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lunes, 16 de junio de 2025

Mejorar las condiciones laborales de los entrenadores de base (III)

Por Jorge

La noticia del año este curso baloncestista es la “huida” de talento joven al baloncesto universitario estadounidense (NCAA) aprovechando que a la experiencia educativa e idiomática se suma que ahora los jugadores sí pueden cobrar contratos que difícil parangón tendrían en el baloncesto español y europeo. Supongo que el debate que este panorama abre para el baloncesto FIBA obligará a mejorar las consideraciones deportivas y económicas de los jugadores jóvenes.

Sin embargo, los responsables de la afición y crecimiento deportivo de esos jóvenes, los entrenadores de formación, siempre trabajan bajo condiciones muy precarias desde hace décadas… y nadie se rasga las vestiduras por ello. Así que una vez más como se hizo en otras ocasiones, ahora que acaba el curso para BA-LON-CES-TO, volvemos a reclamar sobre la necesidad de mejorar su situación laboral.

No me cansaré de decir que 3 de cada 4 entrenadores (y seguramente me quede corto) no realiza su labor en el baloncesto profesional (y seguro que esto pasa igual en la mayoría de deportes), pero de su trabajo depende mucho tanto la afición de los jóvenes en sus inicios deportivos, como también el posterior desarrollo que luego les llevará a la élite deportiva aunque eso ocurra sólo en contados casos. Sin olvidar de la importancia de su labor educativa creando hábitos que van a suponer mejorar la salud de nuestra sociedad, por no hablar de que esos jóvenes serán la futura base de la afición deportiva.

Hace unos días, el entrenador de balonmano, Juan Antonio García Herrero, autor de notables libros sobre entrenamiento y gestión deportiva, publicaba el siguiente tuit:


Conocedor de las circunstancias que rodean el trabajo de los entrenadores de formación, no se pueden condensar en menos palabras las exigencias que reciben estos entrenadores a cambio de muy poco.

¿Son conscientes las autoridades deportivas de esta situación? Seguro que sí. Hacen algo para mejorarla. Me temo que poco por no decir nada. ¿Cómo puede ser que la estructura del deporte esté sujeto con pinzas y nadie haga nada?

Vuelvo a insistir otra vez: ¿Qué pasaría si todos los entrenadores se plantan y van a una huelga que paralice la actividad deportiva de formación? Los efectos sociales serían tremendos, pero hace falta además de valor para llevar a cabo esa medida de fuerza, la unión de los entrenadores que necesita de una representación real a cargo de sus asociaciones. Y para conseguir todo esto, sin duda haría falta “hacer ruido” a través de los medios de comunicación.

Por ejemplo, el programa radiofónico decano del baloncesto español, dirigido por José Manuel Puertas, es “Tirando a Fallar”. Y llegada la época estival es habitual que realice alguna emisión especial con la entrevista a una figura histórica de nuestro deporte. ¿Por qué no hacer algún monográfico para reivindicar la mejora de esta situación de los entrenadores de formación?

Si de decanos hablamos dentro de la información baloncestística, no podemos dejar de mencionar a la revista “Gigantes del Basket”. ¿Para cuándo un reportaje sobre este tema? Tal vez con el ruido que se pueda generar desde los medios ayude al debate, y, sobre todo, a que los gestores del deporte se preocupen por mejorar la situación de los entrenadores de base del deporte.

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martes, 11 de junio de 2024

Mejorar las condiciones laborales de los entrenadores de base (II)

Por Jorge

Última entrada del curso 23-24, y toca volver a reivindicar la figura del entrenador de formación, y la necesidad de tomar medidas para mejorar sus condiciones laborales.

Hace un par de años publiqué un texto sobre este tema, y leído ahora otra vez, me temo, por desgracia, que sigue vigente porque la situación no cambió. Así que animo a volver a leerlo, reflexionar y actuar:

https://ba-lon-ces-to.blogspot.com/2022/06/mejorar-las-condiciones-laborales-de.html

Poco antes de escribir esa entrada tuve un breve diálogo con el entrenador Miguel Panadés, en la red social X (antes Twitter), cuando él reclamaba la necesidad de una mejora económica para los entrenadores de formación. Y cuando le propuse la posibilidad de una huelga, me instó a ir paso a paso… y todo sigue igual.



Y, como entonces, mantengo mi idea, y es que sólo cuando la sociedad (y los gestores políticos) se den por enterados de la importancia del trabajo de los entrenadores de base (de todos los deportes, no sólo de baloncesto), comprenderán la necesidad de mejorar sus condiciones laborales.

Al hilo de esa mejora económica, la Asociación Aragonesa de Entrenadoras/es de Baloncesto (AAEEB) inició el pasado mes de mayo una encuesta para conocer la realidad socio-económica del entrenador de formación:



Animo a participar de ella a todos los entrenadores. Y tengo muchas ganas de conocer el resultado final, aunque me extrañaría que no fuera por los derroteros que todos conocemos.

Esta petición de mejora económica sólo puede pasar por solicitar a las administraciones que permitan que clubes, colegios y demás asociaciones deportivas de base dispongan de un régimen fiscal y un sistema de ayudas especial que les permitan pagar como se merece a sus entrenadores y demás personal: no nos olvidemos del trabajo administrativo que exige el funcionamiento de estas instituciones, ni por supuesto de figuras tan importantes para la actividad deportiva como psicólogos, fisioterapeutas, preparadores físicos, etc.

Y para que la huelga no fuera sólo por una reivindicación económica, también se podría aprovechar para exigir a la administración que reconozca las titulaciones federativas para el ejercicio de la actividad de entrenador, en todos los casos en los que éstas se obtuvieron con anterioridad a los decretos que regulan las titulaciones académicas de técnico deportivo y técnico deportivo superior. Y para los casos en los que convivieron la enseñanza federativa y la reglada, que exista mediante currículum y/o examen (con diferentes convocatorias y facilidades) la opción de adquirir la titulación que permita ejercer como entrenador de formación, y así no dejar fuera a todos aquellos que fueron desarrollando esa labor.

No dudo que sea difícil sacar adelante estas peticiones, y está claro que la huelga es una medida extrema que no es fácil de aceptar, pero recientemente escuché el episodio 67 del podcast “Psych&Roll” (muy recomendable) del psicólogo Javier Hernández, donde el entrenador Antonio Cánovas se refería a la precariedad del entrenador de formación y mencionaba (sorprendentemente para mí) la huelga como una posibilidad, cuando se preguntaba (de manera similar a como escribí hace unos años): ¿qué pasaría si mañana decimos todos los entrenadores de formación que no entrenamos hasta que no tengamos un convenio colectivo? Así que si entre entrenadores “mediáticos” como él se empieza a hablar de esa opción de huelga, quién sabe si ahora con el fin de temporada y la llegada del verano se abra un buen momento para volver a reflexionar sobre esta lamentable situación del entrenador de base, y hacer algo más de fuerza para mejorar sus condiciones laborales, y luchar así por un futuro mejor para el deporte de formación.

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jueves, 23 de mayo de 2024

Futbolización del baloncesto

Por Jorge

La gente del baloncesto tendemos a mirar por encima del hombro al mundo del fútbol por lo que se refiere al comportamiento general de deportistas y aficiones. La tendencia es considerar al baloncesto como el deporte de los inteligentes, de la gente educada, y como siempre que se tiende a la generalización, hay excepciones como vamos a ver hoy con algunos ejemplos.

Peligrosas irregularidades sobre las que hay que poner el foco de vez en cuando para no creemos el ombligo del mundo en el ámbito deportivo, y poder corregirlas para evitar unos comportamientos que se hacen más habituales de lo que creemos.

Baloncesto de formación
Que se den comportamientos execrables en el baloncesto profesional no es aceptable, pero más sangrante es cuando estos se producen en el baloncesto formativo y amateur. Y es que raro es que alguien del mundo del baloncesto no conozca de primera mano alguna situación parecida a las que se van a comentar aquí.

Así, hace algunas semanas “aprendebaloncesto” (@Aprendebalonces) compartía en X el siguiente comentario vivido en un partido de formación:



También, al final del episodio número 22 de la segunda temporada del podcast “"Hoy me sale azul", programa que trata sobre la actualidad de los equipos principales del Estudiantes, Eugenio, su conductor, comenta de manera anecdótica que haciendo de delegado de campo de un partido del Estu sub-22 masculino se montó jaleo y el árbitro le pidió desalojar a la afición rival de la grada. Y al parecer, el entrenador visitante les dijo que no se marcharan, y el árbitro pidió que se llamase a la policía para echar a esa parte del público.

Quien quiera puede escuchar esa parte del podcast para comprobar que se criticó el comportamiento de esa afición y sobre todo la actitud del entrenador, pero con un tono más bien irónico, seguramente por no hacer más sangre sobre un asunto que es más serio de lo que nos creemos.

“Cosillas del deporte”
El exceso de agresividad del público no es algo nuevo, y la verdad es que es demasiado habitual, por desgracia, en muchos deportes, incluido el baloncesto. Y aquí podemos ver un ejemplo ocurrido en el último Baskonia-Breogán de Liga ACB jugado el pasado 14 de abril:



Como se dice en ese tuit, el periodista (y también antiguo entrenador de formación) Fran Fermoso, comentaba en “Overtime”, programa resumen de la jornada ACB, al ver esas imágenes, “cosillas del deporte”, seguramente por no extenderse mucho más, sabiendo que el comportamiento de esos aficionados era deplorable, más si cabe por tratarse de jóvenes que increpan a unos rivales bajo la protección del colectivo.

Y, sí, era un partido de baloncesto, y eso pasa en todas las canchas del baloncesto profesional. No son mayoría, pero raro es no ver una animadversión y agresividad (verbal y gestual) que nunca tiene sentido, pero menos si cabe en el ejemplo que vemos, en el que el jugador del equipo contrario no hace ningún comportamiento antideportivo que merezca recriminación alguna.

Por cierto, me parece notable el comportamiento de Jordan Sakho, que afea la conducta de esos jóvenes aficionados, y es que mirar para otro lado no creo que sea una solución, y de algún modo todos tenemos que contribuir a mejorar la educación deportiva.

Educación mejorable de los jugadores
Comportamiento opuesto al del anterior jugador del Breogán lo tenemos aquí, en un ejemplo vivido en Estambul en los últimos playoffs de la Euroliga:



Entendible es que un jugador con las pulsaciones altas después de ganar un partido sea incapaz de controlarse, pero también habría que hacer una labor importante por mejorar en este tipo de situaciones, pues si bien no es fácil aguantarse jugando frente a un público que a buen seguro insultó y recriminó su juego, aprovechar la victoria para comentarles algo, tampoco le engrandece ni a él ni a nuestro deporte. Y, este tipo de situaciones, me parece que también ocurren más de lo que nos creemos.

Simulación y engaños "futboleros"
En el baloncesto se habla de “flopping” para referirse a la sobreactuación de algunos jugadores al contacto con un contrincante para tratar de engañar al árbitro y lograr que pite una falta. Algo muy común en el ámbito del fútbol, donde un jugador puede “caer redondo al suelo como si le hubiesen pegado un tiro” y al rato, de manera milagrosa, salir corriendo como si no hubiese pasado nada. Actitud poco deportiva y claramente criticable… que, sin embargo, también podemos ver a veces en el baloncesto.



De un tiempo a esta parte se persiguen este tipo de acciones y se castigan con cierta severidad, pero no es el caso en el vídeo que vemos porque el jugador que simula no recibió ni siquiera aviso por “flopping” pese a realizar esa acción delante del árbitro. En cualquier caso, habría que insistir especialmente con los más jóvenes acerca de que esa no es una manera deportiva de jugar.

Hace algunos años ya escribí en el blog la opinión que tenía sobre algunos comportamientos vistos en el ámbito del fútbol profesional (que luego se reproducen en el deporte de base), y miro al futuro con cierto temor de que esas conductas sean cada vez más habituales en el baloncesto aunque no queramos verlas. La conclusión es evidente, hay que mejorar la educación general, y la deportiva en particular, especialmente entre los más jóvenes para erradicar esos malos modos, y esto depende de todos: familias, instituciones, clubes, entrenadores y todos aquellos que rodean el deporte.

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jueves, 16 de mayo de 2024

Juego en equipo (III): Juego sin balón

Por Jorge

Última entrega del repaso de algunas características básicas del juego en equipo (véase “Juego en equipo (I): Tiempo de juego” y “Juego en equipo (II): Compartir la pelota”) dedicada en este caso al juego sin balón, una de las tareas más complicadas de enseñar para cualquier entrenador de chicas/os cuando comienzan a jugar. Porque como vimos, no hay joven que cuando está aprendiendo no quiera disfrutar de la pelota en exclusiva sólo para él, sobre todo para tirar.

Y no olvidemos que cuando se está aprendiendo es lógico que no entiendan qué es respetar los espacios y ofrecer líneas de pase, algunos de los pilares del juego sin balón… junto a la defensa.

Estadística avanzada
Ahora que vivimos tiempos de desarrollo de la estadística que mide casi todo el juego, con las jugadoras/es más mayores podemos utilizar esos números como ejemplo que puede ayudarles a entender que el tiempo que tiene la pelota un jugador en un partido es pequeño.

Por ejemplo, según datos de la última temporada NBA, los jugadores que más “toques” de balón tuvieron de media en un partido fueron: Nikola Jokic (Nuggets) con 101 veces, Luka Doncic (Mavericks) con 92, y Domantas Sabonis (Kings) con 91.5. Sin embargo, el dato del tiempo que tienen la pelota en sus manos cambia: Doncic lo tiene algo más de 8 minutos (de 37,5 que juega), Jokic casi 5 minutos (de 35 en pista) y Sabonis casi 4 minutos (de 36 de juego).

Los números no mienten, éstos jugadores (y el resto) la mayor parte del tiempo que juegan lo hacen sin balón. Incluso Doncic que maneja mucho la pelota, más del 75% del tiempo que juega no la tiene en sus manos. Y ese puede ser una referencia que sirva como ejemplo para los jóvenes que están aprendiendo a jugar y ya alcanzaron cierto nivel.

Espacios y juego sin balón
Hacer entender a un equipo de minibasket o infantil que respetar los espacios y jugar en función de la pelota, es decir, de que quien tiene la pelota “manda” y no hay que estorbarle, es complicado y requiere de mucha paciencia porque será la base fundamental del juego en el futuro.

No hay más que ver un partido de un equipo de cierto nivel que está bien conjuntado para comprobar (la mayoría de las veces, porque errores los comete cualquiera) la sinfonía de movimientos sincronizados de las jugadoras/es en función de la acción del balón, y también de cómo ese juego ofensivo va respondiendo (o al menos intentándolo) a las diferentes acciones defensivas.

Como vimos el vídeo puede “educar la vista” del jugador para que se fije en el juego sin balón, en la multitud de acciones ofensivas que no tienen al balón como protagonista directo, y que son importantes para el éxito del equipo (conseguir la mejor opción de tiro).

La defensa también puede ser divertida
Cuando alguien piensa en baloncesto sólo se acuerda del ataque, de encestar, como parece normal si miramos el aro y la pelota y pensamos que el objetivo es meter más canastas que el equipo adversario. Sin embargo, de partida, es una perogrullada decir que la mitad del tiempo de juego un equipo va a estar sin balón, es decir, en defensa.

Todos los entrenadores le dan importancia a la defensa en los partidos, pero en general, a un nivel que, incongruentemente, no se ve reflejado antes en los entrenamientos, en los que predomina el interés sobre el ataque. Y seguramente eso sea así porque hacer divertida la defensa para el jugador/a es una asignatura pendiente para la mayoría de los entrenadores.

Así pues, responsabilidad del entrenador será hacer atractiva la defensa y darle importancia durante los entrenamientos para que el jugador/a entienda o por lo menos que le parezca menos aburrida y la distancia entre ataque y defensa no sea tan grande.

Conclusión final
Que todo el mundo quiera jugar el máximo de tiempo posible es lícito, pero la realidad es que hay que saber aceptar que no siempre se puede estar en pista, que hay que apoyar al compañero/a que juega en nuestro lugar, y, sobre todo, entender que el juego no se limita a los 40 minutos “oficiales”, porque en el banquillo también se juega, y además, la preparación previa, el calentamiento, el descanso o el pospartido, también forman parte del juego.

El objeto básico del baloncesto es la pelota y el juego en equipo obliga a compartirla. Así habrá que entender que no tenerla no significa que no se puedan hacer acciones de ataque que serán básicas para el buen juego del equipo, y habrá que hacer hincapié en el necesario y vital juego defensivo cuando no se tiene la pelota.

Por último, el único egoísmo aceptable en baloncesto es el de que cada jugador/a debe entrenar para que su mejora individual sirva para la mejora colectiva. Cuantas más habilidades individuales tenga una jugadora, más opciones tendrá de ayudar al éxito de su equipo, entendido como que haga su mejor juego posible.

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martes, 23 de abril de 2024

Libros de Baloncesto: “Triunfador” y “El baloncesto (y otras hierbas)”

Por Jorge

Con motivo de la celebración del día internacional del libro, BA-LON-CES-TO vuelve a traer unas recomendaciones de lecturas de baloncesto.

En este caso se tratan de una ficciones baloncestistas... que en buena parte no son ficticias.


- “Triunfador” – Joan Jordi Miralles, Seix Barral, 2023

Este libro cuenta las peripecias de un joven dentro de una cantera de baloncesto. Y como tiene que hacer frente a situaciones de acoso que por su crudeza uno quiere pensar que no pueden ser realidad… si no fuera porque su autor se basa, en parte, en vivencias propias durante su etapa en las categorías de formación del baloncesto.

A lo largo de la lectura aparecerán algunos nombres de personajes reales del mundo de la canasta, y la parte baloncestista de la obra está muy bien narrada. Entretenida y de fácil lectura, este libro invita a una reflexión sobre la excesiva competitividad que existe en el deporte a edades tempranas, y sobre la necesaria educación más allá del deporte.

- “El baloncesto (y otras hierbas)” – Shea Serrano, Editorial Contra, 2023

El libro es una especie de baloncesto ficción en el que tomando como punto de partida la realidad del baloncesto NBA desde los años 80 del siglo pasado, su autor se hace una serie de preguntas, algunas de los más extravagantes, tal y como se podría hacer cualquier aficionado, como por ejemplo, ¿cómo sería una primera ronda del draft con personajes de ficción?

Muy bien documentado con multitud de datos, esta obra cuenta también con el prólogo de la leyenda NBA, Reggie Miller, jugador favorito del autor, así como con muchas ilustraciones espectaculares.

Lectura amena y divertida que puede hacer las delicias de los aficionados NBA que podrán jugar a hacerse esas mismas preguntas que se hace el autor, e incluso a plantearse algunas otras.

Para quien esté interesado en otras lecturas de baloncesto, puede pasarse por aquellas que aparecen en este blog bajo la etiqueta de “Libros de Baloncesto”.

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jueves, 11 de abril de 2024

Juego en equipo (II): Compartir la pelota

Por Jorge

Si continuamos con particularidades del juego en equipo (véase la entrada “Juego en equipo (I): Tiempo de juego”), en esta segunda parte vamos a escribir sobre la necesidad de compartir la pelota, difícil de enseñar, especialmente al principio con los más pequeños.

Todos hemos visto partidos de minibasket, cuando empiezan a competir, y todas las niñas y niños van detrás de quien tiene la pelota, pidiéndola y acercándose a ella como si no hubiese un mañana. Y cuál es la solución, principalmente, tiempo y paciencia.

El balón es mío
Al principio todos quieren la pelota, y es más, raro es que muchas niñas/os no cojan un balón en un entrenamiento y que lo tomen en exclusividad: ¡es mío! y no quieran hacer los ejercicios más que con esa pelota. Así que en este punto tendremos que empezar a hacerles entender que ningún balón es suyo, son del club o colegio, y tienen que compartirlo.

En cualquier caso, en los inicios conviene que en cada entrenamiento todas las chicas/os dispongan de pelota para “engancharles” y poder practicar más tiempo con ella: botar (y hacerse con su manejo) y tirar. Pasar ya será otro cantar.

Hace tiempo, leí en alguna parte la siguiente frase del “Doctor J”: “En la pista somos dos, la pelota y yo”. Y, aunque no sé en qué contexto dijo eso, ni que pretendía decir exactamente, a priori, para mí esa es la mejor definición de juego egoísta en el que me importo yo, y yo, y nada más que yo. Porque en la pista juegan cinco, la pelota es de todos y hay que tener en cuenta al resto de compañeros y a los adversarios.

Al principio siempre cuesta que compartan la bola. Incluso, por desgracia, ese comportamiento egoísta de pasar más bien poco, también se ve, a veces, a edades a las que ya debería haber llegado bastante conocimiento del juego en equipo. Tal vez por una formación previa deficiente o, ahora en el apogeo del vídeo corto por internet, quizás también por ese deseo que tienen muchos de ser los protagonistas de las mejores jugadas de sus partidos.

El “highlight” en beneficio del equipo
En tiempos de atención limitada, de abuso de la pantalla y de ensalzamiento del “highlight”, los entrenadores podemos utilizar el vídeo corto para demostrar con ejemplos la importancia del pase para que entiendan el valor que tiene no abusar de la pelota.

Y es que a todos nos gusta encestar, pero se pueden meter muchos puntos sin tener todo el tiempo la pelota. Y un buen ejemplo lo protagonizó en su día Klay Thompson (Warriors), capaz de anotar 43 puntos de todos los colores… con sólo 4 botes, demostrando que se puede anotar mucho tras pase aprovechando espacios y cortes.



Enseñar este tipo de vídeos puede ayudar, pero ni que decir tiene que también se pueden poner ejemplos de compartir la pelota con “highlights” de buenos pases, no necesariamente de fantasía, demostrando el necesario altruismo para jugar en equipo.



Continuara…

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sábado, 23 de marzo de 2024

Juego en equipo (I): Tiempo de juego

Por Jorge

El juego en equipo es una de las asignaturas más difíciles que tiene que enseñar un entrenador a los jóvenes jugadores, especialmente, cuando se empieza a competir. Todos quieres jugar, independientemente de sus errores, de su acierto, de sus compañeros, etc.

Hacer entender al jugador que no juega solo, que hay que respetar al compañero que entrena tanto o más que él, que jugar no sólo consiste en lo que ocurre dentro de la pista, y que el objetivo es hacer lo que haga falta en beneficio del equipo, no es tarea fácil para ningún entrenador.

Aquí van algunas ideas sacadas de grandes entrenadores que podrán ayudar a otros a hacerles entender a sus jugadoras/es la importancia de respetar el tiempo de juego por el bien del equipo.

Estrategía Aíto
El tiempo de juego no es ilimitado. Y una estrategia para reconocer esa limitación de tiempo y el necesario “sacrificio” de cada jugador por el bien del equipo, es aquella que se le atribuye al legendario entrenador Aíto García Reneses, y que se puede hacer con equipos que ya tienen cierta experiencia de juego. Consiste en entregar papel y lápiz a cada jugador durante la pretemporada (cuando se lleven ya unos cuantos entrenamientos) para que anoten los minutos que creen que merecen jugar en función de su nivel y del resto de compañeros.

En este punto conviene recordar que un partido de baloncesto FIBA son 200 minutos (40 x 5 jugadores en pista). Así pues, cuando se usa esa estratagema siempre pasa lo mismo (servidor también recurre a veces a este recurso), las cuentas no salen y siempre se superan con creces esos 200 minutos. Y el tiempo de partido es el que es, así que para que todos jugasen lo que quieren (y creen merecer), tendríamos que llamar a los gerifaltes de las competiciones para que modificasen la duración de los partidos.

La conclusión es obvia, tienen que aprender a pensar en el bien general del equipo y tratar de hacerlo lo mejor posible durante el tiempo de pista que tengan, aceptando que el tiempo que no pasan en la cancha es tiempo que juega un compañero al que tienen que animar.

Juego fuera de la pista
Y es que también hace falta convencer a la jugadora de que no sólo se juega en cancha, también se hace antes del inicio del partido, en el vestuario preparándose para lo que está por venir, en el calentamiento previo poniéndose a tono físico y mental, mientras se está en el banquillo animando a las compañeras, en el descanso atendiendo a las explicaciones de los entrenadores si las dan, y al final del partido saludando al adversario y volviendo a la calma.

Al principio los más jóvenes no entienden esas circunstancias. Si no están en pista todo lo demás no importa, así son muchas las ocasiones en las que el banquillo es un grupo de gente que está a su aire sin importarles lo que pasa en la pista, sin animar, sin escuchar lo que dice el entrenador, y en definitiva, sin estar centrados en el juego.

Un ejemplo de ese partido que también se juega en el banquillo lo explicaba otro mítico entrenador, Phil Jackson, en uno de sus libros, cuando contaba una anécdota (en su etapa como jugador) por la que su entrenador le preguntó una vez que estaba en el banquillo por cuánto tiempo quedaba y él se limitó a decir el tiempo de partido… y entonces el entrenador le recriminó que se refería al tiempo de posesión del que no tenía ni idea. Y cómo de importante era saberlo porque en caso de tener que salir a pista podía “comerse” la posesión.

Siguiendo con el juego fuera de la pista, ¿cuán importantes son las palabras de ánimo que da un jugador de banquillo a otro que está en pista y acaba de fallar? ¿Qué importante es atender al juego para ver cómo juega el equipo contrario para saber cómo defender si sales a cancha? Y, así con más y más ejemplos, que pueden determinar que el equipo juegue mejor y tenga más posibilidades de ganar.

Mejora individual, mejora colectiva
Pepe Laso, entrenador y padre de otro exitoso entrenador, Pablo Laso, dijo en una ocasión que el baloncesto era un deporte individual que se jugaba en equipo. Esto que leído así puede resultar extraño, no quiere decir más que cada jugadora debe ser responsable de su mejora individual para conseguir así mejorar a su equipo.

El punto de egoísmo del jugador de baloncesto sólo debe pasar por el entrenamiento individual que contribuya a mejorar el colectivo. Todo lo demás que haga antes, durante y después de un partido deberá encaminarse a mejorar a sus compañeros, y, por tanto, a su equipo para hacer el mejor juego posible.

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jueves, 11 de enero de 2024

Baloncesto al aire libre en peligro de extinción

Por Jorge

La mañana del pasado día de Nochebuena fui a jugar un rato al baloncesto. Nada serio. No estoy para muchos trotes. Sólo tiro, eso sí, una hora de media y larga distancia, entradas y finalizaciones varias, juego de espaldas, etc. Me gusta enchufar algunos tiros.

Juego en un parque que dispone de una pista de esas que tiene porterías de fútbol con una canasta sobre el larguero, en una de esas combinaciones que siempre perjudica a quienes jugamos al baloncesto. Suelo jugar a primera hora para garantizar que no tenga futboleros por allí tocando las narices. Tampoco tengo que madrugar mucho. Algún domingo estoy por allí bien pasadas las once de la mañana, y casi nunca veo a nadie que vaya a jugar más allá del padre e hijo que juguetean un rato al fútbol, o de otros mocosos que están en los columpios que hay por allí.

Aquel día, oh, milagro, cruzó un chaval por delante de mí para ir a la otra canasta con su pelota de baloncesto. Vaya, pensé, todavía hay esperanza. Donde vivo el baloncesto no es una actividad muy ejercitada, más bien todo lo contrario, bueno, en realidad el deporte fuera de clubes, mucho menos al aire libre, es algo muy poco habitual, pero entre los jóvenes ni te cuento.

Aquel mozo tendría 14 ó 15 años, año arriba, año abajo. Se veía a la legua que no era un dechado de virtudes técnicas, pero le ponía interés, aunque sólo tiraba a canasta desde dentro de la zona, imagino que para no alejarse demasiado y así tener más opciones de encestar. Tampoco tenía mucha puntería por lo que pude ver, aunque repito, le ponía ganas… pero no durante demasiado tiempo. No llegó a veinte minutos en pista. No le dio tiempo a sudar la gota gorda, eso sí, en ese tiempo pudo parar para mirar su teléfono móvil no menos de tres veces. ¿Es este el futuro del deporte libre entre la mayoría de los jóvenes? O lo que es peor, ¿es este ya nuestro presente?

No soy optimista. No me cabe duda que tiene que haber excepciones, y que lo que veo donde vivo es sólo circunstancial, pero me temo que no es así. Si algún lector quiere ser tan amable de decidme en los comentarios lo que vive cerca de él, le leeré con agrado.

A mí me parece que vivimos tiempos de excesiva comodidad, y el deporte se convirtió para muchos en una especie de castigo, de actividad necesaria para mantener unos mínimos de salud, y no para disfrutarla como una manera de socializar, de poner a pruebas habilidades físicas, técnicas y diría que hasta mentales, al aire libre, con indiferencia de la época del año, no sólo cuando hace buen tiempo, aunque es verdad que es cuando mejor se puede hacer.

Una pena. Por mi parte no dejaré de hacer proselitismo del baloncesto al aire libre entre la chavalada que tengo la suerte de entrenar y entre todo el mundo en general. Y que mejor manera de hacerlo que con el ejemplo. Mientras pueda, no dejaré de jugar.

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lunes, 2 de octubre de 2023

Frases de BA-LON-CES-TO (39): Phil Jackson

Por Jorge

Los partidos están a la vuelta de la esquina. Octubre es el mes de inicio de la mayoría de las competiciones de baloncesto de formación. La ilusión de jugadoras y jugadores se desborda. Esas noches previas de irse a la cama pensando en el partido del día siguiente. Levantarse temprano, aunque el partido se juegue a media mañana, con ese cosquilleo porque vas a jugar frente a otro equipo. Esas ganas de lucir tu camiseta con el número que elegiste o que te asignaron. La alegría de disfrutar de tu deporte favorito.

Los entrenadores viven la misma emoción, especialmente si son jóvenes o noveles, pero también sienten presión, en algún caso por encima de lo que debería corresponder en el baloncesto formativo, ya sea por el desconocimiento que tiene la gente de alrededor respecto de su trabajo, o por unas expectativas propias que se alejan de la realidad. El entrenador será foco de atención y tiene que prepararse lo mejor posible para saber actuar en cada momento.

La frase que trae BA-LON-CES-TO hoy tiene un poco que ver con esa imagen que parece que debe dar un entrenador, y que, a mi juicio, como dice el autor de la misma, no es necesaria:

"Si hay algún concepto erróneo sobre el entrenamiento, es que no estamos comprometidos si no gritamos a los árbitros o caminamos por la banda."Phil Jackson

La escuela más antigua de entrenamiento tenía el grito, la amenaza, y la presión, como bases de una instrucción cuasi militar. Todavía se puede ver en el baloncesto profesional, cada vez menos, afortunadamente, ese tipo de dirección por parte de algunos entrenadores. El último ejemplo lo tenemos con Šarūnas Jasikevičius, que hasta el curso pasado estuvo entrenando al Barcelona, y a quien recientemente, Álex Abrines, jugador suyo, no le dejó muy bien cuando reconoció que le gustaba más el estilo de entrenamiento que desarrolla ahora Roger Grimau.

No discuto que un equipo pueda ser dirigido con mano dura y que tenga buenos resultados, pero a la larga eso provoca un desgaste contraproducente, y lo que es más importante, es que se pueden conseguir también con un estilo más ameno y empático.

Por supuesto, tampoco tengo ninguna duda de que Jasikevičius seguro que también supo dar “cariño” a sus jugadores, y que no siempre estaba cabreado y gritándoles, sin embargo, la imagen que se veía en los partidos no era esa.

Volviendo a los partidos en el baloncesto de formación y la frase de Phil Jackson, muchas veces vemos desde fuera, que cuando un entrenador no está gritando y corrigiendo continuamente a los jugadores o jugadoras, o como dice él, no se está caminando por la banda o protestando a los árbitros, es que parece que no está haciendo bien su trabajo, especialmente cuando el marcador es adverso y/o las jugadoras/es no están haciendo su mejor baloncesto. Y no tiene porqué ser así.

Los partidos son de las jugadoras, sobre todo en la formación, y son ellas quienes tienen que aprender a tomar sus decisiones. El entrenador está para apoyar y corregir en momentos puntuales, y no necesariamente para añadir más presión y nerviosismo al juego. Y ni que decir tiene que protestar a los árbitros, muchas veces también bisoños, no es una práctica demasiado deportiva.

Todos sabemos que el baloncesto profesional y el de formación son distintos, pero también es cierto que pueden tener algunos puntos en común, y algo sabrá Jackson, entrenador más laureado de la historia de la NBA con 11 anillos de campeón, sobre la dirección de un equipo durante un partido. Así que tomen nota. Y muchas suerte a todos los entrenadores en esta nueva temporada de partidos de formación.

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sábado, 16 de septiembre de 2023

Reglamento de Baloncesto (20): Conocimiento de las reglas del juego

Por Jorge

La primera entrada del curso tenía que ver con la necesaria reflexión y adaptación que debe hacer el entrenador de formación a la hora de afrontar el entrenamiento a edades tempranas. Ahora siguiendo esa línea de la importancia de la enseñanza deportiva de los más jóvenes, planteo la siguiente pregunta:

¿Cuánto tiempo dedicamos a la enseñanza del reglamento en los entrenamientos?

Creo que no me equivoco si digo que poco o nada, y quienes lo hacen apenas si es en un porcentaje ínfimo de tiempo comparado con cualquier otro detalle técnico, táctico, físico, etc. Y tal vez convendría dedicar 5-10 minutos de cada entrenamiento a desgranar el reglamento, plantear situaciones prácticas y resolver dudas. Lógicamente en función de la edad, el nivel y la experiencia de las jugadoras/es.

No me canso de repetir que conocer bien las reglas no es fácil. El reglamento de baloncesto es complejo comparado con otros deportes, y a eso se le añade su evolución a lo largo del tiempo, de tal manera que se fueron añadiendo cambios como por ejemplo el referido al paso 0, y que obliga a su conocimiento y desarrollo. Además en baloncesto tenemos el hándicap de que existen algunos cambios de reglas de unas competiciones a otras, y eso no ayuda ni a quienes juegan ni tampoco a los aficionados.

En cualquier caso, todo lo anterior no puede ser excusa para que los entrenadores no le dediquemos cierto tiempo en cada entrenamiento para que se mejore el conocimiento que el jugador debe tener sobre las reglas del juego. Cosa que además redundará a favor nuestro, porque ni siquiera quienes llevamos décadas como aficionados, jugadores o entrenadores, estamos exentos de cometer errores, de tal manera que repasar el reglamento de manera recurrente siempre será positivo.

Conocer las reglas puede ayudar a sacar partido de ellas. A lo largo de la historia hemos tenido algunos ejemplos como la “autocanasta” diseñada por el legendario Pedro Ferrándiz o la “pillería” del no menos legendario Ricky Rubio de diferenciar el tiempo de partido del tiempo de posesión. Estas situaciones propiciaron después la modificación del reglamento.

Ejemplos de desconocimiento de las reglas



En esta acción se anota un tiro libre y el jugador que va a sacar le pasa la pelota al árbitro, cuando en realidad no es necesario que éste la toque después de un enceste. De hecho, ese “pase al árbitro” le pudo perjudicar porque al no sacar rápido su equipo estuvo más expuesto a una situación de presión defensiva.



En el vídeo anterior se puede observar como después de señalizarse un campo atrás, el jugador se dirige al medio campo con la probable intención de hacer un saque similar al de inicio de segundo, tercer y cuarto periodo de juego como de las prórrogas. Y tiene que ser el árbitro el que le advierte que tiene que sacar desde la banda en el punto más cercano a donde se produjo ese campo atrás (cuando el atacante toco la pelota en su campo defensivo).

No quiero hacer sangre sobre el protagonista de las acciones de los vídeos anteriores, porque es el mismo en los dos casos. Además no son errores graves, pero demuestran que su conocimiento del reglamento es mejorable. Y si eso le pasa a un jugador profesional… que no le pasará a una chica o chico que está aprendiendo a jugar.

A veces vemos a jugadores, entrenadores, aficionados y también narradores o comentaristas (en las retransmisiones televisivas) que protestan por determinadas acciones que lo único que hacen es demostrar su desconocimiento del reglamento. Que menos que conocer las reglas y que al menos así se pueda protestar o debatir una decisión arbitral con cierto fundamento.

Termino recordando unas palabras que escribía en una entrada anterior, hace casi cuatro años, insistiendo sobre la importancia y la necesidad de enseñar las reglas del juego:

“…si antes de empezar la temporada (o al inicio) se dedica tiempo a planificar cada detalle que se va a entrenar (bote, tiro, pase, táctica individual y colectiva, tema físico…), ¿por qué no se dedica tiempo a la enseñanza del reglamento? Sin duda entre los más jóvenes se hace necesario, porque luego durante los partidos muchos desconocen que se pita (a los entrenadores también les pasa), y se ven caras de incredulidad que en muchos casos se deben a ese desconocimiento.

Muchos equipos de jóvenes empezaron (o están a punto de hacerlo) sus competiciones, y si bien los árbitros de categorías iniciales suelen hacer una buena labor didáctica con los más pequeños durante sus partidos, no estaría de más que los entrenadores hicieran también ese trabajo antes en sus entrenamientos, enseñando esas reglas del juego.”

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lunes, 11 de septiembre de 2023

Ganas de mejorar, objetivos, adaptación y líneas rojas del entrenador

Por Jorge

Algunos dices que sólo existe un baloncesto, pero no es verdad. ¿Acaso es el mismo baloncesto el que vemos por la tele que el que se juega en el patio de un colegio? Por supuesto que se parecen, pero no son iguales. Sin embargo, todos los baloncestos tienen algo en común: jugadoras y jugadores. Ningún juego se puede jugar sin ellos. Y muchos entrenadores parece que se olvidan de eso cuando empieza la temporada.

Primera reflexión del curso sobre algunas ideas que quizás puedan ayudar a otros entrenadores de jóvenes deportistas (el baloncesto de la mayoría) a la hora de afrontar esta nueva temporada, haciendo especial hincapié en que los deportistas son la piedra angular de su trabajo.

Ganas de mejorar
Ahora que empieza un nuevo curso baloncestístico, raro es el entrenador que no llega cargado de ideas sacadas de esos partidos que pudo ver durante el descanso estival en aquel campeonato de selecciones cadetes, o de esas nuevas lecciones de estrategia vistas en la última copa del mundo. Ni que decir tiene de aquellas charlas de reputados entrenadores de élite a las que asistió, o que se pueden ver por internet, que también dejará caer por sus entrenamientos… aunque poco o nada tengan que ver con el baloncesto de su equipo.

Nada de malo hay en querer mejorar a los jugadores, pero volviendo a la pregunta inicial sobre los diferentes baloncestos: ¿Tiene que ser el baloncesto de un equipo de minibasket como el que juega una selección cadete? ¿Es el mismo baloncesto el que puede hacer un equipo cadete de un colegio que el del cadete de la cantera de un equipo profesional?

La clave para mejorar estará en saber adaptarse al nivel y las necesidades del equipo que se entrena, de sus jugadoras o jugadores. Conocer donde se está será fundamental.

Objetivos
Los clubes, colegios o entidades deportivas tienen sus objetivos antes de empezar el curso. Las madres y padres de los deportistas también. Pero los objetivos más importantes son los de los deportistas, y a veces ni sabemos ni nos preocupamos por saber cuáles son.

Muchos entrenadores piensan que los jugadores quieren mejorar tanto como ellos presuponen. Creen que todos quieren alcanzar su mejor nivel posible. Que les gustaría entrenar cuatro días en lugar de tres, y si el fin de semana no hay partido, añadir otro entrenamiento más. Y seguro que alguna jugadora esté en ese punto. Pero también habrá quien esté en el otro extremo, y si se entrena un par de días ya le llega, y si el fin de semana no hay partido, pues aprovecha para hacer otra actividad.

La casuística puede ser variada, por eso los objetivos de los entrenadores nunca se pueden elaborar sin tener en cuenta antes los de los jugadores, para luego ponerlos en común a la hora de establecer un objetivo colectivo.

Adaptación
Si una cualidad tiene que tener un entrenador es la adaptabilidad. Saber adaptarse a los deportistas que va a entrenar, sean jóvenes o no tan jóvenes, pero especialmente en edades tempranas, es fundamental. Cualquier error en ese momento, luego va a ser muy difícil de corregir, y es que la huella positiva o negativa de esos primeros años puede marcar la futura vida, al menos deportiva, de esas niñas o niños.

La mejor manera de saber los objetivos de las jugadoras o jugadores que se entrena es conociéndoles al principio de temporada. Preguntarles por qué están allí. Por qué juegan al baloncesto. Por qué se apuntaron a esa actividad.

La homogeneidad no es común en el baloncesto de base, por eso es importante que un entrenador sepa si esas chicas o chicos están allí obligados por sus madres o padres, si van porque están sus amigos o amigas, o si realmente son aficionados y existe años de experiencia previa.

También está bien saber si sus objetivos son ganar partidos o mejorar de categoría, o sólo pasárselo bien (muy importante en este punto que expliquen qué es eso porque no es lo mismo para todos) o hacer un poco de deporte (lo mismo les da hacer baloncesto que otro).

Luego más allá de esa idea general habría que conocer después objetivos más concretos, y si no los tienen ayudarles a establecerlos pero siempre dentro de ese parámetro inicial apuntado por ellos que debe ser básico.

No se puede entrenar igual a un grupo que sólo quiere hacer un poco de deporte, que a otro que quiere ganar el campeonato, como no se puede entrenar igual al que está dispuesto a entrenar las horas que haga falta para mejorar su tiro, que al que con “cumplir” le llega. Nadie dijo que entrenar fuera fácil. Por eso saber cuáles son los objetivos de jugadoras y jugadores ayudará mucho.

Líneas rojas
Por supuesto, independientemente de que los objetivos sean más o menos ambiciosos por parte de los deportistas, siempre deben cumplirse con una serie de básicos que son imprescindibles para desarrollar cualquier actividad y que para mí son: respeto, atención y esfuerzo.

Cualquier entrenador que se precie no puede dejar que se pasen por alto esos tres requisitos que debe cumplir cualquier deportista. Sin respeto por el juego, sus reglas, y sobre todo, por las personas involucradas en él, no se puede jugar. Y sin prestar atención y sin esfuerzo, por mínimos que sean, tampoco se puede jugar.

Los entrenadores debemos dejar claro al inicio de la temporada que esas deben ser las líneas rojas que nadie (él tampoco, por supuesto) se puede saltar. Sólo así se podrá conseguir cualquiera que sea el objetivo que se tenga antes de empezar la actividad.

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domingo, 11 de junio de 2023

Baloncesto estival de selecciones y la lista de Scariolo BA-LON-CES-TO

Por Jorge

La temporada se está cerrando. ACB y NBA están decidiendo sus campeones. Y ahora que se acerca el verano y BA-LON-CES-TO cierra hasta el inicio del próximo curso 2023-24, es tiempo de selecciones. Y un clásico de cualquier aficionado es jugar a ser el seleccionador y debatir sobre cuáles deben ser los doce jugadores que representen al baloncesto nacional en una gran competición.

Selección Femenina
Antes de “jugar” a hacer ese equipo hay que recordar que la primera selección que saltará a la cancha será la femenina que juega el Eurobasket (15-25 de junio):

Jueves 15: Letonia-España 20h
Viernes 16: España-Montenegro 19.45h
Domingo 18: España-Grecia 19.45h



Ojalá se clasifiquen más allá de esta primera fase, porque la verdad es que por lo visto en los partidos de preparación esta selección pinta muy bien para tener opciones de luchar por las medallas. Todos los partidos se podrán ver por TVE o por su plataforma de streaming (RTVE Play).

Fechas de los torneos de las selecciones de formación
A la femenina le seguirán, por orden de participación, las selecciones formativas con sus diferentes campeonatos estivales:

U19 masculina – Mundial en Hungría (24 de junio – 2 de julio)
U18 femenina – Eurobasket en Turquía (1-9 de julio)
U20 masculina – Eurobasket en Grecia (8-16 de julio)
U19 femenina – Mundial en España (15-23 de julio)
U18 masculina – Eurobasket en Serbia (22-30 de julio)
U20 femenina – Eurobasket en Lituania (29 de julio – 6 de agosto)
U16 masculina – Eurobasket en Macedonia del Norte (5-13 de agosto)
U16 femenina – Eurobasket en Turquía (11-19 de agosto)

Seguro que TVE sigue el mundial femenino U19 que se juega en Madrid, con la retransmisión de los partidos del equipo español, pero en cualquier caso, todos los partidos de todos estos torneos se podrán ver en el canal de Youtube de la FIBA.

La lista de BA-LON-CES-TO
Y todo este verano de baloncesto de selecciones lo rematará la masculina absoluta que juega la Copa del Mundo (25 de agosto – 10 de septiembre) en Asia (Filipinas, Indonesia, Japón). A la hora de decidir los jugadores que formarán parte de esta selección se plantean varias posibilidades. Llevar a los que están en mejor forma o que tuvieron una mejor temporada con sus clubes, o a los que tienen más “nombre” y que “deben” estar sí o sí por lo que hicieron antes, o simplemente una mezcla de ambos.

En este punto, tengo que dejar claro que a mi juicio el mejor equipo no está formado necesariamente por los mejores jugadores posibles. Algo que dicho así, puede parecer sorprendente, pero la realidad es que en un equipo se dan diferentes roles, y a lo mejor un gran jugador no puede formar parte de una selección si su papel va a ser secundario por la dinámica que tiene pensado desarrollar el entrenador durante el campeonato, y que es diferente de lo que hace habitualmente en su club. Por cierto, un torneo de selecciones tampoco tiene mucho que ver con el día a día en las competiciones domésticas y continentales de club.

Hecha esa aclaración previa, también habría que recordar que actualmente España es la selección que consiguió las medallas de oro en el último Eurobasket (2022), pero además es la vigente campeona mundial después de ganar la última Copa del Mundo (2019). Y dejo constancia de esa doble condición ganadora porque para muchos seguro que habría que respetar al grupo que consiguió el último éxito y repetir el mismo plantel que ganó el pasado Eurobasket.

Sin embargo, desde BA-LON-CES-TO nos decantamos por una mezcla variopinta que a lo mejor sorprende a algunos aficionados.

Bases: Alberto Díaz (Málaga), Ricky Rubio (Cleveland Cavaliers), Lorenzo Brown (Maccabi Tel Aviv).
Escoltas: Dario Brizuela (Málaga).
Aleros: Álex Abrines (Barcelona), “Rudy” Fernández (Real Madrid), “Juancho” Hernángomez.
Ala-pívot: Joel Parra (Joventut Badalona), Usman Garbua (Houston Rockets), Santi Aldama (Memphis Grizzlies).
Pívots: Fran Guerra (Tenerife), “Willy” Hernángomez (New Orleans Pelicans).

Creo que igual que otro aficionado puede quitar algunos jugadores de esta lista y añadir otros, y seguro que seguiría siendo un buen plantel para afrontar la competición, nadie puede decir que ninguno de los apuntados aquí no lo merezcan. Va por gustos.

Desconocemos cuál será la intención de Sergio Scariolo, pero imagino que hará una concentración con más jugadores para mantener cierta tensión en la preparación, para tener a unos cuantos jugadores en dinámica de selección para futuras convocatorias como para estar prevenidos en caso de lesión.

Así, a los doce mencionados, añadiría uno o dos jugadores por puesto: Juan Núñez (Ulm) para el base, Jaime Fernández (Tenerife) como escolta, Josep Puerto (Valencia) y Joan Sastre (Tenerife) como aleros, Jaime Pradilla (Valencia) y “Tyson” Pérez (Betis) como ala-pívots, Yankuba Sima (Málaga) y Aday Mara (Zaragoza) como pívots.

Podría extenderme sobre porqué elijo a estos jugadores o porqué no están otros que, por supuesto, podrían hacerlo perfectamente, sobre todo para completar la convocatoria aunque luego no viajen a Asia para jugar el torneo, porque si bien son pocos los jugadores españoles que juegan en la ACB (y en las mejores ligas europeas), el nivel medio es muy alto. Pero lo dejo aquí y si algún comentario me “obliga”, justificaré mis elecciones.

BA-LON-CES-TO cierra la temporada 2022-23, y hasta la llegada de la próxima en septiembre, sólo queda desear que los lectores y seguidores del blog disfruten del baloncesto estival de selecciones. ¡Salud y buen baloncesto para todos!

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domingo, 23 de abril de 2023

Libros de Baloncesto: "El Baloncesto Invisible"

Por Jorge

Nueva recomendación lectora de BA-LON-CES-TO en el día internacional del libro que seguro que sabrán apreciar los buenos aficionados a la lectura y al baloncesto, especialmente quienes se vean identificados con ese “otro baloncesto” que en realidad es el baloncesto mayoritario.

- “El baloncesto invisible” - Miguel Panadés

El autor que ahora ejerce como director deportivo de un club, trabajó como periodista para la mítica revista “Gigantes del Basket”, y también formó parte de la Federación española de baloncesto.

El libro (editado en 2018) es un compendio de detalles y reflexiones sobre la enseñanza del baloncesto y de la necesaria importancia del trabajo del entrenador, no solo desde el punto de vista estrictamente deportivo, con mucho sentido común y a partir de las experiencias del autor.

Defiende el rigor en la enseñanza, incluso en etapas tempranas de la educación deportiva, para conseguir que niñas y niños puedan “jugar mejor a baloncesto con el único y exclusivo fin de que sean más felices y durante más años con nuestro deporte”, y sin que eso esté reñido con el humor y la diversión. Y es que el buen entrenamiento inicial evitará defectos técnicos que difícilmente se podrán corregir en el futuro por falta de tiempo, ganas o capacidades.

Por ir a cuestiones más concretas, según el autor, los entrenadores deberán priorizar al principio de la enseñanza deportiva el trabajo sobre aspectos físicos (equilibrio y coordinación, por ejemplo) que ayudarán al posterior desarrollo de los gestos técnicos, entre los que destacará al tiro.

También considera que el entrenador tiene que tener la mente abierta para dudar y adaptar su metodología, entendiendo que no todos los jugadores son iguales, y que lo que vale para uno no tiene porque valer para otro. Y hace hincapié en la necesaria formación continua, destacando que más importante que la puramente baloncestista, es la referida a habilidades comunicativas, psicológicas y pedagógicas, porque el conocimiento del juego está muy bien, pero tan importante o más es el de saber relacionarse con las personas (jugadores, padres, directivos, etc.). “De ahí la transcendencia de medir lo que se hace y lo que se dice y, sobre todo, cómo se hace y cómo se dice.”

Como la vida del baloncestista puede ser muy larga aunque no se llegue a la élite, aboga por fomentar una buena base física que permita esa posibilidad al jugador que “pone de su parte en el cuidado de su salud dentro y fuera de la pista.”

El adjetivo invisible que aparece en el título del libro se utiliza por contraposición al baloncesto visible, que es el que aparece en los medios de comunicación, el baloncesto profesional, y que, sin embargo, es un baloncesto minoritario en comparación con el baloncesto común que vivimos la mayoría.

Invisible aparece por primera vez en el texto cuando se refiere al entrenador, ese primer entrenador que tuvo el autor. Uno de esos entrenadores que como la mayoría, trabajan de manera anónima como profesionales, con una dedicación obsesiva por mejorar el baloncesto (y lo que no es baloncesto) de sus jugadores, sintiendo el baloncesto “desde que abren los ojos cada mañana hasta que los cierran cuando se duermen.” Y todo por una compensación económica que sólo puede complementar la que se recibe por otra profesión…

Apunto por mi parte, que si todos asumimos de la importancia de la actividad deportiva para tener una sociedad mejor, ¿por qué no se retribuye como se merecen a los responsables de ella?, ¿cuándo se dará un paso al frente para exigir esa justicia económica?, me pregunto, consciente de que vivimos en un mundo tan injusto que será difícil que lo veamos algún día.

Libro de lectura fácil y amena (apenas 150 páginas) puede gustarle a cualquier aficionado que ame el baloncesto, pero también puede ser interesante para madres y padres que decidan apuntar a sus hijos al baloncesto y que desconozcan lo que puede significar para ellos este deporte.

Especialmente creo que debería ser lectura (y relectura habitual) obligada para esos entrenadores invisibles, que tienen una gran responsabilidad a la hora de intentar que la afición y amor por nuestro deporte continúe en el futuro.

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jueves, 16 de febrero de 2023

Una opinión diferente sobre la minicopa

Por Jorge

Hoy comienza el mejor torneo de baloncesto del mundo (sí, para mí, del mundo mundial): la Copa ACB. Sin embargo, ayer ya empezó su versión infantil, la minicopa, con la participación de ocho equipos de canteranos de clubes ACB como Barcelona, Real Madrid y Joventut.

La primera edición se celebró en 2004 en Sevilla, y desde entonces fue creciendo el seguimiento mediático del torneo fruto de la expectación que genera porque en su momento participaron jóvenes que al final llegaron a la élite. Ojo, la minoría, pues son más los que se quedan por el “camino”.

Ese crecimiento mediático no me gusta. ¿Es necesario conocer los nombres de los jóvenes que conforman las plantillas de los equipos participantes? ¿Deben tener el “privilegio” de perder días de clases a esas edades para asistir a este torneo (para qué tantos partidos)?

El lector puede intuir cuál es mi respuesta a esas preguntas. Chavales en edad infantil deben disfrutar del juego, y hacerlo en condiciones similares a las del baloncesto profesional seguro que es una experiencia fabulosa, pero siempre que se haga con cuidado y lejos del foco mediático que puede hacerles daño si pierden el norte, es decir, si se consideran por encima del resto de chavales de su edad por estar disputando un campeonato como este, cuando sus objetivos no deben ir más allá de estudiar y mejorar su baloncesto como jóvenes aficionados.

No me cabe duda de que los clubes participantes y las familias hacen un gran trabajo en la dirección adecuada, pero aún así es llamativo el crecimiento del “circo” que se monta alrededor, y más allá de ver personajes del baloncesto en las gradas de sus partidos como jugadores, exjugadores, entrenadores y periodistas, seguro que también habrá agentes deportivos (y hasta ojeadores NBA que vengan a ver la Copa de los “mayores”). Y eso seguro que no es fácil de asimilar. Y, no me canso de insistir, no olvidemos las edades de estos jóvenes, a quienes no les hace bien un exceso de presión que pueda hacer que no disfruten del juego, que es lo más importante.

Dicho todo lo anterior, alguien puede pensar que estoy en contra de este torneo (y otros similares), y no es cierto, del todo. Simplemente hay que tener claro qué es lo importante, y lo demás son tonterías. Así se podría hacer una balanza con los bueno y con lo malo de una campeonato así.

Malo:
La personalización demasiado temprana sobre chavales tan jóvenes (¿es necesario destacar jugadores públicamente con el premio MVP? No digamos ya del uso de las estadísticas). Si no fuera imposible acabar con los galardones, tal vez sería mejor un premio al jugador más solidario por esfuerzo y deportividad, o al mejor estudiante por alguna actividad educativa paralela al torneo.

Presión innecesaria por el seguimiento mediático que se hace, que mal llevado, puede ser una losa para unos jóvenes deportistas que no deberían cargar en su mochila con piedras que ya tendrán tiempo de llevar encima en el futuro.
br /> La mayoría de los entrenadores conocen cuál es su función a estas edades, pero siempre se observan casos de algunos que pregonan la necesaria formación deportiva de los jóvenes, pero luego durante los partidos sólo juegan los “buenos” o utilizan tácticas que tal vez no sean las más apropiadas a estas edades, hasta el punto de que a veces se observan demasiadas similitudes entre el baloncesto que desarrollan y el de los equipos profesionales, algo que me parece un sinsentido. No sé quien dijo una vez, que quienes pronto juegan como profesionales en el futuro jugarán como niños, y viceversa. Es decir, a veces se echa en falta más cancha abierta, más riesgo defensivo, más juego de uno contra uno arriesgando y lejos de limitaciones tácticas.

Parecido a lo anterior es el caso de las madres/padres, que la mayoría entienden en qué consiste este torneo, pero luego llegan los partidos y se escuchan abucheos a chavales o protestas a los árbitros por parte de minorías que hacen mucho ruido y mucho daño alejándose del espíritu deportivo que debe imperar en un campeonato así.

Por supuesto, esa pérdida de espíritu por la búsqueda de la victoria a toda costa quizás se deba a rivalidades de procedencia “profesional” que quizás se podría evitar si el torneo en lugar de disputarlo equipos canteranos de clubes ACB, lo hicieran clubes o colegios de barrio, modestos y en clara fase de aprendizaje, donde lo importante está más lejos de ganar, y para quienes este escenario si sería un verdadero premio.

Bueno:
Jugar contra, a priori, grandes jugadores de su edad en un gran marco deportivo siempre es un aliciente, y me imagino los nervios y las ganas de estos jóvenes, para quienes la experiencia puede ser enriquecedora.

Disfrutar como aficionados del sano ambiente de la Copa ACB, que además en este caso se celebra en una de las cunas del baloncesto español, Badalona, que respira este deporte por todos sus poros todos los días del año. Ganar o afianzar aficionados siempre es positivo.

Las posibilidades tecnológicas permiten que otros muchos chavales puedan ver cómo juegan otros chicos de su edad. Y eso también puede ayudar a los entrenadores para servirse de la técnica y táctica individual que se vea durante el torneo para utilizar el vídeo con ánimo de enseñar y motivar a sus jóvenes jugadores. Pues a veces muchos piensan que la técnica de los superestrellas mundiales es muy difícil de hacer, y en estos partidos seguro que se pueden ver gestos de mucha calidad que podrían servir de ejemplo para todos esos jóvenes que juegan a lo largo y ancho del país.

Minicopa sí, pero no de cualquier manera. Vista como una oportunidad de afianzar la afición por el baloncesto a esas edades está bien, más allá de eso, me parece excesiva la atención mediática que reciben tan pronto, y más en tiempos de redes sociales donde todo se magnifica, para bien y para mal… Eso sí, quiero destacar para bien la viralización del caso de un joven deportista que pese a ser diabético demostró en la fase previa de este torneo que se puede hacer deporte, y ese puede ser un ejemplo para otros chavales que se encuentren en una situación similar.

No será fácil, pero animo a todo el mundo a ver algunos partidos a través del canal de youtube de la ACB para disfrutar del juego con ojos de aficionado, centrados en el presente y lejos de pensar en un futuro difícil de adivinar y que no sabemos qué deparará. En definitiva, intentar mirar estos partidos como miraríamos los que se juegan en la cancha del parque de cualquier barrio, por pura diversión.

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lunes, 16 de enero de 2023

Educar la vista del aficionado joven

Por Jorge

La última encuesta de BA-LON-CES-TO dejaba claro que se ve bastante baloncesto, en general, entre los aficionados, no tanto entre los jóvenes según experiencia propia. Más allá convendría saber que entiende ese aficionado o joven por ver un partido de baloncesto.

En este punto habría que distinguir entre mirar o ver un partido. Que podría parecer que son sinónimos pero no lo son. Así, se puede decir que vemos todo lo que miramos pero no miramos todo lo que vemos, pues basta tener los ojos abiertos para ver, pero para mirar necesitamos cierta voluntad, es decir, habría que prestar atención, fijar el foco en un punto determinado. De ahí que atender y observar sí sean sinónimos de mirar.

Cuántas veces vamos por la calle nos cruzamos con alguien a quien vemos pero no miramos, porque estamos con la cabeza a “nuestras cosas”, y esa persona nos tiene que llamar la atención para que nos fijemos en ella y entonces sí, poder saludarla o entablar una conversación.

Todo este preámbulo sirve para decir que, muchas veces, todos vemos partidos que no miramos porque estamos atendiendo a otras cosas. Ya comenté en otra ocasión que la multitarea mata la atención y el disfrute de todo cuanto se hace, y en el caso del baloncesto, hace que veamos más que miremos baloncesto. A veces, a mí también me pasa.

Que el aficionado veterano atienda a dos o tres partidos, con el uso de varias pantallas a la vez para querer seguir la actualidad baloncestista, es lo que tiene el acceso a casi todos los partidos que se juegan ahora, vaya que vaya y allá con él, pero que algo parecido ocurra con los más jóvenes, ya no es tan aceptable.

La razón no es otra que el joven aficionado, especialmente el que juega, el que está en una etapa de formación, debe mirar con los ojos del que está aprendiendo, es decir, que debe fijar su atención en aquellos detalles que luego le puedan ser útiles para su mejora. Y en este punto es donde debe intervenir los entrenadores. ¿Cómo? Sencillo, “guiándole” sobre los aspectos del juego en los que más le conviene prestar atención.

Como vine diciendo en algún artículo anterior, me parece que cada vez los jóvenes ven menos baloncesto, y no digamos partidos, pero casi tan malo como eso es que se fijen en detalles que están lejos de su alcance. Lógicamente, es normal que miren los mates alucinantes que nos dejan los “highlights” de cada jornada de la NBA o de la ACB, todos los vemos, pero más allá de eso deberían prestar atención en los gestos técnicos, la manera de botar, pasar o los juegos de pies en la finalizaciones al aro, aspectos estos que sí están a su alcance y en los que deben mejorar.

Evidente es que no se puede poner un partido completo en un entrenamiento porque para eso se necesita unos niveles de atención a los que no llegan ni los jóvenes ni nadie, y menos cuando lo que se quiere en un entreno es jugar, pero sí se pueden seleccionar cortes de técnica y táctica individual sobre los que trabajar y que se pueden mostrar gracias a una tableta, e insistir una y otra vez sobre su importancia, y así quién sabe, tal vez los jóvenes jugadores aprendan a mirar los partidos de otra manera.

Pero para educar la vista del joven aficionado tampoco es necesario con el uso de un dispositivo móvil si no se quiere, basta con exigirle la debida atención en los gestos y movimientos de un compañero durante un entrenamiento para que explique qué ve. Así entenderemos como miran y si requieren mejora también en este apartado.

Muchas veces, la mayoría, por no decir todos, sólo tienen ojos para la canasta, para ver si las acciones terminan o no en un enceste. Una muestra de esto con la que me topo un día sí y otro también es cuando pido, por ejemplo, que se fijen en la buena mecánica de tiro de un compañero, y miren sólo sus brazos y su manos, para que miren su gesto de tiro… y al final todos giran su mirada inmediatamente hacía el aro para ver si entra o falla el tiro, perdiendo el foco de lo que realmente es importante.

Parece que si no acaba en canasta todo lo demás da igual, y así tenemos que corregir una y otra vez que lo importante es cómo se hacen las cosas, y no como acaban, porque a veces acaban bien (cuando un compañero va a la “guerra” contra tres defensores y acaba anotando un “churro” y todos aplauden en el banquillo) pero no está bien hecho, y otras se hace bien (aquel que teniendo camino abierto al aro marca muy bien los pasos de su finalización… pero falla) aunque no acabe en canasta.

Nunca es tarde para educar la vista del aficionado (más si es un joven que está aprendiendo) a la hora de ver baloncesto para que aprendan qué es importante, cómo conviene hacer los gestos de su deporte, y cuáles son las mejores decisiones a tomar en el juego.

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miércoles, 11 de enero de 2023

Encuestas de BA-LON-CES-TO (6): Cuánto baloncesto ve el aficionado

Por Jorge

Quien quiera ver baloncesto hoy en día lo tiene fácil. Internet acerca competiciones de todo tipo, profesionales principalmente, pero también amateur. Y no sólo pagando alguna de las plataformas de streaming que existen, así basta con acudir a Youtube y algunos canales televisivos para ver unos cuantos partidos por semana.

Con esa idea en mente, hace varias semanas formulé una encuesta en twitter. El resultado fue este:



Lógicamente no soy un “influencer” para llegar a multitud de posibles votantes, y tampoco di la brasa mencionando cuentas que quizá habrían permitido llegar a más gente. En cualquier caso, aunque la muestra el baja el resultado no se aleja de lo que pienso que es situación habitual entre los aficionados, es decir, que lo habitual es ver en torno a un máximo de cinco partidos a la semana, cosa que no está mal si tenemos en cuenta la amplia oferta a disposición del seguidor del baloncesto.

Más tarde lancé otra encuesta para hacerme una idea de cuál es el seguimiento baloncestístico de los jóvenes. En ella preguntaba a madres/padres con hijos/as que juegan al baloncesto si veían partidos a tutiplén de todas las competiciones, sólo resúmenes y “highlights” en las redes sociales, algún partido de vez en cuando pero sobre todo “highlights”, o simplemente nada.

En ese segundo caso mi “éxito” de público fue menor todavía, así que no merece la pena que ponga aquí el resultado. Tan sólo diré que mi impresión particular por la experiencia que tengo a la hora de preguntar a la “chavalada” que tuve y tengo la suerte de entrenar, con el paso del tiempo, cada vez ven menos partidos, y todo queda en manos de las redes y sus “highlights”.

La encuesta unida a la idea que tengo del visionado de baloncesto tanto por los aficionados más veteranos como sobre todo por los más jóvenes, me lleva a pensar una breve reflexión acerca de la necesidad de educar la vista que compartiré con vosotros la próxima semana en la siguiente entrega del blog.

Hasta entonces, ¿qué opináis? ¿Se ve más partidos de baloncesto que antes? ¿Los jóvenes ven partidos o se limitan a los resúmenes?

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jueves, 16 de junio de 2022

Mejorar las condiciones laborales de los entrenadores de base

Por Jorge

A veces, a lo largo de una temporada, son recurrentes las reivindicaciones y los lamentos de los entrenadores de formación por sus pobres condiciones laborales. Especialmente las económicas, pero también porque no se tiene muy buena consideración acerca de su responsabilidad en la formación de los jóvenes y no tan jóvenes.

Hace unas pocas semanas volvió a pasar a través de las redes sociales, y ahora que acaba la temporada, en esta última entrada de BA-LON-CES-TO hasta septiembre, puede ser buen momento para volver a poner el tema encima de la mesa y tenerlo muy en cuenta para el próximo curso deportivo.

Importancia de la actividad deportiva
Los peores momentos de la pandemia del COVID evidenciaron la importante labor del personal sanitario. El trabajo de toda la gente vinculada con la producción, distribución y venta de productos de primera necesidad, principalmente relacionados con la alimentación, así como del sector de la limpieza, se consideró esencial.

Ahora que aquellos tiempos parecen lejanos, pero que no lo son tanto porque todavía enferma y mueren demasiadas personas, no sé si se mejoraron las condiciones laborales de toda esa gente, me temo que no, y la verdad es que si a alguien nos interesa tener “contentos” en su trabajo es a la gente que nos da de comer, y a quienes nos cuidan cuando estamos enfermos.

Con esta pequeña introducción no pretendo comparar el deporte de base con los sectores mencionados, pero lo cierto es que en los peores momentos de la pandemia, durante el confinamiento, también se demostró la importancia del deporte. Muchos clubes mediante diferentes actividades a distancia gracias a la tecnología, pudieron animar a todos esos jóvenes que se quedaban en casa a seguir entrenando, con limitaciones pero entrenando al fin y al cabo, y en general, mucha gente trataba de mantenerse en forma siguiendo alguna rutina deportiva por “streaming”. Ni que decir tiene que luego en cuanto hubo la posibilidad de salir a hacer deporte, salieron deportistas hasta de debajo de las piedras.

Hace tiempo que la actividad física de los niños y jóvenes dejó de estar presente en la sociedad como lo estuvo en el siglo pasado. Antes se hacía la vida en la calle, se estaba jugando en el parque o se iba a pistas deportivas públicas a jugar, al fútbol principalmente, pero también se jugaba a lo que fuera: escondite, juegos de correr como el pilla-pilla, con raquetas, o simplemente haciendo el ganso con columpios o sin ellos, y montando en bicicleta de aquí para allá.

La consecuencia de ese cambio social es que los índices de obesidad no dejan de crecer, y ahora que cuesta ver a la chavalería jugando en la calle, esto se paga con carencias motrices en las clases de gimnasia o en las actividades deportivas extraescolares que son los únicos lugares donde hacen deporte. ¿No tendrá importancia entonces el trabajo de los entrenadores de base?

El trabajo de un entrenador
Me parece que no es mucha la gente que tiene una noción clara de cuál es el trabajo de un entrenador, y no estaría mal que se hiciera algún tipo de campaña informativa para dar valor a nuestra labor.

Es lamentable que cuando te preguntan a qué te dedicas y respondes que eres entrenador de formación en clubes de base o en colegios, luego te digan, “ya, ya, pero a qué te dedicas”, como si fuese una tarea sin importancia que puede realizar cualquiera, y que por tanto carece de consideración. Y lo peor es que esa pobre impresión muchas veces procede de los propios gestores del deporte de base.

Un entrenador tiene que planificar la temporada al inicio de curso, y establecer unos objetivos individuales y grupales. Ese plan tiene que ser flexible porque según evolucione la temporada y se vaya haciendo evaluación continua de la misma habrá que hacer adaptaciones, correcciones y cambios. Y este trabajo se realiza fuera de las horas que se pasan en la pista, porque mucha gente se piensa que sólo se trabaja en el campo, cuando la realidad es que se trabaja más fuera que dentro.

Otro ejemplo de ese trabajo fuera del horario del entrenamiento es la elaboración de las sesiones de entrenamiento que luego se harán en la cancha. Los entrenos no vienen caídos del cielo, y si se hace un buen trabajo estarán redactados y con multitud de detalles, porque el entrenador no hace sólo un entrenamiento para cada día, sino que previendo posibles contratiempos (ausencias, molestias o lesiones durante la práctica, cambios de ejercicios, etc.) tiene que tener tres o cuatro planes. Porque la improvisación te puede salvar un día, pero si no se lleva todo bien preparado, al final la enseñanza no será correcta.

Luego, después del entrenamiento, hay que evaluarlo, tomar nota y ver si se cumplieron los objetivos, tener en cuenta lo sucedido para el siguiente entrenamiento, y enmarcarlo todo dentro de la planificación inicial.

También, fuera del horario de pista se encuentran las conversaciones con los gestores del club, con los jóvenes deportistas, y con las madres o padres que hacen alguna consulta, todo ello para favorecer la tan necesaria comunicación.

Si además se hace algún tipo de “scouting” propio y ajeno, hay que ver partidos y hacer algún tipo de corte de vídeo para favorecer la enseñanza técnica y táctica de los jóvenes deportistas. Por no hablar de conversaciones con otros entrenadores del club o ajenos para seguir aprendiendo y mejorar.

Sirva este breve repaso para demostrar que el entrenador hace mucho más que pasar dos o tres horas por semana en una pista de baloncesto más el partido del fin de semana. Por cierto, partido que puede ser en horario y día cambiante, que cuando se juega fuera de casa implica un desplazamiento, es decir, que puedes pasar un domingo completo de “excursión”, cosa que no le pasa a la mayoría de los trabajadores. Y digo yo que no se puede remunerar igual trabajar un jueves que un festivo.

¿Qué necesitan los entrenadores de base?
Muchos entrenadores no tienen contrato, y cobran muy por debajo de lo que deberían. Eso sí, luego la responsabilidad y la exigencia que recae sobre sus espaldas no disminuye, más bien al contrario. Y todo el mundo quiere tener al mejor entrenador posible aunque se le pague como si cualquiera valiese para ese puesto. Y es lamentable que ahora se siga cobrando en muchos casos lo mismo que hace lustros por no decir décadas.

Hace mucho tiempo, el siglo pasado otra vez, es verdad que cualquiera podía entrenar, de hecho a poco que se supiera algo de baloncesto ya valía para ponerse manos a la obra. Afortunadamente eso cambio, y ahora se necesita una titulación para poder entrenar, y así garantizar una formación mínima que posibilite la enseñanza deportiva adecuada.

La titulación no es barata, y tampoco estaría de más que mejorase su regulación. Hace varios años el gobierno trató de ordenar la titulación de técnico deportivo, pero eso chocó con las titulaciones federativas que regían previamente. Así habría que respetar a aquellos que obtuvieron sus títulos federativos, independientemente de que luego quien quiera pueda ampliar su formación haciendo los cursos para la nueva titulación académica. Y es que llama la atención que se pueda hacer de menos a las titulaciones que proceden de las federaciones, pues quienes sino estarán más preparados para desarrollar los conocimientos necesarios de un deporte que sus propias federaciones.

El caso es que si este problema de titulaciones no se soluciona es porque el sector privado y las federaciones quieren mantener su negocio y obligar a los entrenadores a seguir haciendo cursos que reporten más dinero para sus cuentas, y, sin embargo, me parece que eso no repercute luego en mejoras laborales para los entrenadores.

Dinero para mejorar el salario de los entrenadores
Todos sabemos que las estructuras del deporte base hacen aguas por todas partes. A todo el mundo se le llena la boca con los grandes éxitos del deporte profesional, pero si sólo se hacen fuertes inversiones en la élite, al final se irá todo a pique al carecer de fuertes cimientos en la base.

Hay que dar importancia al deporte base para la sociedad con la inversión y gestión adecuada, porque el deporte profesional no sólo vive de deportistas que alcanzan la elite, también lo hace de los deportistas aficionados que luego llenarán los estadios, que serán futuros árbitros, entrenadores, gestores, y madres y padres de otros deportistas.

Y así llegamos al punto crítico del salario de los entrenadores. Y me parece que para mejorar esa compensación económica hay que recurrir a dos vías. Una regulación de mecenazgo o patrocinio que permita más inversión privada en el deporte de base, y en muchos casos también subir las cuotas que deben abonar los jóvenes deportistas.

Me parece que sobre el primer punto estará de acuerdo la mayoría, pero el segundo levanta ciertas suspicacias, y es que algunos dudan de que las familias puedan hacer frente a ese incremento de pagos en clubes y colegios, cosa que no dudo en algunos casos, pero no en la mayoría.

Al referirnos a las cuotas hay que acudir a la comparación. Cuando una familia decide que sus hijos tienen que mejorar su inglés (chino o el idioma que sea) o aprender a tocar un instrumento musical o hacer otra actividad artística, no parece que el dinero sea un problema aunque luego los resultados tal vez no sean demasiado satisfactorios. ¿Por qué no se paga del mismo modo la cuota de un equipo deportivo? ¿Acaso tiene menos valor la actividad deportiva?

Igual que muchas personas desconocen el trabajo que hace un entrenador, también ignoran que su tarea no consiste sólo en enseñar las habilidades propias del deporte, en este caso el baloncesto. El trabajo en equipo, el respeto por el reglamento, los compañeros y los contrarios, la perseverancia y el autocontrol ante la adversidad, el dar valor al esfuerzo por encima del resultado, saber competir, saber ganar y perder, y por supuesto, todo lo que tiene que ver con los hábitos saludables que genera la actividad deportiva. Todo eso y mucho más se puede aprender gracias a la enseñanza deportiva.

Para quienes creen que ya se paga suficiente, decirles que antes no se pagaba por ver televisión, y cuando surgió la televisión de pago no nos hizo (a algunos sigue sin hacernos) gracia, pero ahora tienes que pagar si quieren tener emisiones de más “calidad”, prueba de ello la tenemos con el baloncesto. Si quieres ver ACB, Euroliga o NBA de manera legal, tienes que pagar. ¿Queremos la mejor experiencia deportiva para nuestros hijos (jóvenes)? Pues hay que pagarla.

Porque no veo a muchas familias que se quejen (o si lo hacen al final pasan por el aro) por tener que pagarles teléfonos móviles de alta gama a los hijos cada vez a edades más tempranas, con su internet y suscripciones a plataformas de contenidos audiovisuales correspondientes, y no sé si ese “capricho” es muy beneficioso para los jóvenes (en realidad, para nadie independientemente de la edad).

Pasar a la acción
Los entrenadores llevamos demasiado tiempo aceptando condiciones inaceptables. Y las buenas palabras ya nos las conocemos todos. Si no se pasa a la acción será difícil conseguir mejoras.

En este punto hay que reconocer que no es fácil poner de acuerdo a todos los entrenadores, porque no todos son iguales, y a grandes rasgos podemos distinguir tres tipos: entrenadores que están dentro del baloncesto profesional, los entrenadores de base que compaginan el entrenamiento con otra actividad laboral o con los estudios, y para los que el baloncesto no deja de ser un sobresueldo o un dinero que les llega por hacer aquello que les gusta, y los entrenadores que tratan de ganarse la vida con su trabajo exclusivo como entrenadores.

Los primeros es difícil que se movilicen, bastante tienen con mejorar su situación que en según qué categorías tampoco es muy boyante, aunque algunos sí se muestran solidarios con los entrenadores de base por cuanto reconocen el trabajo que hacemos, y no olvidan de donde salieron ellos también. Los segundos son el grupo más conflictivo porque todos estarán más o menos de acuerdo en las reivindicaciones, pero para unos disponer de un sueldo estable como para otros de dinero para sus “caprichos” mientras estudian, quizás no les anime a la movilización, de hecho, que se regularice la situación no les agrade tanto por cuanto dejar de cobrar en negro les haga tener que pagar un pico a hacienda a unos por tener dos pagadores, y a otros ver reducidos sus ingresos por tener que pagarse seguridad social y demás. Y, por último, parece que al tercer grupo debería de ser menos difícil de convencer para la movilización en aras de mejorar sus circunstancias.

La huelga, una posibilidad
Primero habría que hacer una campaña informativa por parte de las asociaciones de entrenadores para adoptar las medidas reivindicativas dirigidas a mejorar nuestras condiciones laborales. Y eso debiera implicar ponerse en contacto con asociaciones de otros deportes, porque imagino que los entrenadores de base de la mayoría de los deportes están en la misma situación.

Aquí la dificultad radica en que la asociación nacional (AEEB) o el sindicato (SINEB) de entrenadores se preocupan sólo de los entrenadores del baloncesto profesional. Por cierto, es curioso, por cuanto en realidad la mayoría de los entrenadores pertenecen a los otros dos grupos citados. Y, por otro lado, las asociaciones regionales no existen en todas las comunidades autónomas (lo que beneficia a sus federaciones para campar a sus anchas), por lo que en algunas zonas habría que tirar del “boca-oreja” de contactos y redes sociales para movilizar al mayor número de personas posible. Otro hándicap aquí está en que estas asociaciones tienen como principal trabajo, y muy bueno, por cierto, de facilitar formación, pero no tanto el de “tocar las narices” a gestores y federaciones autonómicas de su región, y a lo mejor no se quieren “meter en líos”.

Sea como fuere, ahora que acabó la temporada quizás sea tiempo de definir un calendario de actuaciones para el próximo curso, reuniones con asociaciones de entrenadores de otros deportes, con las federaciones, hacer charlas informativas, definir actos reivindicativos, hacer parones puntuales de actividad, y llegados el caso, una vez que se tengan claros los puntos a mejorar (y creo que la mayoría los tenemos claro) ir a la huelga si es necesario para que nos hagan caso si no mejora la situación.

¿Alguien se imagina que pasaría si todos los entrenadores de base cesaran su actividad durante una semana de octubre o todo el mes de noviembre? Lo que es seguro es que la sociedad se daría cuenta de la importancia de nuestro trabajo, y a lo mejor así sería más fácil conseguir el objetivo de mejorar nuestras condiciones laborales.

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