión y en otros detalles de técnica y táctica individual que serán positivos en su crecimiento deportivo.

Y continuando con esa idea de menos es más, ¿cuándo empezó ese “boom” entre los equipos de formación por empezar antes las pretemporadas? ¿Por qué se tienen que parecer a las que realizan los equipos profesionales? ¿Es necesario que chavales de 11 años jueguen dos torneos y varios amistosos más antes de empezar la competición oficial? Ahora raros son los equipos de formación que no empiezan a mediados o finales de agosto, que si por algunos fuera, no habría ni postemporada ni pretemporada. Que todo fuera un continuo non-stop. Luego querremos que los chavales jueguen también en las pistas de su barrio. Y qué más.

Leer más

jueves, 11 de septiembre de 2025

Menos es más (II): Baloncesto de base

Por Jorge

La Federación Española de Baloncesto está de enhorabuena. A las selecciones de base les fue, como casi siempre, más que bien este verano, especialmente en el femenino, con un triple oro europeo en U16, U18 y U20, éxitos a los que sumar la medalla de bronce mundialista de la U19, y el oro masculino de la U18 después de una épica remontada en la final.



Ni que decir tiene que como aficionado, aunque mi seguimiento fue esporádico mirando sólo algunos partidos, se tiene un cierto orgullo al ver la competitividad de los equipos españoles. Sin embargo, la pregunta que me planteo es: ¿son necesarios este tipo de torneos a edades tan tempranas?

Y con esas edades me refiero sobre todo desde la categoría U18 para abajo, pues entiendo que las selecciones U19 y U20 están formadas por una élite que juega en universidades americanas o que van haciendo sus primeros pasos en el baloncesto sénior, y para quienes estos torneos son una continuidad camino de su etapa profesional.

Por supuesto, no puedo obviar en esta reflexión algunos argumentos evidentes a favor de este tipo de campeonatos:

1) Quienes participan ganan otra experiencia más en su desarrollo competitivo.

2) Los partidos les permiten evaluar su nivel respecto de los mejores de otras latitudes continentales o mundiales.

3) Compartir entrenamientos con las mejores jugadoras o jugadores de su edad pueden ser otro punto a favor para su evolución técnica y táctica...

...aunque me temo que esa parte es mínima, pues se tratan de equipos de rendimiento, y cuyo objetivo en la cúspide de su planificación es ganar y ganar para conseguir el mejor puesto posible. Y ganar es una aspiración lógica (siempre se juega para ganar), pero en estos casos la formación entendida como algo más amplio y completo queda para el trabajo que realizan los clubes en los que juegan sus integrantes, razón por la que las llame selecciones de base y no de formación.

Así la mayor sombra que me hace dudar sobre la idoneidad de estos torneos está en la temprana “profesionalización” de jóvenes que realizan concentraciones y viven una experiencia como la de una selección absoluta (con atención a los medios de comunicación incluida), insisto, especialmente desde U18 para abajo, y que puede “quemarlos” antes de tiempo.



Y es que el tute que se meten estos jóvenes deportistas con entrenamientos y partidos continuos (amistosos, ligas, campeonatos de España autonómicos, de clubes, etc.) es notable y exigente hasta el punto que no podemos olvidar que para quienes destacan desde bien pronto, pueden encadenar competiciones desde los 14 años (y antes) hasta los 18, con todos los veranos “ocupados”. Y a la larga eso puede pasar factura.

Este verano hemos asistido a la temprana retirada de Álex Abrines (31 años) y aunque no sabemos las razones exactas, y seguro que son varias (familiares, profesionales, de salud, etc.), algo me dice que el desgaste puede ser otra de ellas, como quedó claro en su carta de despedida de la afición culé cuando dijo haber “quemado etapas muy deprisa”.

También Ricky Rubio, aunque volverá a jugar este curso, dejó claro en algunas intervenciones públicas que una exigencia excesiva a edades tempranas puede ser contraproducente. Y estos dos son casos conocidos, pero cuántos ocurren entre quienes no llegan al profesionalismo y que no conocemos… ¿Para qué tanta prisa y tanto ajetreo?

Las exigencias del baloncesto del mejor nivel son muy altas, pero los excesos se pueden pagar, y quizás sería mejor reducir entrenamientos, y sobre todo, partidos y campeonatos, especialmente a edades tempranas. Menos es más, y aunque luego tengamos ejemplos de gente que echa horas como si no hubiese un mañana, y a quienes les “sale bien” o eso parece, algo me dice que son excepciones que confirman la regla.

Y recordemos que el baloncesto de selecciones de base no deja de ser la expresión de la excelencia en cada categoría, pero más allá de otra docena de jugadoras y jugadores de cada edad que rondan esa élite, la mayoría está lejos de ese estadio. Y por lo tanto, estos resultados que para muchos puede ser un barómetro del estado del baloncesto español, cuidado, porque insisto, la mayoría está lejos, y me refiero a quienes forman parte de clubes de colegios, barrios y pequeñas localidades. Y no olvidemos que esta mayoría sí son parte muy importante de la salud de nuestro deporte, pues de ella saldrán aficionados, futuros entrenadores, árbitros, gestores y demás eslabones esenciales para mantener y hacer crecer el baloncesto.

Leer más

martes, 2 de septiembre de 2025

Menos es más

Por Jorge

Nueva temporada de BA-LON-CES-TO que inicia curso 2025-2026 haciendo una breve reflexión de presentación sobre el principio del “menos es más”, y que tendrá continuación a lo largo de este mes de septiembre con su relación con el baloncesto y alrededores.

Vivimos en un mundo que desde hace demasiado tiempo ensalza la productividad. Cuanto más, mejor. ¿Qué entrenador no querría disponer de tres días a la semana para entrenar en lugar de dos? ¿Y cuatro en vez de tres? Nunca es suficiente.

Siempre hay que estar haciendo algo porque sino se está perdiendo el tiempo. Y con esa idea en mente, y dado que todas las madres y padres amparados por su natural querencia por darles lo mejor a sus hijos, pues que estos hagan siete actividades extraescolares a la semana: judo, natación, fútbol, pintura, inglés o chino (o ambos), piano o guitarra (o los dos) y teatro, en lugar de dos o tres. Eso sí, pisar la calle, cuanto menos, mejor.

Al cuanto más, mejor, se le suma la falta de paciencia, así que cuanto antes, mejor también. Un aprendizaje es un proceso que debe respetar unos tiempos. Ahora da igual. Así la tendencia es adelantar etapas de la vida de tal manera que los niños dejan de serlo demasiado pronto, o eso quieren (o parece) cuando en muchos casos se les trata como adultos en miniatura.

Algunos equipos de formación son entrenados como si fueran de rendimiento dedicando más tiempo a la táctica que a la técnica porque se quiere ganar partidos cuanto antes, sin entender que hay que perseverar en los fundamentos que serán la base del juego en el futuro. Y así pasa, que a veces se va tan rápido que vemos equipos de adultos que juegan como niños, y equipos de jóvenes que juegan como adultos. El mundo al revés.

Seguro que la inmediatez que genera la conectividad de las ya no tan nuevas tecnologías, estimulan esa impaciencia y esa necesidad de estar al día continuamente porque de lo contrario parece que te quedas desfasado. Todos necesitamos el último modelo de “smartphone”, hay que ver todas las series que están de moda, y si puede ser de una sentada, genial. Por cierto, lo de ver un partido de baloncesto... bueno, ya si eso, con los “highlights” nos llega.

En cualquier caso, el “menos es más” viene a sugerir que podemos reducir ese ajetreo y la acumulación de la vida actual a la sencillez de lo esencial para simplificar nuestro día a día, de tal manera que lejos de la novedad permanente y del exceso de velocidad, podamos reflexionar y profundizar sobre lo que verdaderamente es importante, y pasar por la vida, y no que la vida pase por nosotros.

¿Vamos demasiado deprisa o el ritmo actual está bien? ¿Eres del club de los que “abarcan mucho pero aprietan poco” o prefieres tomártelo con calma e ir poco a poco?

Leer más

lunes, 16 de junio de 2025

Mejorar las condiciones laborales de los entrenadores de base (III)

Por Jorge

La noticia del año este curso baloncestista es la “huida” de talento joven al baloncesto universitario estadounidense (NCAA) aprovechando que a la experiencia educativa e idiomática se suma que ahora los jugadores sí pueden cobrar contratos que difícil parangón tendrían en el baloncesto español y europeo. Supongo que el debate que este panorama abre para el baloncesto FIBA obligará a mejorar las consideraciones deportivas y económicas de los jugadores jóvenes.

Sin embargo, los responsables de la afición y crecimiento deportivo de esos jóvenes, los entrenadores de formación, siempre trabajan bajo condiciones muy precarias desde hace décadas… y nadie se rasga las vestiduras por ello. Así que una vez más como se hizo en otras ocasiones, ahora que acaba el curso para BA-LON-CES-TO, volvemos a reclamar sobre la necesidad de mejorar su situación laboral.

No me cansaré de decir que 3 de cada 4 entrenadores (y seguramente me quede corto) no realiza su labor en el baloncesto profesional (y seguro que esto pasa igual en la mayoría de deportes), pero de su trabajo depende mucho tanto la afición de los jóvenes en sus inicios deportivos, como también el posterior desarrollo que luego les llevará a la élite deportiva aunque eso ocurra sólo en contados casos. Sin olvidar de la importancia de su labor educativa creando hábitos que van a suponer mejorar la salud de nuestra sociedad, por no hablar de que esos jóvenes serán la futura base de la afición deportiva.

Hace unos días, el entrenador de balonmano, Juan Antonio García Herrero, autor de notables libros sobre entrenamiento y gestión deportiva, publicaba el siguiente tuit:


Conocedor de las circunstancias que rodean el trabajo de los entrenadores de formación, no se pueden condensar en menos palabras las exigencias que reciben estos entrenadores a cambio de muy poco.

¿Son conscientes las autoridades deportivas de esta situación? Seguro que sí. Hacen algo para mejorarla. Me temo que poco por no decir nada. ¿Cómo puede ser que la estructura del deporte esté sujeto con pinzas y nadie haga nada?

Vuelvo a insistir otra vez: ¿Qué pasaría si todos los entrenadores se plantan y van a una huelga que paralice la actividad deportiva de formación? Los efectos sociales serían tremendos, pero hace falta además de valor para llevar a cabo esa medida de fuerza, la unión de los entrenadores que necesita de una representación real a cargo de sus asociaciones. Y para conseguir todo esto, sin duda haría falta “hacer ruido” a través de los medios de comunicación.

Por ejemplo, el programa radiofónico decano del baloncesto español, dirigido por José Manuel Puertas, es “Tirando a Fallar”. Y llegada la época estival es habitual que realice alguna emisión especial con la entrevista a una figura histórica de nuestro deporte. ¿Por qué no hacer algún monográfico para reivindicar la mejora de esta situación de los entrenadores de formación?

Si de decanos hablamos dentro de la información baloncestística, no podemos dejar de mencionar a la revista “Gigantes del Basket”. ¿Para cuándo un reportaje sobre este tema? Tal vez con el ruido que se pueda generar desde los medios ayude al debate, y, sobre todo, a que los gestores del deporte se preocupen por mejorar la situación de los entrenadores de base del deporte.

Leer más

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Protestas arbitrales (II): desconocimiento y falta de empatía

Por Jorge

Hace varias semanas ya escribí sobre las protestas arbitrales en una primera entrega en la que ponía por un lado ejemplos que mostraban poca concentración por parte de los jugadores, y por otro situaciones en las que jugadores y entrenadores daban ejemplo de ayudar a la labor arbitral, dada su complejidad, incluso reconociendo el error por protestar.

Y retomo el tema para referirme a la relación del público, poco o muy aficionado al baloncesto, da igual, con el arbitraje. Vaya por delante que el comportamiento de la mayoría es correcto, o que por lo menos muestra cierta indiferencia ante situaciones que en muchos casos son desconocidas para él.

Reglas: esas grandes desconocidas
Una vez más, me refiero al reglamento como ese complejo compendio de puntos y situaciones con una redacción que a veces no ayuda a su entendimiento… ni siquiera para los aficionados más avezados de nuestro deporte. Y es que hasta los propios protagonistas desconocen algunos de sus detalles como mostré en varias entradas anteriores.

Si algunos jugadores y entrenadores demuestran cierta ignorancia con algunas reglas, eso mismo le pasa al público, sin embargo, lejos de reconocerlo, la toman con el arbitraje protestando también sin mucho sentido.

Un ejemplo habitual de ese desconocimiento lo tenemos con el caso del campo atrás, que lleva a muchos a protestar acciones en las que un jugador del equipo atacante recupera la pelota en campo defensivo y sigue el juego, y es que a veces las situaciones de campo atrás no son tan sencillas porque se deben de dar varias circunstancias para ser pitadas.

Y ahora mismo la palma sobre las quejas del público está con la aplicación del paso 0. Una regla que no todo el mundo asimiló y que lleva a ver protestas como sucede en el siguiente vídeo donde un jugador hace, me parece a mí, una parada en 2 tiempos precedida de un paso 0 previo en el agarre de la pelota para acabar tirando. Y se puede ver a un aficionado, varias filas por encima del banquillo, gesticulando pidiendo pasos. Curiosamente, esa protesta sólo se produce después de que haya canasta y no antes:



Por supuesto, esta acción más allá de la duda que puede generar no deja de ser sólo una muestra de que todos, los aficionados también, creemos que siempre tenemos razón, y no es así, y no pasa nada si nos equivocamos, como tampoco debería pasar nada si erran los árbitros.

Hay que reconocer que el hecho de que algunas acciones estén sujetas a la interpretación arbitral y de que el juego cada vez se juegue a mayor velocidad, no facilita el enjuiciamiento de ninguno de los protagonistas del juego (jugadores, entrenadores, árbitros), como tampoco del público. Pero aquí lejos del “calla” si no estás seguro, ante la duda, quéjate y protesta, que así creemos que se puede solucionar todo.

Empatía: convivir con el error o la imperfección
Nunca dejaré de insistir en la necesaria labor didáctica que ayude a reducir protestas o por lo menos a mejorar el conocimiento del reglamento, y que está en mano de todos: árbitros, competiciones, clubes, entrenadores, jugadores…

Así por ejemplo la ACB por la parte que le toca a su competición, muchos años incluyó entre la videoteca de su canal de Youtube ejemplos de situaciones de juego que pueden llevar a confusión para ayudar a entender algunos cambios en el reglamento, o al menos qué sirva para conocer que se va a sancionar.



También hay que hacer notar una campaña que se hizo al inicio de esta temporada con un anuncio protagonizado por el estamento arbitral en el que los propios árbitros ficcionaban un comportamiento deplorable hacia otros profesionales, en este caso de la hostelería, ejemplificando las conductas que tienen que aguantar ellos en cada partido.



No estaría de más repetir una y otra vez este tipo de anuncio antes de cada partido para concienciar al público que protestar por protestar no tiene sentido, y que tratar así de mal al árbitro, lejos de dar razón la quita.

Leer más

lunes, 11 de noviembre de 2024

Protestas arbitrales (I): perder el tiempo o ayudar al arbitraje

Por Jorge

El deporte ofrece demasiadas imágenes de protestas a los árbitros. Los jugadores, el público y los entrenadores nunca se equivocan, pero los árbitros son todos muy malos a juzgar por esas imágenes, cuando la realidad es que dada la dificultad de su labor, me parece que demasiado aciertan.

Los lectores habituales del blog saben de la querencia que tengo a defender la labor arbitral, y aunque eso no quiere decir que no haya protestado alguna vez, o que me queje en ocasiones por considerar que se han equivocado, lo que tengo muy claro es que un resultado nunca depende del arbitraje.

A veces un partido de baloncesto se decide por una jugada, por una canasta, por un punto, y si por el camino hubo decisiones arbitrales cuestionables, siempre tenemos la tendencia a considerar que se perdió por culpa del arbitraje. Pero no es verdad. En el baloncesto se dan tal cantidad de decisiones, por parte de jugadores, entrenadores y árbitros, que el resultado no deja de ser una confluencia de aciertos y errores de todos ellos, y si tenemos en cuenta que el juego es de los jugadores, ellos son los máximos responsables de la victoria o la derrota.

Los árbitros no tiran a canasta, no deciden si tienen que pasar o tirar, no tienen que defender a un tirador o hacer una ayuda defensiva desde el lado contrario. Y reducir el resultado a las decisiones arbitrales es una equivocación que seguro que sirve para esconder demasiados errores propios.

No me canso de poner siempre el mismo, y sencillo, ejemplo. ¿Cuántos tiros libres falla un equipo en un partido? ¿Depende eso de los árbitros? Y podríamos poner más ejemplos.

Comer la oreja al árbitro
La ACB suele difundir, en una iniciativa muy interesante, vídeos donde se capta, gracias al uso de micrófonos, los audios de conversaciones entre jugadores o entrenadores y los árbitros durante algunos partidos, y la verdad es que es bastante sonrojante la cantidad de protestas a las que están sometidos, y sobre todo de comentarios que pretenden influir en sus decisiones arbitrales.



Un clásico es el entrenador que, como se dice vulgarmente, le “come la oreja” al árbitro con la peregrina idea de que así puede influir en su labor, como si los árbitros no se dedicaran a pitar o dejar de pitar sencillamente lo que ven o dejan de ver. Y ya el colmo de esta “iniciativa influyente” está en forzar una técnica con esa intención de cambiar la tendencia del arbitraje.

Estaría bien disponer de alguna estadística, ahora que se cuantifica todo, acerca de esa consecuencia de la técnica forzada para ver si realmente se produce algún cambio, o simplemente es poco menos que una especie de superstición sin ningún sentido, que es lo que me parece a mí. Pues uno puede entender que tales giros arbitrales se den en una liga municipal, pero en el baloncesto profesional… suena más a excepción que a una regla no escrita.

Psicología deportiva y concentración
Contrasta entre los jugadores que muchos nunca hacen falta, por clara que sea esta, a juzgar por sus protestas, hasta el punto de que algunos insisten y por sus gestos se puede deducir que su concentración dejó de estar en el juego para centrarse en una especie de rivalidad sin sentido con los árbitros que no deja de ser unn pérdida de tiempo.



El arbitraje deportivo tiene un componente subjetivo inevitable, que tiene que ver con lo que se ve y lo que se aprecia, que no siempre es igual para todos. Por cierto, aunque nos sorprenda cuando vemos las repeticiones en una retransmisión televisiva, la velocidad del juego o un simple despiste, impide que un árbitro vea una acción que parece clarísima, o simplemente puede que la interprete de manera distinta a como cree un jugador o entrenador. Y hay que aceptarlo. Es parte del juego.

Ahora bien, perder el tiempo protestando o perdiendo los papeles no parece la mejor decisión si quieres seguir jugando bien. Y es que ya lo dicen los psicólogos deportivos. Céntrate en aquello que depende de ti. Si el árbitro falla o acierta es cosa suya, el jugador sólo puede jugar, y el entrenador tiene que entrenar, pero protestar, gesticular o hacer aspavientos tiene poco sentido.



Ayudar a los árbitros
El buen deportista debe hacer gala de su deportividad, y en relación con el arbitraje, tanto jugadores como entrenadores deberían ayudar a los árbitros en lugar de complicarles todavía más su tarea.

Ejemplo de ayuda lo tenemos cuando un jugador reconoce rápidamente una falta (incluso cuando no tenga claro que lo sea), y hasta si es relativamente dura, se disculpa con el adversario para evitar cualquier tipo de altercado.



Otro ejemplo que ayuda tiene que ver con algunas declaraciones que hacen los protagonistas defendiendo su labor, como vemos en el siguiente vídeo del jugador de la NBA, Shai Gilgeous-Alexander:



Por último, en las redes sociales suelen incluirse más críticas que alabanzas hacia el trabajo arbitral, pero a veces tenemos excepciones que conviene resaltar, como en el siguiente caso protagonizado por un entrenador de Primera FEB, que después de un partido colgó el vídeo de una jugada que fue objeto de protestas y hasta técnica, y el mismo reconocía el acierto arbitral pidiendo perdón.

Leer más

lunes, 23 de septiembre de 2024

Competición en el baloncesto de formación

Por Jorge

Ya falta menos para que comiencen las competiciones en categorías de formación, y muchos equipos están jugando amistosos de tal manera que todos los fines de semana (o casi) de aquí a final de temporada estarán ocupados con partidos, porque no faltarán los torneos que ocupen los parones de los encuentros oficiales.

Con ese panorama a la vista, la primera pregunta que me hago es: ¿Son necesarios tantos partidos en edades de formación?

Multideporte
La ciencia del deporte considera, según se dice en algunos estudios, que a edades tempranas no conviene la especialización deportiva, es decir, que para el mejor desarrollo deportivo de los jóvenes lo mejor es combinar diferentes deportes, tanto individuales como colectivos. Y tiene su lógica, más allá de esos estudios.

Y es que si bien no es fácil que una niña se enganche al baloncesto tan pronto, incluso haciéndolo está bien que experimente con todo tipo de deportes, porque nunca se sabe por dónde tirará al final, y en cualquier caso, todo el rango motriz y experimental que va a recoger de diferentes deportes, siempre le vendrá bien en el futuro. Mientras que quien sólo practica un deporte a priori no tendrá una experiencia más completa. Luego a medida que avance su evolución, habrá tiempo de decantarse definitivamente por un deporte concreto.

Si practicar diferentes deportes es bueno, y a eso se le suman otras actividades extraescolares (música, baile, idiomas, pintura, etc.) más colegio o instituto, ¿de dónde sacarán los jóvenes todo el tiempo necesario? ¿Y si se tiene que competir cada fin de semana en cada uno de esos deportes? Seguro que sobre esto las madres y padres tienen una opinión bastante clara, pues al fin y al cabo son ellos quienes tienen que organizar transporte y logística familiar cada semana. Por no hablar de que ese estrés competitivo tal vez no sea la mejor opción a edades tan tempranas si se quiere evitar que los jóvenes se quemen antes de tiempo.

Competición y formación
Un debate recurrente en categorías de formación es si se puede formar y competir a la vez o son incompatibles. Afortunadamente la mayoría tenemos claro que sí es posible, aunque igualmente tengo dudas de que la mayoría lo haga bien, y lo que es seguro es que muchos pueden hacerlo mejor.

Pocos clubes tienen la mejor organización y los entrenadores más experimentados en la base, requisitos que ayudan a tener las ideas claras para no saltarse pasos imprescindibles en la formación, y es que no vale competir (ganar) de cualquier manera a esas edades, y el partido debe ser visto como otro entrenamiento más en el que poner en práctica la técnica y táctica individual que se fue entrenando durante la semana, siguiendo unas progresiones lógicas y siempre ajustándose al nivel de las niñas o niños.

Por desgracia, todavía quedan demasiados clubes y entrenadores inexpertos que ven en los más pequeños una especie de baloncesto profesional en miniatura, y se cometen algunas barbaridades que dejan atrás demasiado temprano a algunos, especializando antes de tiempo y en definitiva, poniendo por delante victorias y derrotas frente a la enseñanza de las habilidades básicas del baloncesto.

Minibasket: ¿es necesario competir a cualquier edad?
No será la primera ni probablemente la última vez que escriba que a mi juicio en minibasket no es necesaria la competición pura y dura. Al menos en la mayoría de las ocasiones. Y es que no es lo mismo la competición en clubes bien estructurados que llevan una progresión lógica y con mucha experiencia detrás, que para otros cuya creación está cogida con pinzas y para los que el éxito es poder desarrollar esta actividad deportiva sin más.

¿Puede o debe competir cada semana un equipo cuyo nivel es muy bajo? ¿Conviene competir a niñas o jóvenes que empezaron a jugar de manera tardía y sin apenas experiencia? ¿No es perjudicial recibir una paliza tras otra porque el nivel de la competición está muy lejos del nivel de habilidad de los jóvenes deportistas?

Las respuestas parecen evidentes y dado que la realidad de la mayoría de los equipos de formación (puedo estar equivocado) está más cerca del club modesto, de barrio o colegio, cuya pretensión debe ser la formación por encima de la competición, que de los que están muy bien organizados gracias a sus mayores posibilidades (léase canteras de clubes de élite), la competición no debería ser generalizada o igual para todos.

Y, además, si bien para determinados niños o niñas sí se puede adelantar ciertas exigencias, para otros el exceso de competición puede ser contraproducente. Así, para quienes se encuentren en el segundo caso, el entrenamiento y las competiciones que se generan en él (insisto, sobre todo en minibasket) ya me parecen suficientes, y todo lo más sería añadir partidos amistosos de vez en cuando (no cada fin de semana) para conocer la dinámica competitiva futura.

A todos nos gusta jugar, todos preferimos los partidos al entrenamiento, da igual la edad, pero como dijo un famoso entrenador, primero hay que ganar en el entrenamiento para poder ganar el partido. Y tenemos que empezar por hacer atractivos y completos esos entrenamientos para que los jóvenes quieran entrenar tanto como jugar. Ya habrá tiempo de jugar (muchos) partidos. No tengamos prisa.

Leer más

lunes, 2 de septiembre de 2024

Resaca olímpica (I): rotaciones y árbitros

Por Jorge
Con el inicio del curso 2024-25, aunque cada vez sea más difícil trazar una línea que separe temporadas por las apreturas del calendario y el continuo competir, vuelve BA-LON-CES-TO para ofrecer información y, sobre todo, opinión, como en este caso para repasar brevemente algunos detalles que dejó el baloncesto de los Juegos Olímpicos de París.

Y aquí se inicia esta serie con el apunte referido a las rotaciones que hicieron algunos entrenadores de sus jugadores durante la competición, y, cómo no, la siempre presente polémica arbitral.

Rotaciones más cortas
La realidad es que el debate sobre las rotaciones tuvo como punto de partida la llamativa nula participación de Jayson Tatum, uno de los referentes de Boston Celtics, vigente campeón NBA, en varios partidos. Y por lo que respecta al aficionado español, destacaron los pocos minutos de algunos jóvenes que cuando jugaron lo hicieron bien, y también la poca participación de alguna jugadora en el equipo femenino, como por ejemplo Leticia Romero, que no olvidemos que fue MVP de la Copa de la Reina.

Algunos entrenadores consideran que no es posible jugar con 12 jugadoras o jugadores un partido. Que no hay minutos para todos. Y si los mejores juegan mucho… alguien se tiene que “sacrificar”. ¿Cuántos? Depende, pero quienes defienden esta gestión no pasan de 8 ó 9 jugadores, y si juega alguien más, lo hará por unos segundos para una eventualidad concreta, o algo más si se produjo una lesión o un problema de faltas personales.

Nada hay que objetar a esa manera de dirigir un partido porque esos entrenadores tienen clara su idea, y seguro que las jugadoras o jugadores conocen su rol antes de empezar el torneo y hasta cada partido… pero, ¿qué pasa si las cosas no van bien? ¿Hay plan B? ¿C? ¿Cómo reaccionará una jugadora o jugador que pasa del ostracismo a tener que ser pieza fundamental del equipo?

El caso más paradigmático de las rotaciones lo tuvimos con la selección estadounidense y los casos de Tyrese Haliburton que sólo jugó en 3 de los 6 partidos de su equipo, Joel Embiid, Derrick White y Jrue Holiday que se quedaron sin jugar un partido, y, principalmente, el mencionado Tatum que “calentó banquillo” en dos partidos… aunque sólo estuvo por detrás de LeBron James, Stephen Curry, Devin Booker, Holiday y Kevin Durant en minutos de juego por partido (17.7). Y no olvidemos que el alero de los Celtics además de ganar el último anillo de campeón, fue elegido para formar parte del mejor quinteto de la NBA. Por cierto, White, también campeón, fue el “descarte” del seleccionador estadounidense, Steve Kerr, para la final olímpica.

En la selección femenina española hubo una situación similar con Leticia Romero, que se quedó sin jugar frente a Serbia, y luego en los cuartos de final frente a Bélgica. Pero aquí podríamos estar ante una variante de esas rotaciones limitadas de algunos entrenadores, que consideran que la tercera base no juega o está para imprevistos… si no fuera porque la ausencia de Silvia Domínguez dejó a las españolas con sólo dos bases, aunque hubiera escoltas capaces de cumplir con esa función. Lo curioso es que Romero venía de una gran temporada en su club y con el premio a la mejor jugadora de la última Copa.

A todo esto, por supuesto, cabe la posibilidad de que la base de Valencia Basket no estuviera en condiciones de jugar por algún problema físico, aunque no lo pareció en los minutos (14 en dos partidos) que pasó en pista en este torneo. Sea como fuere, Miguel Méndez, seleccionador español decidió acumular muchos minutos en unas pocas jugadoras, como por ejemplo en el partido decidido con prórroga frente a China (más de 40 minutos para Leonor Rodríguez y Megan Gustafson), y cuando el resultado final del torneo no es muy bueno todas las miradas (y reproches) van para el entrenador.

Parece claro que si un partido va bien, o va igualado, es normal que un entrenador se mantenga en “sus trece”, y si luego el resultado es adverso, no hay mucho que decir más que fue consecuente con su estilo. Sin embargo, si decides modificar el plan inicial y jugadores de banquillo juegan y lo hacen bien… ¿por qué no pueden mantenerse más tiempo sobre la pista? Y, en ese sentido, eso pudo pasarle en algunos momentos a la selección masculina dirigida por Sergio Scariolo, que contó poco con Jaime Pradilla (no jugó el primer partido) o Darío Brizuela, pero el rendimiento de ambos fue muy bueno por momentos y tal vez tendrían que haber gozado de un poco más de su confianza (en forma de más minutos) en algún partido.

Respetando el estilo de cada entrenador creo que este debe ser capaz de acoplar a sus doce jugadores en un partido, sea con el rol que sea. Y, por supuesto, el jugador tiene que saber adaptar su papel, y estar preparado para jugar 30 minutos cuando toque, o hacerlo sólo unos segundos para una determinada defensa o una jugada de ataque. ¿Es difícil para unos y otros? Sin duda, pero nadie dijo que entrenar y jugar fuera fácil.

Árbitros mejorables
Una queja que dejó entre algunos aficionados el pasado torneo olímpico tuvo a los árbitros como protagonistas. Así el reconocido analista, "Piti" Hurtado, publicaba este tuit el 27 de julio:



Desconozco cuál es el criterio exacto de selección arbitral para este campeonato pero imagino que seguirá directrices similares a las de la clasificación de los países participantes, y que consiste en que sean representados todos los continentes, y eso lleva a que en la cita olímpica sea difícil que estén los mejores árbitros si partimos de la idea de que estos, a priori, serán los que arbitran las competiciones de mayor nivel.

Y la verdad es que algún partido olímpico sacó ciertas “vergüenzas” arbitrales a relucir, pero no olvidemos que ningún resultado se decide nunca por la actuación arbitral, porque sus errores (y aciertos) son una parte más del juego, como los son los errores y aciertos de jugadores y entrenadores. Y en cualquier caso, aunque no le falte razón a “Piti” Hurtado, los árbitros Euroliga también se equivocan, y como habitual seguidor NBA, el nivel arbitral allí está por debajo del europeo en general, y tal vez no mucho más allá que el del resto del mundo.

Esperando que las asperezas FIBA-Euroliga se limen del todo y los árbitros de la segunda puedan pitar competiciones FIBA pronto, no olvidemos que eso tampoco supondrá un cambio tan sustancial en este caso si no se cambian los criterios de representatividad olímpica, que me temo que no cambiarán, y que recordemos que también afecta a las selecciones participantes, dejando fuera a jugadores y equipos notables (La Eslovenia de Luka Doncic o la Lituania de Domantas Sabonis) en beneficio de otros menos potentes.

Leer más

martes, 11 de junio de 2024

Mejorar las condiciones laborales de los entrenadores de base (II)

Por Jorge

Última entrada del curso 23-24, y toca volver a reivindicar la figura del entrenador de formación, y la necesidad de tomar medidas para mejorar sus condiciones laborales.

Hace un par de años publiqué un texto sobre este tema, y leído ahora otra vez, me temo, por desgracia, que sigue vigente porque la situación no cambió. Así que animo a volver a leerlo, reflexionar y actuar:

https://ba-lon-ces-to.blogspot.com/2022/06/mejorar-las-condiciones-laborales-de.html

Poco antes de escribir esa entrada tuve un breve diálogo con el entrenador Miguel Panadés, en la red social X (antes Twitter), cuando él reclamaba la necesidad de una mejora económica para los entrenadores de formación. Y cuando le propuse la posibilidad de una huelga, me instó a ir paso a paso… y todo sigue igual.



Y, como entonces, mantengo mi idea, y es que sólo cuando la sociedad (y los gestores políticos) se den por enterados de la importancia del trabajo de los entrenadores de base (de todos los deportes, no sólo de baloncesto), comprenderán la necesidad de mejorar sus condiciones laborales.

Al hilo de esa mejora económica, la Asociación Aragonesa de Entrenadoras/es de Baloncesto (AAEEB) inició el pasado mes de mayo una encuesta para conocer la realidad socio-económica del entrenador de formación:



Animo a participar de ella a todos los entrenadores. Y tengo muchas ganas de conocer el resultado final, aunque me extrañaría que no fuera por los derroteros que todos conocemos.

Esta petición de mejora económica sólo puede pasar por solicitar a las administraciones que permitan que clubes, colegios y demás asociaciones deportivas de base dispongan de un régimen fiscal y un sistema de ayudas especial que les permitan pagar como se merece a sus entrenadores y demás personal: no nos olvidemos del trabajo administrativo que exige el funcionamiento de estas instituciones, ni por supuesto de figuras tan importantes para la actividad deportiva como psicólogos, fisioterapeutas, preparadores físicos, etc.

Y para que la huelga no fuera sólo por una reivindicación económica, también se podría aprovechar para exigir a la administración que reconozca las titulaciones federativas para el ejercicio de la actividad de entrenador, en todos los casos en los que éstas se obtuvieron con anterioridad a los decretos que regulan las titulaciones académicas de técnico deportivo y técnico deportivo superior. Y para los casos en los que convivieron la enseñanza federativa y la reglada, que exista mediante currículum y/o examen (con diferentes convocatorias y facilidades) la opción de adquirir la titulación que permita ejercer como entrenador de formación, y así no dejar fuera a todos aquellos que fueron desarrollando esa labor.

No dudo que sea difícil sacar adelante estas peticiones, y está claro que la huelga es una medida extrema que no es fácil de aceptar, pero recientemente escuché el episodio 67 del podcast “Psych&Roll” (muy recomendable) del psicólogo Javier Hernández, donde el entrenador Antonio Cánovas se refería a la precariedad del entrenador de formación y mencionaba (sorprendentemente para mí) la huelga como una posibilidad, cuando se preguntaba (de manera similar a como escribí hace unos años): ¿qué pasaría si mañana decimos todos los entrenadores de formación que no entrenamos hasta que no tengamos un convenio colectivo? Así que si entre entrenadores “mediáticos” como él se empieza a hablar de esa opción de huelga, quién sabe si ahora con el fin de temporada y la llegada del verano se abra un buen momento para volver a reflexionar sobre esta lamentable situación del entrenador de base, y hacer algo más de fuerza para mejorar sus condiciones laborales, y luchar así por un futuro mejor para el deporte de formación.

Leer más

jueves, 23 de mayo de 2024

Futbolización del baloncesto

Por Jorge

La gente del baloncesto tendemos a mirar por encima del hombro al mundo del fútbol por lo que se refiere al comportamiento general de deportistas y aficiones. La tendencia es considerar al baloncesto como el deporte de los inteligentes, de la gente educada, y como siempre que se tiende a la generalización, hay excepciones como vamos a ver hoy con algunos ejemplos.

Peligrosas irregularidades sobre las que hay que poner el foco de vez en cuando para no creemos el ombligo del mundo en el ámbito deportivo, y poder corregirlas para evitar unos comportamientos que se hacen más habituales de lo que creemos.

Baloncesto de formación
Que se den comportamientos execrables en el baloncesto profesional no es aceptable, pero más sangrante es cuando estos se producen en el baloncesto formativo y amateur. Y es que raro es que alguien del mundo del baloncesto no conozca de primera mano alguna situación parecida a las que se van a comentar aquí.

Así, hace algunas semanas “aprendebaloncesto” (@Aprendebalonces) compartía en X el siguiente comentario vivido en un partido de formación:



También, al final del episodio número 22 de la segunda temporada del podcast “"Hoy me sale azul", programa que trata sobre la actualidad de los equipos principales del Estudiantes, Eugenio, su conductor, comenta de manera anecdótica que haciendo de delegado de campo de un partido del Estu sub-22 masculino se montó jaleo y el árbitro le pidió desalojar a la afición rival de la grada. Y al parecer, el entrenador visitante les dijo que no se marcharan, y el árbitro pidió que se llamase a la policía para echar a esa parte del público.

Quien quiera puede escuchar esa parte del podcast para comprobar que se criticó el comportamiento de esa afición y sobre todo la actitud del entrenador, pero con un tono más bien irónico, seguramente por no hacer más sangre sobre un asunto que es más serio de lo que nos creemos.

“Cosillas del deporte”
El exceso de agresividad del público no es algo nuevo, y la verdad es que es demasiado habitual, por desgracia, en muchos deportes, incluido el baloncesto. Y aquí podemos ver un ejemplo ocurrido en el último Baskonia-Breogán de Liga ACB jugado el pasado 14 de abril:



Como se dice en ese tuit, el periodista (y también antiguo entrenador de formación) Fran Fermoso, comentaba en “Overtime”, programa resumen de la jornada ACB, al ver esas imágenes, “cosillas del deporte”, seguramente por no extenderse mucho más, sabiendo que el comportamiento de esos aficionados era deplorable, más si cabe por tratarse de jóvenes que increpan a unos rivales bajo la protección del colectivo.

Y, sí, era un partido de baloncesto, y eso pasa en todas las canchas del baloncesto profesional. No son mayoría, pero raro es no ver una animadversión y agresividad (verbal y gestual) que nunca tiene sentido, pero menos si cabe en el ejemplo que vemos, en el que el jugador del equipo contrario no hace ningún comportamiento antideportivo que merezca recriminación alguna.

Por cierto, me parece notable el comportamiento de Jordan Sakho, que afea la conducta de esos jóvenes aficionados, y es que mirar para otro lado no creo que sea una solución, y de algún modo todos tenemos que contribuir a mejorar la educación deportiva.

Educación mejorable de los jugadores
Comportamiento opuesto al del anterior jugador del Breogán lo tenemos aquí, en un ejemplo vivido en Estambul en los últimos playoffs de la Euroliga:



Entendible es que un jugador con las pulsaciones altas después de ganar un partido sea incapaz de controlarse, pero también habría que hacer una labor importante por mejorar en este tipo de situaciones, pues si bien no es fácil aguantarse jugando frente a un público que a buen seguro insultó y recriminó su juego, aprovechar la victoria para comentarles algo, tampoco le engrandece ni a él ni a nuestro deporte. Y, este tipo de situaciones, me parece que también ocurren más de lo que nos creemos.

Simulación y engaños "futboleros"
En el baloncesto se habla de “flopping” para referirse a la sobreactuación de algunos jugadores al contacto con un contrincante para tratar de engañar al árbitro y lograr que pite una falta. Algo muy común en el ámbito del fútbol, donde un jugador puede “caer redondo al suelo como si le hubiesen pegado un tiro” y al rato, de manera milagrosa, salir corriendo como si no hubiese pasado nada. Actitud poco deportiva y claramente criticable… que, sin embargo, también podemos ver a veces en el baloncesto.



De un tiempo a esta parte se persiguen este tipo de acciones y se castigan con cierta severidad, pero no es el caso en el vídeo que vemos porque el jugador que simula no recibió ni siquiera aviso por “flopping” pese a realizar esa acción delante del árbitro. En cualquier caso, habría que insistir especialmente con los más jóvenes acerca de que esa no es una manera deportiva de jugar.

Hace algunos años ya escribí en el blog la opinión que tenía sobre algunos comportamientos vistos en el ámbito del fútbol profesional (que luego se reproducen en el deporte de base), y miro al futuro con cierto temor de que esas conductas sean cada vez más habituales en el baloncesto aunque no queramos verlas. La conclusión es evidente, hay que mejorar la educación general, y la deportiva en particular, especialmente entre los más jóvenes para erradicar esos malos modos, y esto depende de todos: familias, instituciones, clubes, entrenadores y todos aquellos que rodean el deporte.

Leer más

jueves, 16 de mayo de 2024

Juego en equipo (III): Juego sin balón

Por Jorge

Última entrega del repaso de algunas características básicas del juego en equipo (véase “Juego en equipo (I): Tiempo de juego” y “Juego en equipo (II): Compartir la pelota”) dedicada en este caso al juego sin balón, una de las tareas más complicadas de enseñar para cualquier entrenador de chicas/os cuando comienzan a jugar. Porque como vimos, no hay joven que cuando está aprendiendo no quiera disfrutar de la pelota en exclusiva sólo para él, sobre todo para tirar.

Y no olvidemos que cuando se está aprendiendo es lógico que no entiendan qué es respetar los espacios y ofrecer líneas de pase, algunos de los pilares del juego sin balón… junto a la defensa.

Estadística avanzada
Ahora que vivimos tiempos de desarrollo de la estadística que mide casi todo el juego, con las jugadoras/es más mayores podemos utilizar esos números como ejemplo que puede ayudarles a entender que el tiempo que tiene la pelota un jugador en un partido es pequeño.

Por ejemplo, según datos de la última temporada NBA, los jugadores que más “toques” de balón tuvieron de media en un partido fueron: Nikola Jokic (Nuggets) con 101 veces, Luka Doncic (Mavericks) con 92, y Domantas Sabonis (Kings) con 91.5. Sin embargo, el dato del tiempo que tienen la pelota en sus manos cambia: Doncic lo tiene algo más de 8 minutos (de 37,5 que juega), Jokic casi 5 minutos (de 35 en pista) y Sabonis casi 4 minutos (de 36 de juego).

Los números no mienten, éstos jugadores (y el resto) la mayor parte del tiempo que juegan lo hacen sin balón. Incluso Doncic que maneja mucho la pelota, más del 75% del tiempo que juega no la tiene en sus manos. Y ese puede ser una referencia que sirva como ejemplo para los jóvenes que están aprendiendo a jugar y ya alcanzaron cierto nivel.

Espacios y juego sin balón
Hacer entender a un equipo de minibasket o infantil que respetar los espacios y jugar en función de la pelota, es decir, de que quien tiene la pelota “manda” y no hay que estorbarle, es complicado y requiere de mucha paciencia porque será la base fundamental del juego en el futuro.

No hay más que ver un partido de un equipo de cierto nivel que está bien conjuntado para comprobar (la mayoría de las veces, porque errores los comete cualquiera) la sinfonía de movimientos sincronizados de las jugadoras/es en función de la acción del balón, y también de cómo ese juego ofensivo va respondiendo (o al menos intentándolo) a las diferentes acciones defensivas.

Como vimos el vídeo puede “educar la vista” del jugador para que se fije en el juego sin balón, en la multitud de acciones ofensivas que no tienen al balón como protagonista directo, y que son importantes para el éxito del equipo (conseguir la mejor opción de tiro).

La defensa también puede ser divertida
Cuando alguien piensa en baloncesto sólo se acuerda del ataque, de encestar, como parece normal si miramos el aro y la pelota y pensamos que el objetivo es meter más canastas que el equipo adversario. Sin embargo, de partida, es una perogrullada decir que la mitad del tiempo de juego un equipo va a estar sin balón, es decir, en defensa.

Todos los entrenadores le dan importancia a la defensa en los partidos, pero en general, a un nivel que, incongruentemente, no se ve reflejado antes en los entrenamientos, en los que predomina el interés sobre el ataque. Y seguramente eso sea así porque hacer divertida la defensa para el jugador/a es una asignatura pendiente para la mayoría de los entrenadores.

Así pues, responsabilidad del entrenador será hacer atractiva la defensa y darle importancia durante los entrenamientos para que el jugador/a entienda o por lo menos que le parezca menos aburrida y la distancia entre ataque y defensa no sea tan grande.

Conclusión final
Que todo el mundo quiera jugar el máximo de tiempo posible es lícito, pero la realidad es que hay que saber aceptar que no siempre se puede estar en pista, que hay que apoyar al compañero/a que juega en nuestro lugar, y, sobre todo, entender que el juego no se limita a los 40 minutos “oficiales”, porque en el banquillo también se juega, y además, la preparación previa, el calentamiento, el descanso o el pospartido, también forman parte del juego.

El objeto básico del baloncesto es la pelota y el juego en equipo obliga a compartirla. Así habrá que entender que no tenerla no significa que no se puedan hacer acciones de ataque que serán básicas para el buen juego del equipo, y habrá que hacer hincapié en el necesario y vital juego defensivo cuando no se tiene la pelota.

Por último, el único egoísmo aceptable en baloncesto es el de que cada jugador/a debe entrenar para que su mejora individual sirva para la mejora colectiva. Cuantas más habilidades individuales tenga una jugadora, más opciones tendrá de ayudar al éxito de su equipo, entendido como que haga su mejor juego posible.

Leer más

jueves, 11 de abril de 2024

Juego en equipo (II): Compartir la pelota

Por Jorge

Si continuamos con particularidades del juego en equipo (véase la entrada “Juego en equipo (I): Tiempo de juego”), en esta segunda parte vamos a escribir sobre la necesidad de compartir la pelota, difícil de enseñar, especialmente al principio con los más pequeños.

Todos hemos visto partidos de minibasket, cuando empiezan a competir, y todas las niñas y niños van detrás de quien tiene la pelota, pidiéndola y acercándose a ella como si no hubiese un mañana. Y cuál es la solución, principalmente, tiempo y paciencia.

El balón es mío
Al principio todos quieren la pelota, y es más, raro es que muchas niñas/os no cojan un balón en un entrenamiento y que lo tomen en exclusividad: ¡es mío! y no quieran hacer los ejercicios más que con esa pelota. Así que en este punto tendremos que empezar a hacerles entender que ningún balón es suyo, son del club o colegio, y tienen que compartirlo.

En cualquier caso, en los inicios conviene que en cada entrenamiento todas las chicas/os dispongan de pelota para “engancharles” y poder practicar más tiempo con ella: botar (y hacerse con su manejo) y tirar. Pasar ya será otro cantar.

Hace tiempo, leí en alguna parte la siguiente frase del “Doctor J”: “En la pista somos dos, la pelota y yo”. Y, aunque no sé en qué contexto dijo eso, ni que pretendía decir exactamente, a priori, para mí esa es la mejor definición de juego egoísta en el que me importo yo, y yo, y nada más que yo. Porque en la pista juegan cinco, la pelota es de todos y hay que tener en cuenta al resto de compañeros y a los adversarios.

Al principio siempre cuesta que compartan la bola. Incluso, por desgracia, ese comportamiento egoísta de pasar más bien poco, también se ve, a veces, a edades a las que ya debería haber llegado bastante conocimiento del juego en equipo. Tal vez por una formación previa deficiente o, ahora en el apogeo del vídeo corto por internet, quizás también por ese deseo que tienen muchos de ser los protagonistas de las mejores jugadas de sus partidos.

El “highlight” en beneficio del equipo
En tiempos de atención limitada, de abuso de la pantalla y de ensalzamiento del “highlight”, los entrenadores podemos utilizar el vídeo corto para demostrar con ejemplos la importancia del pase para que entiendan el valor que tiene no abusar de la pelota.

Y es que a todos nos gusta encestar, pero se pueden meter muchos puntos sin tener todo el tiempo la pelota. Y un buen ejemplo lo protagonizó en su día Klay Thompson (Warriors), capaz de anotar 43 puntos de todos los colores… con sólo 4 botes, demostrando que se puede anotar mucho tras pase aprovechando espacios y cortes.



Enseñar este tipo de vídeos puede ayudar, pero ni que decir tiene que también se pueden poner ejemplos de compartir la pelota con “highlights” de buenos pases, no necesariamente de fantasía, demostrando el necesario altruismo para jugar en equipo.



Continuara…

Leer más

sábado, 23 de marzo de 2024

Juego en equipo (I): Tiempo de juego

Por Jorge

El juego en equipo es una de las asignaturas más difíciles que tiene que enseñar un entrenador a los jóvenes jugadores, especialmente, cuando se empieza a competir. Todos quieres jugar, independientemente de sus errores, de su acierto, de sus compañeros, etc.

Hacer entender al jugador que no juega solo, que hay que respetar al compañero que entrena tanto o más que él, que jugar no sólo consiste en lo que ocurre dentro de la pista, y que el objetivo es hacer lo que haga falta en beneficio del equipo, no es tarea fácil para ningún entrenador.

Aquí van algunas ideas sacadas de grandes entrenadores que podrán ayudar a otros a hacerles entender a sus jugadoras/es la importancia de respetar el tiempo de juego por el bien del equipo.

Estrategía Aíto
El tiempo de juego no es ilimitado. Y una estrategia para reconocer esa limitación de tiempo y el necesario “sacrificio” de cada jugador por el bien del equipo, es aquella que se le atribuye al legendario entrenador Aíto García Reneses, y que se puede hacer con equipos que ya tienen cierta experiencia de juego. Consiste en entregar papel y lápiz a cada jugador durante la pretemporada (cuando se lleven ya unos cuantos entrenamientos) para que anoten los minutos que creen que merecen jugar en función de su nivel y del resto de compañeros.

En este punto conviene recordar que un partido de baloncesto FIBA son 200 minutos (40 x 5 jugadores en pista). Así pues, cuando se usa esa estratagema siempre pasa lo mismo (servidor también recurre a veces a este recurso), las cuentas no salen y siempre se superan con creces esos 200 minutos. Y el tiempo de partido es el que es, así que para que todos jugasen lo que quieren (y creen merecer), tendríamos que llamar a los gerifaltes de las competiciones para que modificasen la duración de los partidos.

La conclusión es obvia, tienen que aprender a pensar en el bien general del equipo y tratar de hacerlo lo mejor posible durante el tiempo de pista que tengan, aceptando que el tiempo que no pasan en la cancha es tiempo que juega un compañero al que tienen que animar.

Juego fuera de la pista
Y es que también hace falta convencer a la jugadora de que no sólo se juega en cancha, también se hace antes del inicio del partido, en el vestuario preparándose para lo que está por venir, en el calentamiento previo poniéndose a tono físico y mental, mientras se está en el banquillo animando a las compañeras, en el descanso atendiendo a las explicaciones de los entrenadores si las dan, y al final del partido saludando al adversario y volviendo a la calma.

Al principio los más jóvenes no entienden esas circunstancias. Si no están en pista todo lo demás no importa, así son muchas las ocasiones en las que el banquillo es un grupo de gente que está a su aire sin importarles lo que pasa en la pista, sin animar, sin escuchar lo que dice el entrenador, y en definitiva, sin estar centrados en el juego.

Un ejemplo de ese partido que también se juega en el banquillo lo explicaba otro mítico entrenador, Phil Jackson, en uno de sus libros, cuando contaba una anécdota (en su etapa como jugador) por la que su entrenador le preguntó una vez que estaba en el banquillo por cuánto tiempo quedaba y él se limitó a decir el tiempo de partido… y entonces el entrenador le recriminó que se refería al tiempo de posesión del que no tenía ni idea. Y cómo de importante era saberlo porque en caso de tener que salir a pista podía “comerse” la posesión.

Siguiendo con el juego fuera de la pista, ¿cuán importantes son las palabras de ánimo que da un jugador de banquillo a otro que está en pista y acaba de fallar? ¿Qué importante es atender al juego para ver cómo juega el equipo contrario para saber cómo defender si sales a cancha? Y, así con más y más ejemplos, que pueden determinar que el equipo juegue mejor y tenga más posibilidades de ganar.

Mejora individual, mejora colectiva
Pepe Laso, entrenador y padre de otro exitoso entrenador, Pablo Laso, dijo en una ocasión que el baloncesto era un deporte individual que se jugaba en equipo. Esto que leído así puede resultar extraño, no quiere decir más que cada jugadora debe ser responsable de su mejora individual para conseguir así mejorar a su equipo.

El punto de egoísmo del jugador de baloncesto sólo debe pasar por el entrenamiento individual que contribuya a mejorar el colectivo. Todo lo demás que haga antes, durante y después de un partido deberá encaminarse a mejorar a sus compañeros, y, por tanto, a su equipo para hacer el mejor juego posible.

Leer más

lunes, 2 de octubre de 2023

Frases de BA-LON-CES-TO (39): Phil Jackson

Por Jorge

Los partidos están a la vuelta de la esquina. Octubre es el mes de inicio de la mayoría de las competiciones de baloncesto de formación. La ilusión de jugadoras y jugadores se desborda. Esas noches previas de irse a la cama pensando en el partido del día siguiente. Levantarse temprano, aunque el partido se juegue a media mañana, con ese cosquilleo porque vas a jugar frente a otro equipo. Esas ganas de lucir tu camiseta con el número que elegiste o que te asignaron. La alegría de disfrutar de tu deporte favorito.

Los entrenadores viven la misma emoción, especialmente si son jóvenes o noveles, pero también sienten presión, en algún caso por encima de lo que debería corresponder en el baloncesto formativo, ya sea por el desconocimiento que tiene la gente de alrededor respecto de su trabajo, o por unas expectativas propias que se alejan de la realidad. El entrenador será foco de atención y tiene que prepararse lo mejor posible para saber actuar en cada momento.

La frase que trae BA-LON-CES-TO hoy tiene un poco que ver con esa imagen que parece que debe dar un entrenador, y que, a mi juicio, como dice el autor de la misma, no es necesaria:

"Si hay algún concepto erróneo sobre el entrenamiento, es que no estamos comprometidos si no gritamos a los árbitros o caminamos por la banda."Phil Jackson

La escuela más antigua de entrenamiento tenía el grito, la amenaza, y la presión, como bases de una instrucción cuasi militar. Todavía se puede ver en el baloncesto profesional, cada vez menos, afortunadamente, ese tipo de dirección por parte de algunos entrenadores. El último ejemplo lo tenemos con Šarūnas Jasikevičius, que hasta el curso pasado estuvo entrenando al Barcelona, y a quien recientemente, Álex Abrines, jugador suyo, no le dejó muy bien cuando reconoció que le gustaba más el estilo de entrenamiento que desarrolla ahora Roger Grimau.

No discuto que un equipo pueda ser dirigido con mano dura y que tenga buenos resultados, pero a la larga eso provoca un desgaste contraproducente, y lo que es más importante, es que se pueden conseguir también con un estilo más ameno y empático.

Por supuesto, tampoco tengo ninguna duda de que Jasikevičius seguro que también supo dar “cariño” a sus jugadores, y que no siempre estaba cabreado y gritándoles, sin embargo, la imagen que se veía en los partidos no era esa.

Volviendo a los partidos en el baloncesto de formación y la frase de Phil Jackson, muchas veces vemos desde fuera, que cuando un entrenador no está gritando y corrigiendo continuamente a los jugadores o jugadoras, o como dice él, no se está caminando por la banda o protestando a los árbitros, es que parece que no está haciendo bien su trabajo, especialmente cuando el marcador es adverso y/o las jugadoras/es no están haciendo su mejor baloncesto. Y no tiene porqué ser así.

Los partidos son de las jugadoras, sobre todo en la formación, y son ellas quienes tienen que aprender a tomar sus decisiones. El entrenador está para apoyar y corregir en momentos puntuales, y no necesariamente para añadir más presión y nerviosismo al juego. Y ni que decir tiene que protestar a los árbitros, muchas veces también bisoños, no es una práctica demasiado deportiva.

Todos sabemos que el baloncesto profesional y el de formación son distintos, pero también es cierto que pueden tener algunos puntos en común, y algo sabrá Jackson, entrenador más laureado de la historia de la NBA con 11 anillos de campeón, sobre la dirección de un equipo durante un partido. Así que tomen nota. Y muchas suerte a todos los entrenadores en esta nueva temporada de partidos de formación.

Leer más

sábado, 16 de septiembre de 2023

Reglamento de Baloncesto (20): Conocimiento de las reglas del juego

Por Jorge

La primera entrada del curso tenía que ver con la necesaria reflexión y adaptación que debe hacer el entrenador de formación a la hora de afrontar el entrenamiento a edades tempranas. Ahora siguiendo esa línea de la importancia de la enseñanza deportiva de los más jóvenes, planteo la siguiente pregunta:

¿Cuánto tiempo dedicamos a la enseñanza del reglamento en los entrenamientos?

Creo que no me equivoco si digo que poco o nada, y quienes lo hacen apenas si es en un porcentaje ínfimo de tiempo comparado con cualquier otro detalle técnico, táctico, físico, etc. Y tal vez convendría dedicar 5-10 minutos de cada entrenamiento a desgranar el reglamento, plantear situaciones prácticas y resolver dudas. Lógicamente en función de la edad, el nivel y la experiencia de las jugadoras/es.

No me canso de repetir que conocer bien las reglas no es fácil. El reglamento de baloncesto es complejo comparado con otros deportes, y a eso se le añade su evolución a lo largo del tiempo, de tal manera que se fueron añadiendo cambios como por ejemplo el referido al paso 0, y que obliga a su conocimiento y desarrollo. Además en baloncesto tenemos el hándicap de que existen algunos cambios de reglas de unas competiciones a otras, y eso no ayuda ni a quienes juegan ni tampoco a los aficionados.

En cualquier caso, todo lo anterior no puede ser excusa para que los entrenadores no le dediquemos cierto tiempo en cada entrenamiento para que se mejore el conocimiento que el jugador debe tener sobre las reglas del juego. Cosa que además redundará a favor nuestro, porque ni siquiera quienes llevamos décadas como aficionados, jugadores o entrenadores, estamos exentos de cometer errores, de tal manera que repasar el reglamento de manera recurrente siempre será positivo.

Conocer las reglas puede ayudar a sacar partido de ellas. A lo largo de la historia hemos tenido algunos ejemplos como la “autocanasta” diseñada por el legendario Pedro Ferrándiz o la “pillería” del no menos legendario Ricky Rubio de diferenciar el tiempo de partido del tiempo de posesión. Estas situaciones propiciaron después la modificación del reglamento.

Ejemplos de desconocimiento de las reglas



En esta acción se anota un tiro libre y el jugador que va a sacar le pasa la pelota al árbitro, cuando en realidad no es necesario que éste la toque después de un enceste. De hecho, ese “pase al árbitro” le pudo perjudicar porque al no sacar rápido su equipo estuvo más expuesto a una situación de presión defensiva.



En el vídeo anterior se puede observar como después de señalizarse un campo atrás, el jugador se dirige al medio campo con la probable intención de hacer un saque similar al de inicio de segundo, tercer y cuarto periodo de juego como de las prórrogas. Y tiene que ser el árbitro el que le advierte que tiene que sacar desde la banda en el punto más cercano a donde se produjo ese campo atrás (cuando el atacante toco la pelota en su campo defensivo).

No quiero hacer sangre sobre el protagonista de las acciones de los vídeos anteriores, porque es el mismo en los dos casos. Además no son errores graves, pero demuestran que su conocimiento del reglamento es mejorable. Y si eso le pasa a un jugador profesional… que no le pasará a una chica o chico que está aprendiendo a jugar.

A veces vemos a jugadores, entrenadores, aficionados y también narradores o comentaristas (en las retransmisiones televisivas) que protestan por determinadas acciones que lo único que hacen es demostrar su desconocimiento del reglamento. Que menos que conocer las reglas y que al menos así se pueda protestar o debatir una decisión arbitral con cierto fundamento.

Termino recordando unas palabras que escribía en una entrada anterior, hace casi cuatro años, insistiendo sobre la importancia y la necesidad de enseñar las reglas del juego:

“…si antes de empezar la temporada (o al inicio) se dedica tiempo a planificar cada detalle que se va a entrenar (bote, tiro, pase, táctica individual y colectiva, tema físico…), ¿por qué no se dedica tiempo a la enseñanza del reglamento? Sin duda entre los más jóvenes se hace necesario, porque luego durante los partidos muchos desconocen que se pita (a los entrenadores también les pasa), y se ven caras de incredulidad que en muchos casos se deben a ese desconocimiento.

Muchos equipos de jóvenes empezaron (o están a punto de hacerlo) sus competiciones, y si bien los árbitros de categorías iniciales suelen hacer una buena labor didáctica con los más pequeños durante sus partidos, no estaría de más que los entrenadores hicieran también ese trabajo antes en sus entrenamientos, enseñando esas reglas del juego.”

Leer más

lunes, 11 de septiembre de 2023

Ganas de mejorar, objetivos, adaptación y líneas rojas del entrenador

Por Jorge

Algunos dices que sólo existe un baloncesto, pero no es verdad. ¿Acaso es el mismo baloncesto el que vemos por la tele que el que se juega en el patio de un colegio? Por supuesto que se parecen, pero no son iguales. Sin embargo, todos los baloncestos tienen algo en común: jugadoras y jugadores. Ningún juego se puede jugar sin ellos. Y muchos entrenadores parece que se olvidan de eso cuando empieza la temporada.

Primera reflexión del curso sobre algunas ideas que quizás puedan ayudar a otros entrenadores de jóvenes deportistas (el baloncesto de la mayoría) a la hora de afrontar esta nueva temporada, haciendo especial hincapié en que los deportistas son la piedra angular de su trabajo.

Ganas de mejorar
Ahora que empieza un nuevo curso baloncestístico, raro es el entrenador que no llega cargado de ideas sacadas de esos partidos que pudo ver durante el descanso estival en aquel campeonato de selecciones cadetes, o de esas nuevas lecciones de estrategia vistas en la última copa del mundo. Ni que decir tiene de aquellas charlas de reputados entrenadores de élite a las que asistió, o que se pueden ver por internet, que también dejará caer por sus entrenamientos… aunque poco o nada tengan que ver con el baloncesto de su equipo.

Nada de malo hay en querer mejorar a los jugadores, pero volviendo a la pregunta inicial sobre los diferentes baloncestos: ¿Tiene que ser el baloncesto de un equipo de minibasket como el que juega una selección cadete? ¿Es el mismo baloncesto el que puede hacer un equipo cadete de un colegio que el del cadete de la cantera de un equipo profesional?

La clave para mejorar estará en saber adaptarse al nivel y las necesidades del equipo que se entrena, de sus jugadoras o jugadores. Conocer donde se está será fundamental.

Objetivos
Los clubes, colegios o entidades deportivas tienen sus objetivos antes de empezar el curso. Las madres y padres de los deportistas también. Pero los objetivos más importantes son los de los deportistas, y a veces ni sabemos ni nos preocupamos por saber cuáles son.

Muchos entrenadores piensan que los jugadores quieren mejorar tanto como ellos presuponen. Creen que todos quieren alcanzar su mejor nivel posible. Que les gustaría entrenar cuatro días en lugar de tres, y si el fin de semana no hay partido, añadir otro entrenamiento más. Y seguro que alguna jugadora esté en ese punto. Pero también habrá quien esté en el otro extremo, y si se entrena un par de días ya le llega, y si el fin de semana no hay partido, pues aprovecha para hacer otra actividad.

La casuística puede ser variada, por eso los objetivos de los entrenadores nunca se pueden elaborar sin tener en cuenta antes los de los jugadores, para luego ponerlos en común a la hora de establecer un objetivo colectivo.

Adaptación
Si una cualidad tiene que tener un entrenador es la adaptabilidad. Saber adaptarse a los deportistas que va a entrenar, sean jóvenes o no tan jóvenes, pero especialmente en edades tempranas, es fundamental. Cualquier error en ese momento, luego va a ser muy difícil de corregir, y es que la huella positiva o negativa de esos primeros años puede marcar la futura vida, al menos deportiva, de esas niñas o niños.

La mejor manera de saber los objetivos de las jugadoras o jugadores que se entrena es conociéndoles al principio de temporada. Preguntarles por qué están allí. Por qué juegan al baloncesto. Por qué se apuntaron a esa actividad.

La homogeneidad no es común en el baloncesto de base, por eso es importante que un entrenador sepa si esas chicas o chicos están allí obligados por sus madres o padres, si van porque están sus amigos o amigas, o si realmente son aficionados y existe años de experiencia previa.

También está bien saber si sus objetivos son ganar partidos o mejorar de categoría, o sólo pasárselo bien (muy importante en este punto que expliquen qué es eso porque no es lo mismo para todos) o hacer un poco de deporte (lo mismo les da hacer baloncesto que otro).

Luego más allá de esa idea general habría que conocer después objetivos más concretos, y si no los tienen ayudarles a establecerlos pero siempre dentro de ese parámetro inicial apuntado por ellos que debe ser básico.

No se puede entrenar igual a un grupo que sólo quiere hacer un poco de deporte, que a otro que quiere ganar el campeonato, como no se puede entrenar igual al que está dispuesto a entrenar las horas que haga falta para mejorar su tiro, que al que con “cumplir” le llega. Nadie dijo que entrenar fuera fácil. Por eso saber cuáles son los objetivos de jugadoras y jugadores ayudará mucho.

Líneas rojas
Por supuesto, independientemente de que los objetivos sean más o menos ambiciosos por parte de los deportistas, siempre deben cumplirse con una serie de básicos que son imprescindibles para desarrollar cualquier actividad y que para mí son: respeto, atención y esfuerzo.

Cualquier entrenador que se precie no puede dejar que se pasen por alto esos tres requisitos que debe cumplir cualquier deportista. Sin respeto por el juego, sus reglas, y sobre todo, por las personas involucradas en él, no se puede jugar. Y sin prestar atención y sin esfuerzo, por mínimos que sean, tampoco se puede jugar.

Los entrenadores debemos dejar claro al inicio de la temporada que esas deben ser las líneas rojas que nadie (él tampoco, por supuesto) se puede saltar. Sólo así se podrá conseguir cualquiera que sea el objetivo que se tenga antes de empezar la actividad.

Leer más