Por Jorge
Todos los aficionados al deporte habrán visto como los árbitros de fútbol a veces revisan los tacos de las botas de los futbolistas para asegurarse que éstos son reglamentarios, es decir, no son puntiagudos y peligrosos para la integridad de los jugadores.
En baloncesto no existe ese peligro, pero tal vez habría que revisar las uñas de las manos, vistos los arañazos que llevan marcados en sus brazos algunos jugadores. Clásicos son especialmente esos cortes en los pívots, tal vez por ser más peleones en las luchas por el rebote, porque jugar se juega menos en poste bajo, al menos a la antigua usanza. Así era habitual ver al semiretirado (todavía no lo anunció) Marc Gasol, y ahora le suele pasar a Nikola Jokic. Algunos arañazos son tan llamativos, que parece que juegan contra felinos en vez de contra otros jugadores de baloncesto.
Un ejemplo del daño que se puede hacer lo tenemos en el siguiente vídeo que protagonizan Bobby Portis (Bucks) y Santi Aldama (Grizzlies):
El peligro no sólo está con los arañazos en los brazos, pues también pasa a veces marcando la cara de algunos jugadores como se ve en la imagen. Y otro riesgo para los jugadores está cuando les meten un dedo en el ojo. Imaginad si en vez de un golpe se produce un corte por una uña demasiado larga.
Como no parece que los árbitros terminen por revisar uñas, sentido común, si juegas al baloncesto procura tener las uñas de tus manos cortas. Nadie quiere hacer daño a otro, ni siquiera involuntariamente.
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