Por Jorge Termina la serie de BA-LON-CES-TO sobre la resaca olímpica para abordar en esta tercera entrega el tema sobre el que más se debatió, y que no es otro que la eterna comparación con el “Dream Team” y las distancias mayores o menores entre baloncesto NBA y FIBA. Todo ello a raíz de un oro olímpico estadounidense más “currado” de lo habitual pese a llevar en su plantel a muchos de los mejores jugadores de la liga, con especial mención a tres leyendas como Stephen Curry, Kevin Durant y LeBron James.
Oro olímpico sufrido
El equipo “yankee” las pasó canutas en semifinales frente a Serbia, y luego en el último partido contra Francia algo menos, pero con el equipo galo llegando al final del partido con opciones de victoria, rotas por la definitiva exhibición triplista de Curry:
Por cierto, ese último triple es un claro ejemplo de un “mal tiro”, por selección que no por ejecución… si quien lo tira no fuese él. Pues como vemos en la siguiente imagen, tenía dos compañeros libres a su izquierda a los que pudo haber pasado para que se hiciera un tiro liberado más “cómodo”. Y, este comentario, va para todos esos jugadores, especialmente para los jóvenes que están aprendiendo, que cualquiera no puede hacer ese tipo de tiros, y que una cosa es que seamos tiradores, y otra anotadores como suele pasar con Curry.
Distancias FIBA-NBA más cortas
El apurado oro olímpico conllevó el debate sobre la distancia que separa el baloncesto NBA y el baloncesto FIBA, y aunque esta es una cuestión difícil de dirimir, podemos basarnos en dos puntos para concluir que, sí, la distancia se fue acortando hace ya unos cuantos lustros.
Uno de esos puntos es que ahora los mejores jugadores de la NBA no son estadounidenses (Nikola Jokic, Luka Doncic, Shai Gilgeous-Alexander, Giannis Antetokounmpo), aunque “fichen” alguno como Joel Embiid. Además, los últimos seis premios de MVP fueron a parar a alguno de esos jugadores, y el mejor quinteto de la liga el pasado curso incluyó a esos jugadores mencionados entre paréntesis.
Y a ese punto se puede añadir que la globalización del producto NBA hace que el resto del mundo conozca aquel baloncesto, a sus jugadores, sus métodos de entrenamiento, y al final se genera así una confianza que luego se puede trasladar al juego, cosa que no ocurría en el pasado cuando la NBA era un territorio casi desconocido para el resto.
“Dream Team” vs. Resto USA
Que a otras selecciones posteriores se les añadiera el mismo apelativo que a la primera selección con jugadores NBA les hizo un flaco favor, porque como el original no hubo ni habrá ninguna. Un equipo que incluía a Larry Bird, “Magic” Johnson y Michael Jordan como capitanes fue tremendo. Tres de los mejores jugadores (y mayores iconos) de la historia del baloncesto.
Dicho eso, habría que mirar aquel mítico equipo con la perspectiva que da el tiempo, porque jugaron de maravilla (la videoteca no miente), pero las circunstancias fueron otras, lo que me lleva a decir que tuvieron algunas “ventajas” frente a las siguientes selecciones.
Por un lado el nivel del resto de equipos no era tan alto como ahora, no olvidemos que pocos eran los jugadores del resto de selecciones que habían pisado la NBA, y muchos menos los que lo habían hecho a buen nivel. Y a eso se le unía las recientes separaciones nacionales que dispersaron el talento de potencias como la URSS y Yugoslavia, que tal vez de jugar unidos hubiesen podido hacer más frente a aquel equipo de ensueño.
Por otro lado, la admiración que tenían sus rivales por todos los componentes de aquella selección estadounidense, como se podía comprobar por los continuos gestos de camaradería y las peticiones de foto conjuntas al final de los enfrentamientos, que hasta incluso algunos jugadores de banquillo tomaban esas fotografías mientras se disputaban los partidos, jugó a su favor. Así pues, muchos jugaron contra el “Dream Team” casi derrotados de antemano, y así pudieron jugar “a medio gas”, hasta el punto de no tener que pedir ningún tiempo muerto en toda la competición.
Luego si vamos jugador por jugador, el palmarés y la trayectoria de los miembros del “Dream Team” es increíble… pero no muy lejos de muchos de los que conformaron equipos posteriores, y si hablamos puramente del juego, tenemos que recordar que salvo Jordan que llegaba a la cita olímpica como vigente campeón NBA, los otros dos estandartes de aquel equipo estaban lejos de su mejor baloncesto. Bird se retiró después de jugar en Barcelona por culpa de sus problemas de espalda. Y “Magic” se perdió varios partidos, y aunque llevó muy bien la manija del equipo, no era el mismo después de llevar una temporada ya retirado por culpa del VIH.
Así pues será difícil que vuelva a haber un equipo tan mítico como aquel “Dream Team”, por la coyuntura que se vivió entonces, y si bien ningún equipo se podrá comparar con él en ese sentido, sí los habrá, como los hubo, que tengan jugadores del mismo nivel o superior al momento de disputarse la competición, y que, por tanto, jugarán mejor… aunque sus victorias (si las consiguen, ojo) no sean tan apabullantes por el hecho de tener que hacer frente a una mayor competencia por parte de sus adversarios, y por no gozar de la “reverencia” generalizada.
Por Jorge Continuando con la resaca olímpica, le toca el turno al baloncesto 3x3, y por la parte que le toca al baloncesto español por el recuerdo de una estupenda medalla de plata a cargo del cuarteto de la selección femenina.
Este baloncesto llegó a los juegos en Tokio 2020 (aunque se disputaron en 2021), y ahora en París recibió un espaldarazo notable por seguimiento y juego que la puedan convertir en una de las disciplinas que mayor crecimiento experimenten a corto y medio plazo, como explicó “Relevo” en un artículo a partir del éxito de la selección femenina española.
Hay que reconocer que es un baloncesto diferente. Muy rápido y duro que exige unos estupendos niveles de concentración y energía, y que por su condicionantes temporales (10 minutos de juego) y espaciales (media pista) es muy espectacular, propiciando que sea más llamativo entre aquellos jóvenes a los que les cuesta seguir con atención un partido de 5x5 con sus innumerables interrupciones. Y por aquí seguro que pueda llegar el futuro éxito del 3x3.
Sin embargo, el éxito español en este baloncesto, como el seguimiento y atención que despertaron otros muchos deportes en la cita olímpica es más que probable que se queden en la trastienda de los medios de comunicación, como reclamó Vega Gimeno, componente de la selección española, y que luego tuvo que matizar un comentario hecho al respecto en redes sociales:
Aclaración: 1. Me gusta el fútbol y soy del Valencia ✌️@viachers puso una foto mía hace poco. 2. Creo q el fútbol ocupa en España toda la conversación en cuanto a deporte se refiere y me gustaría que hubiera algo más de variedad. 3. Empezando por los aficionados al fútbol. A…
Y es que no le falta razón a Gimeno. Pero siempre nos quedará internet y los medios “underground” para estar al tanto del baloncesto 3x3 y otros deportes. Por cierto, que el equipo español sumó a su medalla olímpica el reciente título de campeonas de Europa:
Por Jorge Con el inicio del curso 2024-25, aunque cada vez sea más difícil trazar una línea que separe temporadas por las apreturas del calendario y el continuo competir, vuelve BA-LON-CES-TO para ofrecer información y, sobre todo, opinión, como en este caso para repasar brevemente algunos detalles que dejó el baloncesto de los Juegos Olímpicos de París.
Y aquí se inicia esta serie con el apunte referido a las rotaciones que hicieron algunos entrenadores de sus jugadores durante la competición, y, cómo no, la siempre presente polémica arbitral.
Rotaciones más cortas
La realidad es que el debate sobre las rotaciones tuvo como punto de partida la llamativa nula participación de Jayson Tatum, uno de los referentes de Boston Celtics, vigente campeón NBA, en varios partidos. Y por lo que respecta al aficionado español, destacaron los pocos minutos de algunos jóvenes que cuando jugaron lo hicieron bien, y también la poca participación de alguna jugadora en el equipo femenino, como por ejemplo Leticia Romero, que no olvidemos que fue MVP de la Copa de la Reina.
Algunos entrenadores consideran que no es posible jugar con 12 jugadoras o jugadores un partido. Que no hay minutos para todos. Y si los mejores juegan mucho… alguien se tiene que “sacrificar”. ¿Cuántos? Depende, pero quienes defienden esta gestión no pasan de 8 ó 9 jugadores, y si juega alguien más, lo hará por unos segundos para una eventualidad concreta, o algo más si se produjo una lesión o un problema de faltas personales.
Nada hay que objetar a esa manera de dirigir un partido porque esos entrenadores tienen clara su idea, y seguro que las jugadoras o jugadores conocen su rol antes de empezar el torneo y hasta cada partido… pero, ¿qué pasa si las cosas no van bien? ¿Hay plan B? ¿C? ¿Cómo reaccionará una jugadora o jugador que pasa del ostracismo a tener que ser pieza fundamental del equipo?
El caso más paradigmático de las rotaciones lo tuvimos con la selección estadounidense y los casos de Tyrese Haliburton que sólo jugó en 3 de los 6 partidos de su equipo, Joel Embiid, Derrick White y Jrue Holiday que se quedaron sin jugar un partido, y, principalmente, el mencionado Tatum que “calentó banquillo” en dos partidos… aunque sólo estuvo por detrás de LeBron James, Stephen Curry, Devin Booker, Holiday y Kevin Durant en minutos de juego por partido (17.7). Y no olvidemos que el alero de los Celtics además de ganar el último anillo de campeón, fue elegido para formar parte del mejor quinteto de la NBA. Por cierto, White, también campeón, fue el “descarte” del seleccionador estadounidense, Steve Kerr, para la final olímpica.
En la selección femenina española hubo una situación similar con Leticia Romero, que se quedó sin jugar frente a Serbia, y luego en los cuartos de final frente a Bélgica. Pero aquí podríamos estar ante una variante de esas rotaciones limitadas de algunos entrenadores, que consideran que la tercera base no juega o está para imprevistos… si no fuera porque la ausencia de Silvia Domínguez dejó a las españolas con sólo dos bases, aunque hubiera escoltas capaces de cumplir con esa función. Lo curioso es que Romero venía de una gran temporada en su club y con el premio a la mejor jugadora de la última Copa.
A todo esto, por supuesto, cabe la posibilidad de que la base de Valencia Basket no estuviera en condiciones de jugar por algún problema físico, aunque no lo pareció en los minutos (14 en dos partidos) que pasó en pista en este torneo. Sea como fuere, Miguel Méndez, seleccionador español decidió acumular muchos minutos en unas pocas jugadoras, como por ejemplo en el partido decidido con prórroga frente a China (más de 40 minutos para Leonor Rodríguez y Megan Gustafson), y cuando el resultado final del torneo no es muy bueno todas las miradas (y reproches) van para el entrenador.
Parece claro que si un partido va bien, o va igualado, es normal que un entrenador se mantenga en “sus trece”, y si luego el resultado es adverso, no hay mucho que decir más que fue consecuente con su estilo. Sin embargo, si decides modificar el plan inicial y jugadores de banquillo juegan y lo hacen bien… ¿por qué no pueden mantenerse más tiempo sobre la pista? Y, en ese sentido, eso pudo pasarle en algunos momentos a la selección masculina dirigida por Sergio Scariolo, que contó poco con Jaime Pradilla (no jugó el primer partido) o Darío Brizuela, pero el rendimiento de ambos fue muy bueno por momentos y tal vez tendrían que haber gozado de un poco más de su confianza (en forma de más minutos) en algún partido.
Respetando el estilo de cada entrenador creo que este debe ser capaz de acoplar a sus doce jugadores en un partido, sea con el rol que sea. Y, por supuesto, el jugador tiene que saber adaptar su papel, y estar preparado para jugar 30 minutos cuando toque, o hacerlo sólo unos segundos para una determinada defensa o una jugada de ataque. ¿Es difícil para unos y otros? Sin duda, pero nadie dijo que entrenar y jugar fuera fácil.
Árbitros mejorables
Una queja que dejó entre algunos aficionados el pasado torneo olímpico tuvo a los árbitros como protagonistas. Así el reconocido analista, "Piti" Hurtado, publicaba este tuit el 27 de julio:
En este torneo hay muchos jugadores NBA y Euroliga. Los más importantes de los equipos que van a entrar en cuartos de final. Los mejores.
No tiene ningún sentido que FIBA no tenga aquí en los JJOO a los mejores árbitros, tanto de Euroliga como de NBA. Por las razones que sean.
Desconozco cuál es el criterio exacto de selección arbitral para este campeonato pero imagino que seguirá directrices similares a las de la clasificación de los países participantes, y que consiste en que sean representados todos los continentes, y eso lleva a que en la cita olímpica sea difícil que estén los mejores árbitros si partimos de la idea de que estos, a priori, serán los que arbitran las competiciones de mayor nivel.
Y la verdad es que algún partido olímpico sacó ciertas “vergüenzas” arbitrales a relucir, pero no olvidemos que ningún resultado se decide nunca por la actuación arbitral, porque sus errores (y aciertos) son una parte más del juego, como los son los errores y aciertos de jugadores y entrenadores. Y en cualquier caso, aunque no le falte razón a “Piti” Hurtado, los árbitros Euroliga también se equivocan, y como habitual seguidor NBA, el nivel arbitral allí está por debajo del europeo en general, y tal vez no mucho más allá que el del resto del mundo.
Esperando que las asperezas FIBA-Euroliga se limen del todo y los árbitros de la segunda puedan pitar competiciones FIBA pronto, no olvidemos que eso tampoco supondrá un cambio tan sustancial en este caso si no se cambian los criterios de representatividad olímpica, que me temo que no cambiarán, y que recordemos que también afecta a las selecciones participantes, dejando fuera a jugadores y equipos notables (La Eslovenia de Luka Doncic o la Lituania de Domantas Sabonis) en beneficio de otros menos potentes.
Última entrada del curso 23-24, y toca volver a reivindicar la figura del entrenador de formación, y la necesidad de tomar medidas para mejorar sus condiciones laborales.
Hace un par de años publiqué un texto sobre este tema, y leído ahora otra vez, me temo, por desgracia, que sigue vigente porque la situación no cambió. Así que animo a volver a leerlo, reflexionar y actuar:
Poco antes de escribir esa entrada tuve un breve diálogo con el entrenador Miguel Panadés, en la red social X (antes Twitter), cuando él reclamaba la necesidad de una mejora económica para los entrenadores de formación. Y cuando le propuse la posibilidad de una huelga, me instó a ir paso a paso… y todo sigue igual.
¿Qué tal una huelga a nivel nacional para paralizar el próximo curso todo el deporte de base? A lo mejor así se darían cuenta de la importancia de los entrenadores de formación, y harían por mejorar esas condiciones. https://t.co/xESvzb19si
Y, como entonces, mantengo mi idea, y es que sólo cuando la sociedad (y los gestores políticos) se den por enterados de la importancia del trabajo de los entrenadores de base (de todos los deportes, no sólo de baloncesto), comprenderán la necesidad de mejorar sus condiciones laborales.
Al hilo de esa mejora económica, la Asociación Aragonesa de Entrenadoras/es de Baloncesto (AAEEB) inició el pasado mes de mayo una encuesta para conocer la realidad socio-económica del entrenador de formación:
⏰ ENCUESTA 📝
¿Eres entrenador y todavía no has rellenado la encuesta?
¿Nos ayudas a conocer la situación socio-económica que vivimos los entrenadores de formación?
— Asociación Aragonesa de Entrenador@s de Baloncesto (@AAEEB_2022) May 10, 2024
Animo a participar de ella a todos los entrenadores. Y tengo muchas ganas de conocer el resultado final, aunque me extrañaría que no fuera por los derroteros que todos conocemos.
Esta petición de mejora económica sólo puede pasar por solicitar a las administraciones que permitan que clubes, colegios y demás asociaciones deportivas de base dispongan de un régimen fiscal y un sistema de ayudas especial que les permitan pagar como se merece a sus entrenadores y demás personal: no nos olvidemos del trabajo administrativo que exige el funcionamiento de estas instituciones, ni por supuesto de figuras tan importantes para la actividad deportiva como psicólogos, fisioterapeutas, preparadores físicos, etc.
Y para que la huelga no fuera sólo por una reivindicación económica, también se podría aprovechar para exigir a la administración que reconozca las titulaciones federativas para el ejercicio de la actividad de entrenador, en todos los casos en los que éstas se obtuvieron con anterioridad a los decretos que regulan las titulaciones académicas de técnico deportivo y técnico deportivo superior. Y para los casos en los que convivieron la enseñanza federativa y la reglada, que exista mediante currículum y/o examen (con diferentes convocatorias y facilidades) la opción de adquirir la titulación que permita ejercer como entrenador de formación, y así no dejar fuera a todos aquellos que fueron desarrollando esa labor.
No dudo que sea difícil sacar adelante estas peticiones, y está claro que la huelga es una medida extrema que no es fácil de aceptar, pero recientemente escuché el episodio 67 del podcast “Psych&Roll” (muy recomendable) del psicólogo Javier Hernández, donde el entrenador Antonio Cánovas se refería a la precariedad del entrenador de formación y mencionaba (sorprendentemente para mí) la huelga como una posibilidad, cuando se preguntaba (de manera similar a como escribí hace unos años): ¿qué pasaría si mañana decimos todos los entrenadores de formación que no entrenamos hasta que no tengamos un convenio colectivo? Así que si entre entrenadores “mediáticos” como él se empieza a hablar de esa opción de huelga, quién sabe si ahora con el fin de temporada y la llegada del verano se abra un buen momento para volver a reflexionar sobre esta lamentable situación del entrenador de base, y hacer algo más de fuerza para mejorar sus condiciones laborales, y luchar así por un futuro mejor para el deporte de formación.
BA-LON-CES-TO deshace, por fin, el desagravio imperdonable de no haber dedicado hasta ahora un texto para repasar algunos detalles de la figura de Oscar Schmidt. Una leyenda del baloncesto que sólo se mencionó tangencialmente en este blog en varias entradas anteriores, y cuya trayectoria merece cierto repaso a colación de una serie de curiosos cromos.
La imagen que abre esta entrada es la de un cromo del álbum “100 Gigantes del Basket mundial” (1989) de las revista “Gigantes del Basket”, y en el que se puede ver a Oscar con la camiseta del Snaidero Caserta, equipo italiano en el que cosechó algunos de sus mejores éxitos en el baloncesto transalpino: campeón de Copa (1988) y finalista de la Recopa de Europa (1989).
Este cromo es bastante curioso porque además de la errata en su apellido, se le ve en una acción sobre la que seguramente no será muy recordado, un mate de espaldas, y es que para todos los aficionados su recuerdo está asociado a su excelente tiro, que le valió el apodo de “Mano Santa”, por ese toque que le llevaba a anotar y anotar con facilidad desde todas las posiciones.
Sus mayores logros colectivos los alcanzó con la selección brasileña, con la que consiguió multitud de medallas y entre las que destacan el bronce mundialista de 1978, y sobre todo, el oro en los Juegos Panamericanos disputados en Indiana en 1987, donde ganaron la final a los Estados Unidos después de anotar 46 puntos. Y siendo esta la primera piedra que empezó a replantear a las autoridades del baloncesto estadounidense sobe la conveniencia de llevar a jugadores NBA a futuras competiciones internacionales.
Su sentimiento brasileño le llevó a declinar la posibilidad de jugar en la NBA, pues recibió en su día ofertas para jugar allí de la mano de New Jersey Nets, que le habían elegido en el draft de 1984, pero renunció porque en aquella época se diferenciaba el baloncesto profesional estadounidense del resto del baloncesto mundial, de tal manera que estaba prohibido que jugadores NBA pudieran jugar las competiciones del baloncesto FIBA.
Jugó en cinco Juegos Olímpicos y es su máximo anotador histórico (1.093 puntos), además de tener el récord de anotación en un partido (55 puntos contra España en 1988).
Para el recuerdo queda algunas acciones espectaculares en Atlanta 1996, ya con 38 años, frente a algunos de los mejores defensores estadounidenses (Gary Payton y Scottie Pippen):
Otro cromo aquí de una colección de los ochenta que también ofrece otra vez la errata de su apellido, y de nuevo se le ve machacando el aro.
En España tuvimos la suerte de verle jugar durante dos temporadas en la ACB formando parte del Fórum Valladolid (1993-95), y realizando exhibiciones anotadoras como la del récord de triples en un partido (11) que no sería batido hasta varios lustros después:
Y, así ganaría el concurso de triples del “All Star” de la temporada 1993-94 que se celebraba de manera conjunta entre ACB y Lega italiana.
Su longevidad en las pistas le llevó a jugar hasta los 45 años en Brasil, lo que unido a su estupenda mano le permitió retirarse con casi 50.000 puntos en su carrera. A los que añadiría algún punto extra más como se ve en el siguiente vídeo de su participación en un partido de celebridades en un fin de semana de las estrellas de la NBA en 2017 (con 59 años):
Unos años antes, en 2013, había recibido uno de los mayores reconocimientos que puede alcanzar un jugador de baloncesto una vez retirado, su inclusión en el “Hall of Fame” del baloncesto, introducido de la mano del legendario Larry Bird:
Por último, finalizo este recuerdo de la trayectoria de Oscar con un reportaje en el que se repasan algunos detalles de su estupenda carrera y que dejo aquí para quien quiera conocer un poco de la historia de este mítico jugador: