Por Jorge
Pasada la vorágine olímpica, es momento de analizar brevemente el regreso de uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto español a la ACB: Juan Carlos Navarro.
Uno de los factores que han propiciado su regreso, según algunos analistas más cercanos, ha sido las dificultades de adaptación a la vida americana tanto de su familia como de él mismo. Este desde luego es un factor de peso, casi tanto peso como los kilos que se va a llevar por volver a jugar en el Barça.
Resolver económicamente la vida de toda su familia es un motivo más que comprensible para volver a la ACB, y si encima lo haces para jugar en el equipo de tu vida, que más se puede decir.
Para algunos, su regreso ha sido una sorpresa, y la constatación de un fracaso en la NBA. No estoy de acuerdo. Sorpresivo, tal vez, pero casi tanto como que Memphis no mostrara el más mínimo interés por su renovación. Quizás es que al finalizar la temporada ya conocían la intención de Navarro de volver al Barcelona. De no ser así no se entiende que no intentarán renovar al mejor suplente del equipo. También puede ser porque Memphis tenga intención de seguir a la deriva o no sepa muy bien cual es su rumbo. Ya el traspaso de Pau Gasol fue de traca. Ahora le tocará a Marc sufrir por aquellos lares. Esperemos que le vaya bien.
Pero volvamos al tema del “fracaso”. No es momento de poner aquí las estadísticas que cualquiera puede consultar por Internet, basta con haber visto partidos, y aquí en España nos hemos tenido que tragar unos cuantos. Digo tragar, porque el juego del equipo era infumable, y para colmo era una aventura saber cuanto jugaría Navarro, porque tan pronto se chupaba todo el partido, como salía para jugar algunos minutillos y al banco, al más puro estilo Sergio Rodríguez en los Blazers.
Vistos los partidos, era alucinante como un alfeñique (si lo comparamos con los musculados jugadores NBA) se desenvolvía con soltura, sin importarle quien tuviera enfrente. Tan pronto le dejaba una bombita a Lebron como entraba en la zona de Boston y se la clavaba a Garnett en su cara. Por no hablar de su desparpajo para tirarse un triple tras otro.
Sus números y sus jugadas cantan, y su triunfo ha sido incontestable hasta el punto de ser elegido en el segundo mejor equipo rookie de la temporada. Y seguramente, si el veleta de su entrenador no hubiera cambiado tanto de criterio durante la temporada, su éxito hubiera sido mayor.
Torpeza de Memphis aparte por no hacerle una oferta importante (no necesariamente igual que la del Barça), entiendo que el factor más importante a la hora de valorar su vuelta a Europa ha sido el estilo de juego.
Había que ver las caritas que ponía en el banquillo viendo a unos saltimbanquis de un lado a otro jugando sin el más mínimo criterio baloncestístico. Incluso dentro de la pista, eran muchas las veces en las que apenas participaba del juego pese a estar abierto para un tiro cómodo. Eso si, nuestro amigo Rudy Gay, se tiraba hasta las zapatillas ya fuera estando solo, o jugando uno contra tres. Así pasaba, cada canasta tuya era un canastón, pero por cada una de éstas, se tiraban tres o cuatro castañas.
Navarro acostumbrado a un juego más colectivo, y sobre todo más inteligente, es decir, el baloncesto que busca la mejor opción ofensiva en cada ataque, no ha podido con aquel estilo del pim pam pum.
Le entiendo, y ojo porque no critico a la NBA, porque como espectáculo no tiene parangón, pues además en la cultura del video juego imperante hoy día, la sucesión de highlights es suficiente reclamo para su éxito. Pero también entiendo que es otro baloncesto, si es que a lo que a veces se juega se le puede llamar así.
Alguien se imagina lo que tiene que sufrir un tipo que lo ha ganado casi todo aquí en el baloncesto FIBA, y que tenga que demostrar a entrenadores ignorantes sus habilidades…cuando está cansado de hacerles un traje a cualquiera…
Eso si, nunca saldrán de su boca (como tampoco salieron de la de Calderón cada vez que hablo de T.J. Ford) ninguna palabra más alta que otra para referirse a los jugadores de allá. Siempre son todos muy buenos.
Señores, sin tapujos, fulano o mengano son buenos si no se les va la pinza, y por desgracia ese es el pan nuestro de cada día. Por eso, a gente como Navarro no le apetece aguantar eso si encima les pagan una pasta por aquí.
Que se prepare Rudy Fernández. Todos tenemos en la retina su buen partido, que hubiese sido excelente de haber hecho mejor defensa y no cargarse de faltas tontas, en la final olímpica. Allí estaba su próximo entrenador en Portland, Nate McMillan. Espero equivocarme, pero seguro que paga peaje de novato porque para ese entrenador Rudy no estará preparado cuando se ha paseado con exhibiciones un día si, otro también, por aquí.
Con este panorama, ¿quién no prefiere los euros, las ligas europeas y el estilo de juego FIBA? Pues nada, que sigan llegando, que quienes lo agradecerán seremos los espectadores de aquí.
2 comentarios:
Hola crack¡¡¡¡
Que tal un pequeño "monografico" sobre para mi el jugador con mejor futuro del baloncesto español.....y no estoy hablando de un servidor...sino de Ricky Rubio.
Para mi este año es el de su consagración, sin Rudy tiene que dar un paso adelante sobre todo en el tema de anotación ...(como dijo el gran Epi."El tiro es una cosa mejorable pero como ve este chico el basket se tiene o no se tiene")
Weno pos eso......espero tu comentario que estoy "enganchado" a este blog.
Besos para todos :)
Óscar S.
Gracias ´Óscar por el apoyo y por el intento de dar algo de vidilla a este blog.
Acepto tu petición y en breve, si el tiempo me lo permite, daré mi particular opinión sobre el gran Ricky.
Pero aprovecho para recordarte que ya te avisé durante la preparación olímpica que Ricky tenía que ser el titular de la selección pese a Calderón.
Lo cual ya indica a las claras por donde van los tiros de mi opinión sobre el gran Ricky.
Un saludo.
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