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martes, 11 de agosto de 2020

Miscelánea (6): Mascarillas, responsabilidades y baloncesto

Por Jorge

La pandemia del coronavirus continúa, y por desgracia no parece que se haya aprendido mucho de cuanto se pasó porque todo apunta a que volveremos a vivir la misma situación que padecimos al inicio del estado de alarma.



Las principales medidas preventivas del contagio del coronavirus ahora mismo son el lavado frecuente de manos, la distancia social y el uso de mascarilla. Sobre lavarse mucho o poco que cada cual actúe como quiera, pero parece obvio que la mayoría sabe lo que es metro y medio o dos metros, y por supuesto lo que es la mascarilla, y como se debería usar, pero…



Ahora, de momento, en la mayoría del territorio español (en algunas zonas ya hay restricciones) vivimos una normalidad que como intentaron explicarnos es nueva, es decir, no puede ser la vida que llevábamos antes, y es que en el momento en el que se salió del confinamiento muchos parece que dejaron de ser conscientes de que no se puede, todavía, esperemos que en un futuro no muy lejano sí, hacer esa vida de antes de la pandemia. Por eso llama la atención que mucha gente se comporte como si no pasara nada. Y que vaya por la calle sin respetar los espacios y mucho menos sin la mascarilla.

Esas personas que no quieren utilizar la mascarilla, ¿acaso creen que al resto nos encanta ir con ella? Y mira que a los que no somos agraciados nos vino a rescatar este complemento para no asustar a los demás, pero es que los que tienen mucha jeta son esos que se creen que están por encima del resto, y no parece que sean conscientes de que con su uso estamos reduciendo las posibilidades de contagio del virus.

En mi caso, tengo que reconocer que cuando camino por zonas rurales o espacios naturales me quito la mascarilla. Bueno, más bien me la dejo colgando de una oreja mientras con la mano contraria voy agarrando la cinta libre por si fuese necesario volver a ponérmela completa al cruzarme con otra persona, algo poco probable aunque no imposible, en esos entornos que comento. Por supuesto camino prestando atención por donde voy, nada de estar en las musarañas.

Sin embargo en el entorno urbano, especialmente de núcleos de población grande no me queda más remedio que llevarla siempre puesta porque nunca sabes bien cuando te cruzaras con otras personas y si podrás mantener la distancia de seguridad.


Imagino que la mayoría actúa al menos como yo, por eso cuesta entender a esas personas que van con la mascarilla en la muñeca o el codo mientras van caminando mirando su teléfono móvil, por ejemplo. Y esas otras con quienes no te queda más remedio que cruzarte porque tenemos que ir por una acera minúscula, y sin embargo no la llevan puesta. Y encima si se lo reclamas, te afean el gesto. Por cierto, sobre los narcisistas, allá ellos con su belleza, pero ojo con los psicópatas para quienes piden que se pongas la mascarilla, a ver si encima se van a llevar algo más que una mala cara como respuesta.



Responsabilidad individual y política decepcionante


Las autoridades permitieron la desescalada y finalmente la denominada nueva normalidad apelando a la responsabilidad individual para poder convivir con esta pandemia hasta que se dé con una vacuna o un tratamiento eficaz. A mí me pareció un “movimiento” arriesgado, y quizás con él lo que pretendían fue quedar libres de gran parte de la suya.

Durante el confinamiento era habitual ver informaciones sobre el número de multas por saltárselo de manera injustificada, y sin embargo cuesta encontrar ese mismo tipo de información sobre multas por no usar la mascarilla. Y créanme que no hay día que no me cruce con varias personas que no la llevan, y no vivo precisamente en una localidad muy poblada, con que me puedo imaginar la situación en las grandes capitales.

También me llama la atención que se tardara tanto tiempo en hacer alguna campaña publicitaria de concienciación acerca de que hay que tomarse en serio la situación o las consecuencias pueden ser catastróficas. Y es que hasta donde sé, sólo hace unos días salió esta desde la comunidad de Madrid:



Volviendo sobre la responsabilidad de las administraciones es curioso que durante el confinamiento las calles y otros espacios públicos fueran desinfectados regularmente pese a que sólo salíamos para ir a comprar alimentos o medicinas y ahora que circulamos con total libertad, esa práctica cayó en desuso.

Durante el estado de alarma la mayoría fue consciente de que teníamos que aprender la lección y mejorar el sistema sanitario, especialmente la atención primaria, reforzar el sistema educativo para atender a los jóvenes bajo estas nuevas condiciones, y por supuesto invertir en investigación.

Sobre el último punto poco puedo decir, pero en cuanto a la atención sanitaria primaria llevamos semanas en las que sólo existe la atención telefónica (que para según qué dolencias ya me dirán para qué sirve), luego no parece que se haya reforzado, y eso que todavía no estamos en la tantas veces citada segunda ola (incluso cuando estábamos pasando la primera ya se mencionaba), y me temo que colegios, institutos y universidades están igual que antes de que empezara todo este desastre, con el profesorado quejándose porque resulta que se van a tener que encargar de responsabilidades ajenas a su profesión.

¿Tan difícil era que los políticos llegaran a acuerdos para mejorar la situación en sanidad y educación?

Baloncesto amateur y de formación

Como no puede ser de otro modo en un blog de baloncesto, aunque a veces me permita estas licencias con esta sección de “Miscelánea”, no quiero terminar sin referirme a las posibilidades de la vuelta a la actividad en el baloncesto amateur y de formación. O más bien a su no vuelta, porque como comenté en otra entrada del blog, se me antoja que tal y como está la situación es imposible volver a la competición.

Entiendo la queja de los entrenadores y demás gentes del baloncesto amateur que ven por las calles las terrazas y otros establecimientos de ocio llenos, y en algunos casos sin seguir medidas de seguridad, y sobre una actividad, sí, de contacto pero que puede ser reglada y mejor controlada como el baloncesto, todavía no existan más que restricciones. Sin embargo la realidad es que si tenemos que mantener distancia de seguridad y usar mascarilla cuando no se pueda, no podemos entrenar y jugar al baloncesto como a ningún otro deporte de equipo y/o de contacto. Y que en otros sectores se lo salten a la torera, eso sí, bajo el paraguas del permiso de la administración, a mi juicio no deja de ser un error. Si ellos se equivocan no queramos equivocarnos nosotros también.

Ya sé que es muy duro pensar en otra temporada incompleta o en blanco, pero el baloncesto amateur no se puede permitir una burbuja sanitaria como la ACB o la NBA, y ahora mismo la prioridad es la seguridad sanitaria, y por tanto ser responsables y tomar las medidas preventivas adecuadas.

Y para quienes hablan de la posibilidad de otra temporada perdida, eso dependerá de cómo seamos capaces de aprovechar este tiempo durante el que sí es posible el entrenamiento individual (aunque se rumorea que no habrá actividades extraescolares). La mejora en el tiro, el juego de pies, el bote y demás detalles de la técnica individual si es posible, así como en enseñanzas que tienen que ver con el conocimiento del juego como la simple observación del juego (uso del vídeo) para aprender algunos detalles. Ahora tocará a los entrenadores motivar a los jóvenes que sólo tienen en su horizonte como objetivo los partidos, y retarles a mejorar.

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