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martes, 16 de junio de 2020

Fase final ACB: clásico o sorpresa

Por Jorge

La ACB comienza su fase final esta semana en Valencia para decidir su campeón de liga bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria por culpa del coronavirus.



La competición tendrá lugar entre el 17 y el 30 de junio, y en cierto modo se va a asemejar a una fase final de un campeonato internacional de selecciones, con 33 partidos en un par de semanas. Habrá dos grupos de seis equipos para jugar un partido cada dos días hasta la final.

La incertidumbre que rodea la resolución de esta competición es máxima teniendo en cuenta que a este formato novedoso se suman los meses de confinamiento y que no habrá partidos amistosos previos.

Algunos consideran que el jugador veterano que necesita más tiempo de recuperación entre partidos verá perjudicado su rendimiento, pero discrepo, porque precisamente esa experiencia es la que les permitirá dosificar sus esfuerzos. Por el lado contrario, los jugadores más jóvenes y atléticos quizás sí tengan que jugar con el freno de mano por precaución porque después de tanto tiempo parados y con las ganas de jugar que traerán todos, por buena que haya sido la preparación previa, el riesgo de lesiones musculares será grande.

Jugadores a tener en cuenta

Más allá de las grandes estrellas como Mirotic, Shermadini o Shengelia, este escaparate será una prueba de fuego para aquellos jugadores que acaban contrato y que lógicamente querrán hacerlo bien para asegurarse un buen futuro inmediato.

En el Barcelona por ejemplo están en esa situación Kevin Pangos, Ante Tomic y Kyle Kuric. En Unicaja destacan Adam Waczynski y Josh Adams. En Valencia San Emeterio, Mike Tobey y Sam Van Rossom. Con Baskonia acaban contrato Illimane Diop y Jayson Granger. Éste último viene de una grave lesión y no sé si jugará mucho, pero seguro que viene con ganas de demostrar que está bien recuperado.

Además se juntan ciertas particularidades como el final de cesión de Carlos Alocén sin que se sepa si acabará en Madrid el próximo curso o continuará cedido, y por tanto seguro que tendrá muchas ganas de hacerlo bien con el club que le vio crecer. En Zaragoza también destacó esta temporada Jonathan Barreiro, que al fin parece encontrar su hueco en la élite, pero acaba contrato.

El mejor reboteador de la temporada hasta que se suspendió era Alen Omic, y también acaba contrato con el Joventut, como Xavi Rabaseda con Gran Canaria. Otros dos jugadores a los que seguro que nos les faltarán ofertas en el futuro pero que querrán tenerlas con las mejores condiciones si juegan muy bien en Valencia.

Por último, dos veteranos como Felipe Reyes y Rafa Martínez (Bilbao) también terminan contrato y no se sabe si estaremos ante los últimos partidos de su carrera profesional, por lo que también habrá que seguir sus actuaciones con lupa. Quién sabe si tomara su relevo en el estrellato el joven Juan Núñez que viajó con el Real Madrid.



Banquillos

El formato express de la competición también pondrá en aprietos a los entrenadores, que tendrán dificultades para equilibrar la rotación de sus piezas sabiendo que no hay mucho margen de error en una competición corta en la que un partido perdido puede dejarte fuera de jugar las semifinales.

Y aquí también hay entrenadores que acaban contrato: Jaume Ponsarnau (Valencia), Dusko Ivanovic (Baskonia) y Luis Casimiro (Málaga). Tal vez de lo que hagan en Valencia dependerá su futuro, aunque hay algún entrenador como Svetislav Pesic, que si su equipo no alcanza al menos la final, por muy excepcional que sea la situación que se vivió esta temporada, puede que no se siente en el banquillo el próximo curso.

Precisamente hablando de banquillos, todo apunta a que los grandes equipos afrontan la competición con ventaja al disponer de plantillas más amplias y existir la posibilidad de cambiar convocatoria para cada partido. Además estos equipos tienen numerosos jugadores internacionales, y como dije, me parece que estos son los que tienen más experiencia a la hora de jugar una competición de estas características.

Dicho todo lo anterior y teniendo en cuenta la distribución de los equipos, todo apunta a que se clasificarán para jugar las semifinales Real Madrid y Valencia por un lado, mientras que por el otro la duda será saber quien acompañará al Barcelona, aunque me inclino por Tenerife. Y con todo esto la final parece que será el clásico.

Media plantilla de Bilbao acaba también contrato y muchos en San Pablo Burgos, equipos que pueden complicar la existencia de cualquiera en pista neutral y sin público, no lo olvidemos. Y como ellos la Penya o Andorra también. Y qué decir de Zaragoza que perdió algunos jugadores por el camino y que no tiene nada que perder en Valencia…

Esos equipos son la única ventana que se abre a la sorpresa. Equipos que en condiciones normales no tendrían muchas opciones de llegar lejos si no es en un torneo como éste, y de esta manera tienen la oportunidad de pegar un pelotazo que abra una bonita página de su historia. Y aunque dudo de que salgamos del guión normal, tal vez veamos algún zarpazo en esta competición que acabe con las opciones de los que suelen acompañar a los equipos futboleros en la parte alta de las clasificaciones.

Contexto sanitario y social

Después del comentario deportivo es imposible que no me refiera también a la situación que estamos viviendo con la pandemia del covid-19 que llevó a la ACB a este excepcional final de temporada.

No debemos olvidar que todavía fallecen personas y la desescalada contribuye a que decenas (incluso centenares) de ellas se contagien cada día. En este contexto no parece que tenga sentido que se permita la vuelta a la actividad a deportes de contacto que no pueden cumplir con las medidas de prevención que se les exige a todos los ciudadanos de a pie.

Por cierto, ¿cómo le decimos ahora a un niño que no puede jugar al fútbol o al baloncesto con sus amigos si es lo que va a ver por la televisión?

Como aficionado tengo ganas de ver el mejor baloncesto pero parece obvio que las competiciones debieron cancelarse en su momento, y esta fase final (como la vuelta del fútbol profesional) no deja de ser ahora una especie de “pan y circo” que anime a la población en la situación que estamos viviendo para olvidarse de problemas más serios como la falta de recursos de la sanidad y la educación.

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