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lunes, 11 de noviembre de 2024

Protestas arbitrales (I): perder el tiempo o ayudar al arbitraje

Por Jorge

El deporte ofrece demasiadas imágenes de protestas a los árbitros. Los jugadores, el público y los entrenadores nunca se equivocan, pero los árbitros son todos muy malos a juzgar por esas imágenes, cuando la realidad es que dada la dificultad de su labor, me parece que demasiado aciertan.

Los lectores habituales del blog saben de la querencia que tengo a defender la labor arbitral, y aunque eso no quiere decir que no haya protestado alguna vez, o que me queje en ocasiones por considerar que se han equivocado, lo que tengo muy claro es que un resultado nunca depende del arbitraje.

A veces un partido de baloncesto se decide por una jugada, por una canasta, por un punto, y si por el camino hubo decisiones arbitrales cuestionables, siempre tenemos la tendencia a considerar que se perdió por culpa del arbitraje. Pero no es verdad. En el baloncesto se dan tal cantidad de decisiones, por parte de jugadores, entrenadores y árbitros, que el resultado no deja de ser una confluencia de aciertos y errores de todos ellos, y si tenemos en cuenta que el juego es de los jugadores, ellos son los máximos responsables de la victoria o la derrota.

Los árbitros no tiran a canasta, no deciden si tienen que pasar o tirar, no tienen que defender a un tirador o hacer una ayuda defensiva desde el lado contrario. Y reducir el resultado a las decisiones arbitrales es una equivocación que seguro que sirve para esconder demasiados errores propios.

No me canso de poner siempre el mismo, y sencillo, ejemplo. ¿Cuántos tiros libres falla un equipo en un partido? ¿Depende eso de los árbitros? Y podríamos poner más ejemplos.

Comer la oreja al árbitro
La ACB suele difundir, en una iniciativa muy interesante, vídeos donde se capta, gracias al uso de micrófonos, los audios de conversaciones entre jugadores o entrenadores y los árbitros durante algunos partidos, y la verdad es que es bastante sonrojante la cantidad de protestas a las que están sometidos, y sobre todo de comentarios que pretenden influir en sus decisiones arbitrales.



Un clásico es el entrenador que, como se dice vulgarmente, le “come la oreja” al árbitro con la peregrina idea de que así puede influir en su labor, como si los árbitros no se dedicaran a pitar o dejar de pitar sencillamente lo que ven o dejan de ver. Y ya el colmo de esta “iniciativa influyente” está en forzar una técnica con esa intención de cambiar la tendencia del arbitraje.

Estaría bien disponer de alguna estadística, ahora que se cuantifica todo, acerca de esa consecuencia de la técnica forzada para ver si realmente se produce algún cambio, o simplemente es poco menos que una especie de superstición sin ningún sentido, que es lo que me parece a mí. Pues uno puede entender que tales giros arbitrales se den en una liga municipal, pero en el baloncesto profesional… suena más a excepción que a una regla no escrita.

Psicología deportiva y concentración
Contrasta entre los jugadores que muchos nunca hacen falta, por clara que sea esta, a juzgar por sus protestas, hasta el punto de que algunos insisten y por sus gestos se puede deducir que su concentración dejó de estar en el juego para centrarse en una especie de rivalidad sin sentido con los árbitros que no deja de ser unn pérdida de tiempo.



El arbitraje deportivo tiene un componente subjetivo inevitable, que tiene que ver con lo que se ve y lo que se aprecia, que no siempre es igual para todos. Por cierto, aunque nos sorprenda cuando vemos las repeticiones en una retransmisión televisiva, la velocidad del juego o un simple despiste, impide que un árbitro vea una acción que parece clarísima, o simplemente puede que la interprete de manera distinta a como cree un jugador o entrenador. Y hay que aceptarlo. Es parte del juego.

Ahora bien, perder el tiempo protestando o perdiendo los papeles no parece la mejor decisión si quieres seguir jugando bien. Y es que ya lo dicen los psicólogos deportivos. Céntrate en aquello que depende de ti. Si el árbitro falla o acierta es cosa suya, el jugador sólo puede jugar, y el entrenador tiene que entrenar, pero protestar, gesticular o hacer aspavientos tiene poco sentido.



Ayudar a los árbitros
El buen deportista debe hacer gala de su deportividad, y en relación con el arbitraje, tanto jugadores como entrenadores deberían ayudar a los árbitros en lugar de complicarles todavía más su tarea.

Ejemplo de ayuda lo tenemos cuando un jugador reconoce rápidamente una falta (incluso cuando no tenga claro que lo sea), y hasta si es relativamente dura, se disculpa con el adversario para evitar cualquier tipo de altercado.



Otro ejemplo que ayuda tiene que ver con algunas declaraciones que hacen los protagonistas defendiendo su labor, como vemos en el siguiente vídeo del jugador de la NBA, Shai Gilgeous-Alexander:



Por último, en las redes sociales suelen incluirse más críticas que alabanzas hacia el trabajo arbitral, pero a veces tenemos excepciones que conviene resaltar, como en el siguiente caso protagonizado por un entrenador de Primera FEB, que después de un partido colgó el vídeo de una jugada que fue objeto de protestas y hasta técnica, y el mismo reconocía el acierto arbitral pidiendo perdón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Jorge

Hablar de arbitraje es no acabar nunca, y yo intento centrarme en mi (patetico) juego (si aún se puede llamar así a lo que hago con el grupo de amigos), y no en las decisiones que se van tomando mientras jugamos. Pero en todas partes cuecen habas, y lo que no trago es a los que se pitan ellos mismos sus faltas sufridas y curiosamente, mira si es rara la cosa, jamas pitan ellos una falta cometida o infracción realizada. Seguro que tienes en tu pandilla a mas de uno ;)

Jorge dijo...

Buenas Anónimo!
La verdad es que me refería más bien al baloncesto organizado (profesional y formativo), pero das en el clavo con una situación clásica del baloncesto "callejero" o "pachanguero". Y es que también he vivido en mis carnes ese tipo de arbitraje que comentas, gente a la que rozas y pita falta, y luego te pegan un meneo que destrozaría a un armatoste, y si dices algo te miran mal.
En cualquier caso, aquí tampoco conviene perder el tiempo con ese "tipo de jugador" porque siempre tiene razón ;-)
Saludos.

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