La NBA se tiene por una liga de jugadores que poco menos que hacen lo que les da la gana pasando por encima de la autoridad de los entrenadores, y por supuesto con la connivencia de los propietarios y demás mandamases de los equipos. Probablemente sea esa idiosincrasia lo que hace que todavía ningún entrenador europeo este entrenando allí si descontamos al italo-americano D´Antoni.
Por el contra, en el baloncesto FIBA en general y europeo en particular, la figura del entrenador disfruta de un mejor status deportivo que le permite una dirección más estricta en lo que al control se refiere. Pero los casos de Pepu Hernández y Neven Spahija parecen dar la vuelta a la tortilla. Y es que los tiempos cambian…
CASO PEPU HERNANDEZ
Pepu Hernández ha dirigido a los mayores éxitos de su historia a la Selección Nacional: campeones del mundo en 2006 y subcampeones europeos en 2007 con sólo 2 derrotas durante su dirección. Independientemente del error que supone su anuncio de renuncia al cargo tras los Juegos Olímpicos unido a la falta de sintonía con el presidente de la Federación, José Luís Sáez, su destitución no parece muy acertada deportivamente hablando. Parece que el éxito deportivo ha sido más fruto de la gestión cuasi-empresarial de la federación que del trabajo deportivo de los jugadores y del cuerpo técnico.
Nadie duda del buen hacer de los jugadores no solo de baloncesto como de cualquier deporte de equipo. El mérito y el desarrollo deportivo descansan en ellos. Pero dada las dificultades y posibles diferencias de criterios, siempre debe existir la figura de un entrenador capaz de aunar y dirigir esfuerzos en una misma dirección. En definitiva un técnico capaz de liderar un equipo.
Al parecer el buen rollo de la selección en años anteriores no fue más que mérito de los jugadores a tenor de la ausencia de declaraciones de apoyo al ya ex-seleccionador. Jorge Garbajosa se descolgó con unas declaraciones recogidas en todos los medios en general, y bien destacados en la web de la federación:” La federación está por encima de jugadores y entrenadores, nadie es imprescindible”. Palabras de apoyo a la federación que trabajo a destajo para cubrir el seguro medico-deportivo y que todavía litiga con su actual club. Y poca gratitud con el entrenador que esperó hasta el último momento su posible recuperación para el último europeo. Perdónenme una maldad pero quizá es que Pepu no quería aguantar y fue la federación quien le medio obligó, y la situación no se iba a repetir de cara a los Juegos Olímpicos.
Otro bocazas cuya calidad deportiva no tiene duda pero que cada vez que habla lo hace para disculpar su pésimo comportamiento en la pista o para arremeter contra otros, Felipe Reyes, dice en el diario “As” de ayer en relación con el despido de Pepu: “Son cosas que pasan. Si el presidente ha tomado esta decisión por algo será. Lo importante es el buen ambiente, el entrenador es secundario”. Vamos que poco menos que el técnico que le encumbró desde sus inicios es poco menos que un mal necesario tal y como suelen pensar otros muchos de la figura del entrenador. Con amigos como estos, quien quiere enemigos.
Ahora será Aíto García Reneses quien tenga que lidiar con las maneras de la federación y sus jugadores: exceso de compromisos publicitarios, esperar a que firmen los NBA sus nuevos contratos para poder entrenar 5x5, la nueva situación de Garbajosa, etc. Ya habrá tiempo de comentar la convocatoria para los Juegos Olímpicos, pero incluso se llegó a especular con que la federación habría dado la lista en caso de demorarse la contratación del nuevo técnico, lo que sería poco menos que otra imposición. Al menos ya hay seleccionador y será el que dé esa relación de jugadores sin que sepamos si tuvo que tragar o no. Por supuesto, conociendo a Aíto y habiendo aceptado el cargo será porque va a trabajar con plenos poderes deportivos.
CASO SPAHIJA
El hasta ahora técnico del Tau Vitoria ha dirigido a su heterogéneo equipo –multitud de nacionalidades e idiosincrasias personales y deportivas– a ganar la Supercopa al inicio de la temporada y la liga ACB al final. Con paradas intermedias en la final de la Copa del Rey y en la Final Four de la Euroliga. Las exigencias deportivas de un club profesional son claras. Solo sirve ganar… o parece que ya no. Spahija a la calle.
El Señor Querejeta igual que no estuvo contento en su día con Pedro Martínez, ahora tampoco lo estaba con Spahija. No ganar la Euroliga –como si eso fuera fácil– ha defenestrado al entrenador. Da igual todo el trabajo hecho ni los títulos conseguidos. Al parecer las vitrinas “extraordinariamente llenas” del Baskonia no están para títulos “menores” como la liga ACB. Quizá es que el mérito de ese título sólo recae en los jugadores que le han estado haciendo la vida imposible mientras los directivos miraban para otro lado. Por no hablar de tener que aceptar seguramente contra su voluntad la sustitución de James Singleton por Muoneke que había dado un rendimiento muy satisfactorio hasta entonces, y sin cuyo concurso el equipo se resintió en la Final Four, en la que Singleton tuvo una actuación desastrosa.
Ahora se buscan peleles que dirijan los equipos bajo los hilos de los directivos. La formación humana y deportiva de los entrenadores es cada vez mayor y mejor, y tal vez los directivos carezcan de un valor vital que sin embargo si abunda entre los entrenadores: la dignidad. Pepu ha vuelto a dar una lección anunciando después de su destitución que no se valoraba el trabajo de los entrenadores. Ahora solo cabe esperar que sus colegas no le dejen tirado como han hecho algunos jugadores.
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