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jueves, 16 de noviembre de 2023

Bobby Knight en “Una temporada en el alambre”

Por Jorge

El legendario entrenador del baloncesto universitario, Bobby Knight, fallecido hace poco más de dos semanas (1 de noviembre), tuvo relación con el baloncesto español porque fue amigo, o al menos conocido, del que fuera seleccionador español, Antonio Díaz-Miguel. Coincidieron muchas veces en los viajes que hizo el último a Estados Unidos para mejorar sus conocimientos baloncestísticos. Y además acabarían enfrentándose en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.

Knight es el protagonista del libro “Una temporada en el alambre” de John Feinstein, y si bien muchos glosaron su figura tras su muerte, dado que seguro que muchos aficionados no vivieron su época y no le conocieron, tal vez sea un buen momento para leer ese libro y acercarse a este polémico personaje del baloncesto.

Una temporada en el alambre
John Feinstein, periodista de “The Washington Post” estuvo siguiendo las andanzas de Bobby Knight durante una temporada completa dentro del vestuario del equipo de la Universidad de Indiana. Y el resultado de esa “aventura” se publicó en 1986. Ahora, casi cuarenta años después, podemos leer su traducción al castellano gracias a la editorial Contra.

El texto, además de permitir que se conozca el carácter y la manera de actuar de este entrenador, también sirve para conocer el funcionamiento del baloncesto universitario como una suerte de hermandad que se extiende en el tiempo entre los jugadores que vistieron una determinada camiseta.

El libro tal vez peque de tener demasiadas páginas dedicadas a desarrollar crónicas de partidos con descripciones de marcadores y acciones puntuales que en realidad aportan muy poco al relato general. Pero también se pueden encontrar datos puntuales más interesantes como la referencia a Shawn Kemp, durante su etapa en un instituto en Indiana, y a quien siguió Knight para valorar su futuro reclutamiento.

También se da a conocer la relación del protagonista como mentor de otro mítico entrenador universitario, Mike Krzyzewski, a quien entrenó en la Armada en West Point, y que acabaría siendo su ayudante en Indiana antes de conseguir su primer empleo como entrenador principal (también en la Armada), para acabar llegando más tarde a Duke. Esa relación permitió una amistad que llevó incluso a que el primero apoyara al segundo en una “Final Four” tal y como se cuenta en el libro. Con el tiempo, el “alumno” superaría al primero en logros deportivos pero no en polémicas.

Otro dato, sorprendente por desconocido, es que Knight jugó con dos leyendas del baloncesto en la universidad de Ohio State, John Havlicek y Jerry Lucas, con quienes conseguiría ganar el campeonato NCAA en 1960 y jugaría las “Final Four” de los dos años siguientes (1961 y 1962). Bueno, jugar, jugar… más bien formaba parte de esos equipos, porque fue un jugador más bien marginal.

Polémicas
Los dos altercados protagonizados por este entrenador que con más recurrencia se mencionan a lo largo del libro son dos, el primero fue un incidente con un agente de policía durante un partido de los Juegos Panamericanos celebrados en San Juan (Puerto Rico) en 1979, cuando era el entrenador jefe de la selección estadounidense, y el segundo es el famoso lanzamiento de una silla a la pista cuando protestaba a los árbitros durante un partido con Indiana.



Knight que permitió la “injerencia periodística” del autor en su vestuario de Indiana, por lo que se cuenta, no se cortó ni un pelo. Y llama la atención ese permiso porque su relación con los periodistas fue agria, llena de sarcasmo y falta de respeto, casi como la que tenía con los árbitros.

Feinstein cuenta sus “trapos sucios” de manera recatada, pero dibujando el perfil de un maltratador psicológico que aprovechaba su posición de poder frente a chavales inexpertos que le hubieran seguido hasta el infierno.

Como se supo después su maltrato llegó a ser físico, y un jugador le acusó de zarandearle, y esa acusación acabó siendo el motivo de su salida de Indiana. Luego volvería a los banquillos para terminar su carrera en Texas Tech.

Palmarés
Las victorias a buen seguro fueron las que permitieron hacer tan larga carrera a Bobby Knight, salvándole de su comportamiento más que discutible. Su palmarés hay que reconocer que es muy bueno, de hecho en el momento de su retirada de los banquillos en 2008, era el entrenador con más victorias del baloncesto universitario masculino (902).



Consiguió como entrenador ganar tres títulos de la NCAA con Indiana (1976, 1981 y 1987), y con la selección estadounidense ganó las medallas de oro de los Juegos Panamericanos de 1979 y de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984).

El autor del libro le tenía por un gran entrenador, el mejor de la historia para él en aquel momento, y así recibiría menciones como mejor entrenador en varias ocasiones, y acabaría por entrar en el “Hall of Fame” del baloncesto en 1991, es decir, mucho antes de finalizar su carrera en los banquillos (2008).

Valoración de la lectura
“Sports Illustrated” dijo en su día que este era el mejor libro de baloncesto de la historia. Y lo cierto es que sus grandes ventas lo avalaron en su momento, aunque no parece que sea para tanto. Demasiadas páginas para llegar a la misma sensación que se tenía entonces de Bobby Knight. Era maleducado, con unas conductas que hoy son anacrónicas a todas luces, y que visto en perspectiva, no se entiende cómo se pudo consentir que durase tanto tiempo en aquel baloncesto.

Abusó de su poder sobre sus jugadores y ayudantes, fue prepotente con los medios de comunicación y en general con quienes le rodeaban, más allá de su círculo más cercano, y fue un claro ejemplo de que el fin justifica los medios, es decir, que todo valía si se ganaba.

Seguramente su éxito permitió que Indiana le mantuviera en su cargo durante tanto tiempo. No olvidemos la transcendencia que tiene el deporte en general, y el baloncesto en particular, en el funcionamiento de las grandes universidades estadounidenses. Hasta el punto que el prestigio de las victorias está demostrado que significa un aumento en el número de matriculaciones de pago en ellas. A lo que hay que añadir el negocio televisivo y publicitario que rodea estas instituciones.

Que en el deporte el objetivo final sea la victoria parece obvio, pero especialmente, cuando se trata de deporte universitario, es decir, cuando un equipo representa una institución educativa, no parece que Knight fuera el mejor ejemplo de educación a juzgar por su comportamiento.

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