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jueves, 2 de noviembre de 2017

Miscelánea (4): mucho coche

Por Jorge

Para quien haya leído ese encabezado y piense que voy a soltar una retahíla sobre el último modelo de no sé que coche, tuneo u otras zarandajas ya pueden volver por donde vino. No van por ahí los tiros. Más bien al contrario.

El otro día caminando por mi pueblo, como me gusta llamarlo a mí, aunque no sea tal por número de habitantes, y me veía rodeado de coches por todas partes, aparcados bien, mal o regular, invadiendo aceras y espacios en otro tiempo del individuo de a pie, coches en movimiento, ruidosos, peligrosos, contaminantes… se me vino a la cabeza una idea, que a buen seguro ya pensaron otros, para reducir el número de coches al menos en las grandes ciudades.

¿Por qué no limitar el número de coches de una familia a uno por domicilio? Tal vez sea una idea tonta de alguien que tiene poco conocimiento de la materia, o a lo mejor ya se estudió pero las ventajas que se ven por un lado se tornan inconvenientes por otro. Sin duda muy popular no parece que sería esta medida.

Como habrá adivinado el lector que haya llegado hasta aquí, no soy conductor, y no por eso dejo de reconocer la utilidad del coche… en determinadas circunstancias, que son muy pocas en el caso de las grandes ciudades que disfrutan de un sistema de transporte público más que aceptable. Otra cosa es en aquellos pueblos perdidos de la mano de dios en los que ver llegar un tren o un autobús es poco menos que un milagro.

Ahora mismo estamos viviendo unos niveles de contaminación en las grandes ciudades que alarman a las autoridades pero que debió hacerlo mucho antes, y me llama la atención que en las políticas que dichas metrópolis estiman para luchar contra este peligro se habla mucho del control del tráfico y sus restricciones, pero poco de la inversión en transporte público y en reducir con ello el uso del vehículo privado (¿y por qué no limitar su compra?).

Ya me imagino que la fuerza de la industria automovilística es tal que a ver quien se atreve a hacer frente a la principal fuente de contaminación, no sólo sobre el aire que respiramos, sino también desde el punto de vista acústico, por no hablar de su incidencia en la salud a otros niveles (el estrés que genera por ejemplo).

No sé si habrá estudios al respecto, pero basta con quedarse un rato mirando algunas de las carreteras de mayor tránsito para fijarse y ver que la mita de los coches sino más viajan con un solo ocupante. Tampoco sé si habrá estudios sobre los recorridos medios que hacen muchos de esos vehículos, pero hay gente muy perezosa, y siendo algo exagerado, que poco menos que va a comprar el pan a la vuelta a la esquina en su coche.

Por cierto, la bicicleta es un buen método alternativo para según que desplazamientos, pero las ciudades no están preparadas para ello, y seguramente la educación vial tampoco, y es que el conductor sigue considerándose el rey del mambo en las grandes urbes, con el riesgo que eso supone en muchos casos para quienes montan en bici.

Limitar el número de coches tal vez sería una opción si se invierte más y mejor en el transporte público, que si las arcas públicas tienen para salvar bancos, tampoco estaría mal dedicar un buen pellizco para la concienciación/educación vial y sobre todo para el transporte, en grandes ciudades, pero también en las pequeñas, que sonrojante es el aislamiento en el que viven algunos pueblos (me ha tocado y me toca vivirlo) porque a quien corresponde no piensa en sus gentes y mira el bien general desde un punto de vista capitalista/privado, y no pensando en el interés de quienes realmente lo necesitan.

Todavía recuerdo el tiempo en el que podías cruzar las calles del barrio y apenas si tenías que mirar a uno y otro lado porque solo pasaba algún coche de vez en cuando, cuando aparcar no era un via crucis para los conductores porque siempre había sitio, cuando te podías mover en bicicleta y monopatín sin ningún problema incluso haciendo un poco el burro. Ahora me temo que también eso sólo es posible en algunos pueblos.

Y no quiero terminar sin dejar claro a aquellos que contribuyen con su mal uso del vehículo privado, a ver si se les remueve un poco la conciencia...


No aguanto la "cultura del coche", y ni mucho menos esa sensación que tienen muchos (los jóvenes desde bien temprano) de que el coche parece una panacea de libertad, que sin coche no son nadie, y lo sé, soy un bicho raro por moverme en transporte público y simplemente a pie en los tiempos que corren, por lo que tampoco creo que pueda convencer a nadie, así que perdonen queridos lectores habituados a pasarse por aquí para leer algunas líneas sobre baloncesto, y hoy se encontraron con esta diatriba, sólo quería dar mi opinión y desahogarme un poco.

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