Por Jorge
Pierce por fin hace un buen partido en las finales rematando un último cuarto dominado por el banquillo de los Celtics con unos excelentes “Big Baby” Davis y Nate Robinson.
Los Lakers han permitido demasiados rebotes ofensivos (16) y muchos puntos en la pintura notando la ausencia de un Andrew Bynum que se ha visto limitado a 12 minutos por sus problemas de rodilla.
Paul Pierce empezó muy enchufado un partido, en el que atizó incluso a un árbitro en la jeta de manera involuntaria, con mejor ritmo ofensivo por ambos equipos en comparación con los anteriores debido a que los árbitros han dejado jugar habiendo menos parones por faltas personales.
Mediado el segundo cuarto el alero de los Celtics era el mejor anotador, reboteador y pasador de su equipo. En los Lakers, Bryant con su acierto en el triple (6 de 11 al final), y Gasol a base de tiros libres (9 de 10) han mantenido el ritmo ofensivo de su equipo en un partido que transcurrió por cauces similares a los del tercero.
Lakers sin grandes alharacas parecían tener controlado el juego pero no supieron romper el partido en el tercer cuarto, y Boston a base de jugadas aisladas y el empujón del ánimo de su público conseguía mantenerse con opciones hasta que llegó la explosión de su banquillo en el último cuarto.
“Big Baby” Davis y Nate Robinson con acciones llenas de energía y garra de uno, y un tanto alocadas pero con acierto del otro han conseguido colocar a los Celtics por encima en el marcador. La extraña poca participación de Pierce en la segunda parte se ha visto recompensada con 7 puntos decisivos que han finiquitado el partido para los verdes.
Los Lakers dominaron el rebote en los primeros cuartos, pero la ausencia de Bynum (llegó del vestuario con el tercer cuarto ya avanzado) por su lesión de rodilla ha propiciado que los Celtics llegaran una y otra vez hasta debajo de canasta para anotar, y cuando fallaban conseguían rebotes ofensivos que les permitían anotar en segundas opciones.
Garnett, Ray Allen y Rondo han aportado algunas acciones positivas pero sin brillar (14 de 39 entre los tres), y a pesar de no verse limitados por las faltas personales, “Doc” Rivers ha confiado en su banquillo para levantar el partido e igualar la eliminatoria.
Seguramente esa confianza es la diferencia entre uno y otro equipo. Para que un banquillo sea productivo necesita minutos, y si bien ahora no es momento de ahorrar esfuerzos, los jugadores importantes de un equipo deben llegar a los momentos de la verdad lo suficientemente frescos como para ser decisivos.
El banquillo de los Celtics ha doblado en puntos, pero también en minutos al de los Lakers. Así Los Angeles suele exprimir a sus jugadores clave, y luego llegan muy justos a los finales de partido. Esta noche se ha comprobado sobre todo en la defensa del último cuarto que ha permitido multitud de canastas dentro de la zona y rebotes ofensivos.
¿Tomará nota un Phil Jackson que no utiliza a ningún pívot suplente? Lo dudo, y de hecho tampoco sería el momento porque si no confías en el banquillo no se puede esperar que ahora en los momentos calientes pretendas que recupere la confianza de la noche a la mañana. Pero el caso es que quizás no le quede más remedio que tirar de banquillo si se confirma que Bynum ya no está para estos trotes.
Veremos que ocurre en el próximo partido, y todo apunta a que en estas finales este será el decisivo. El equipo que se ponga por delante tendrá muchas opciones de ganar el anillo.
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