Frases de Baloncesto (6): “Magic” Johnson

Por Jorge

El baloncesto profesional tiene una imagen de negocio que a veces hace olvidar el verdadero motivo por el que se juega, o por el que al menos se debería jugar.


La verdad es que viendo a algunos como por ejemplo, Pau Gasol, que no paran de cumplir compromisos publicitarios y demás atenciones a los diferentes medios de comunicación, se entiende que a veces pierdan la noción de lo que es importante, y que acaben hasta el gorro de tanto ajetreo.

¿Cuántas veces hemos soñado todos con llevar la vida de un deportista de elite? Pero claro, generalmente pensamos en divertirnos jugando, en el dinerito que reciben, y poco más.

¿Cuántas veces pensamos en la multitud de compromisos incluidos viajes (por obligación) de un lado a otro, la falta de tiempo para estar con los suyos (familias y amigos)…? Casi nunca. Si lo hiciéramos seguramente tendríamos menos ganas de ocupar, la por otro lado privilegiada posición que ocupan (comparados con otros) estos deportistas.

Muchos de esos jugadores, a veces pierden el sentido llevándoles a malgastar los abundantes ingresos que reciben, a dejarse llevar una vez firmados sus lucrativos contratos de modo que dejan de entrenar y prepararse como la exigencia del deporte profesional reclama, y en definitiva en dejar de jugar, que es la esencia en este caso del baloncesto.


El gran Earvin “Magic” Johnson nos recuerda porque se juega:

“Se juega para ganar, para divertirse, y para hacer felices a los demás”.

Johnson bien sabía lo que era ganar (sigue sabiéndolo como copropietario y vicepresidente de los Lakers), pasárselo en grande (su perenne sonrisa le delataba… y le sigue delatando), y desde luego que nos hacía felices a los demás cuando disfrutábamos del juego de los equipos que se beneficiaron de su altruismo y compromiso con el juego colectivo.

Valga la frase de “Magic” para devolver a la tierra a todos esos aficionados que dramatizan con la victoria-derrota de sus equipos, y a esos jugadores que no paran de quejarse por errores cometidos o “injusticias” recibidas. El baloncesto es un juego, y se disfruta jugando... y viéndolo jugar.