Por Jorge
La primera vez que tuve conocimiento de Aguirre fue gracias a la camiseta de un chaval de mi clase. En tiempos en los que era poco menos que un milagro ver a alguien con una camiseta de la NBA, un compañero que había ido a Estados Unidos, vino con una de Philadelphia del “Gordo” Barkley y otra de Mark Aguirre. Ni que decir tiene que aunque por entonces ya había visto algunos partidos de la NBA gracias a Fernando Martín, no tenía ni idea de quienes eran esos jugadores.
La verdad es que aquella camiseta verde de los Dallas Mavericks era preciosa, y llamaba la atención ese apellido español (concretamente vasco, supongo) en una camiseta de esa desconocida NBA. Luego, meses después, podría ver jugar a Aguirre gracias a “Cerca de las Estrellas” (también al “gordo”, claro) y así conocer de voz de su presentador, Ramón Trecet, que quien era Aguirre para nosotros era “Aguaia” (por la pronunciación) para los yanquis.
Y más tarde, incluso le veríamos en acción en un partido “All Star” en 1988, dándose la curiosidad que jugándose en Chicago, ciudad natal de Aguirre, este se casaría ese mismo fin de semana del partido de las estrellas, tal y como nos contó Pedro Barthe desde Estados Unidos, en la primera retransmisión en directo de un partido de la NBA en España.
En la ciudad del viento nació también su relación con su buen amigo Isiah Thomas, con quien se acabaría reuniendo a finales de los 80 en Detroit tras un traspaso por Adrian Dantley. Aquel reencuentro le permitiría conseguir un par de anillos con los Pistons.
Aguirre además de por ese traspaso, también tuvo otras vinculaciones con Dantley. La primera es que en 1984, en la mejor temporada anotadora del primero (29,5 puntos) sería superado por el segundo (30,6 puntos) cuando jugaba en Utah para ser el líder anotador de ese curso 83-84.
La otra conexión entre ambos es que tenían, para mi gusto, un estilo de juego similar. Los dos eran aleros no muy rápidos para jugar por fuera, y tampoco muy grandes para jugar en la pintura. Pero los dos se desenvolvían muy bien cerca del aro gracias a sus excelentes fundamentos entre los que destacaban un gran juego de pies, que unido a la fuerza que tenían, les permitían bailar a muchos de sus oponentes que eran más grandes que ellos. Y a eso le sumaban un tiro más que aceptable de media distancia. Incluso Aguirre llegaría a tirar de tres con cierta soltura: 36% y 40% en sus dos últimas temporadas.
Probablemente sus similitudes fueron las que permitieron que Detroit no tuviera que hacer demasiados ajustes después del traspaso que les involucró, y una vez que jugaron las finales de 1988 (perdidas contra los Lakers), pudieron volver a ellas en las dos temporadas siguientes para ganar sendos títulos con su estrella, Isiah Thomas, seguramente más contenta por contar en el equipo con uno de sus grandes amigos.
La trayectoria de Aguirre fue destacada desde sus tiempos universitarios liderando a la universidad de DePaul para llegar a la “Final Four” mítica de 1979, conocida por enfrentamiento “Magic”-Bird, entre Michigan State e Indiana State, pero en la que el equipo de Bird tuvo que ganar “por los pelos” al de Aguirre.
La buena carrera universitaria de Aguirre le valdría para ser elegido como miembro del equipo olímpico que hubiese participado en los Juegos de Móscú en 1980 de no ser por el boicot estadounidense (y donde hubiese podido jugar con Isiah Thomas), y después para ser seleccionado por los Dallas Mavericks como número uno del draft de 1981.
Su primera temporada NBA no fue muy buena por lesiones y la necesaria adaptación al baloncesto profesional, pero luego hizo una carrera sólida que destacó en Dallas a nivel individual con sus mejores números y sus elecciones como “all star” en 1984, 1987 y 1988, y a nivel colectivo después en Detroit con los mencionados títulos de 1989 y 1990.
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