Por Jorge
Lebron James, en un gesto que le honra pero que quizás fue a destiempo y más por el afán de protagonismo que otra cosa, ha dicho recientemente que se debería retirar el número 23 de todos los equipos de la NBA (Miami ya cumplió con ese honor), en homenaje a Michael Jordan.
El gran Michael, como hombre respetuoso con las leyendas de nuestro deporte, y de las que también aprendió en su momento, dijo que eso no sería acertado pues otros muchos que le precedieron merecerían tal honor, y citó a “Magic” Johnson, Larry Bird, y Bill Russell, aunque seguro que se podía haber acordado de otros muchos.
Bien es sabido que a la velocidad que circulan las noticias, y teniendo en cuenta que cada vez con mayor rapidez el pasado más reciente se convierte en “prehistoria”, difícil es recordar y tratar con el respeto que merecen a algunas de las leyendas iniciales del baloncesto.
Bill Russell no suele ser nombrado o asociado con facilidad, sobre todo entre los jóvenes aficionados, con la grandeza de nuestro juego más unida a nombres como los del propio Jordan, Magic, Bird, Doctor J… Por eso quiero aprovechar este espacio para glosar brevemente y rendir un merecido homenaje a éste mítico jugador de los Boston Celtics.
¿Quién no ha visto la fotografía de Bill Russell con sus 11 anillos de campeón de la NBA (los dos últimos como entrenador-jugador)? Es verdad que era otra época, que el dominio de los Celtics era avasallador, pero el mérito de esa hazaña deportiva (11 títulos en 13 temporadas) evitaría cualquier comentario acerca de la excelencia deportiva del bueno de Bill, y a la que se podría añadir un par de títulos de la NCAA jugando para la Universidad de San Francisco, o la medalla de oro olímpica conseguida en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956.
También se podrían añadir premios individuales como sus 5 MVP´s de temporada regular o sus records estadísticos sobre todo en el apartado reboteador. Sus tapones no están contabilizados porque en su época no se recogía esa estadística, pero en el siguiente video se aprecian sus habilidades y enseñanzas en el apartado defensivo del que fue un maestro:
Desde la temporada 2008-2009, la NBA que suele cuidar muy bien todos estos detalles, agasajó a la leyenda de los Celtics dando su nombre al premio al jugador más valioso de las finales, y así hizo entrega del mismo a Kobe Bryant en las pasadas finales.
Cuestiones deportivas aparte, la figura de Russell, un deportista de élite y de éxito en su momento, contrastan con la segregación racial que se vivía en sus inicios deportivos en Estados Unidos, y teniendo además en cuenta las vicisitudes de su vida familiar me pregunto como es posible que todavía no se haya realizado una película o documental que recoja sus vivencias deportivas y humanas. No tengo ninguna duda de que su creación y difusión añadiría un nuevo éxito a la brillante carrera de Russell, y de ese modo, todos los jóvenes aficionados podrían conocer mejor la carrera de este legendario deportista.
Méritos al margen, siempre es una delicia escuchar sus palabras o leer sus declaraciones en la prensa escrita, porque suelen ir acompañadas de ese halo de sabiduría propio de aquellas personas mayores de experiencia muy dilatada y que bien pueden servir para guiar a los inexpertos jóvenes. Así en una reciente entrevista en “Marca” decía acerca de los fundamentos del baloncesto: “Hay muchos niños que tratan de hacer un mate antes de aprender a tirar o a botar. El proceso natural de un jugador debe ser el de aprender los fundamentos necesarios como para poder defenderse dentro de una cancha en igualdad de condiciones con otros rivales —tiro, bote, pase...—. Si esa progresión continúa, entonces será un jugador de elite y se incorporarán nuevas cualidades, y si mejora más, estará entre las estrellas. Pero muchas veces se quiere dar el segundo paso antes del primero, es decir, jugar a alto nivel sin cimentar el juego con los fundamentos.”
En otra entrevista publicada por “El Pais” hizo alusión a su juventud marcada por la segregación racial “donde la mayoría de la sociedad, constantemente, intentaba que nos sintiéramos inferiores” y alabo la figura de su madre, que le convirtió en el luchador que pudo luego superar todo tipo de adversidades personales y deportivas, cuando le decía que “no hay nadie en este planeta mejor que tú, pero tampoco tú eres mejor que nadie".
A palabras como las anteriores habría que añadir los elogios que derrocha con los jóvenes jugadores de la actualidad, “Pau es uno de los mejores pívots de la Liga y un jugador que no deja de progresar. Una persona además muy cercana”, pues lejos de “sacar pecho” por su palmarés difícilmente igualable, son habituales sus buenas palabras y consejos: “Mi objetivo es ayudar a que los jóvenes sean mejores jugadores en el futuro, que acaben amando el baloncesto como a mí me ocurrió.”
Y sigo preguntándome: ¿quién no se pararía a escuchar a un tipo como Bill Russell? Aquí tenemos otro ejemplo de sus reflexiones:
4 comentarios:
Gran post y merecidas palabras de reconocimiento hacia la figura de Bill Russell.
Por cierto, me ha gustado lo que ha dicho Jordan, aunque no se porque no citó a Kareem.
Saludos.
Bueno, sólo nos ha llegado la noticia de agencias, pero los mismo citó a más leyendas. En todo caso, si se hubiera tenido que poner a decir los nombres de todos los que merecerían tal honor, ya te puedes imaginar que la retahíla hubiera dado para tanto tiempo que ni un discurso de Fidel Castro.
Saludos Mo.
Hola J. Soy J.Carlos. Una pregunta. El otro día oí que en Móstoles se quería hacer un equipo de ACB (no sé como). Tú has oido algo?
Bill Russell un grande en la NBA y en la Vida
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