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domingo, 16 de septiembre de 2018

La remuneración del entrenador de formación

Por Jorge

De cuando en cuando, salta el debate acerca de lo que se paga a los entrenadores de baloncesto (y de otros deportes) de colegios y clubes de formación, y las condiciones generales de su trabajo. Y este verano volvió a pasar en las redes sociales.

Rescato opiniones leídas y aporto algunas mías ahora que estamos empezando la temporada, momento en el que quizá los entrenadores deberíamos tomar algunas medidas…


¿50 euros? No sé donde ocurrirá así, pero parece obvio que algo más merecemos… aunque si lo comparo con un caso que conocí en un colegio madrileño, tal vez eso sea hasta mucho. Y es que en una ocasión una entrenadora me ofreció su puesto (se iba de Erasmus) y me comentó que la pagaban 60 euros… ¡por cada tres meses! No hace falta que diga que aparte de que estaba muy a gusto en el equipo que entrenaba, me pagaban mejor, y me quedé en mi club.

Eso sí, no se pierdan alguna respuesta al tuit anterior.

“Y con todo el orgullo del mundo. Para mí, formar parte de un club en el cual todos los chavales pueden hacer este deporte (ya que pagan 80€ por toda la temporada) gracias a que los entrenadores no cobramos es motivo de orgullo y no de queja”.

Desde luego es admirable y reconocible ceder el sueldo altruistamente para que los jóvenes puedan hacer deporte, ahora bien, eso no quiere decir que los entrenadores estén mal pagados.

“El verdadero problema no es quien lo ofrece, sino quien lo acepta. Ese es el que realmente nos perjudica.”

Tal vez no le falte razón a quien hace este comentario, pero también es cierto que a quien le apasiona entrenar, y no necesita ese dinero por tener otra fuente de ingresos, al final acepta porque quiere entrenar independientemente del tema económico.

“Un profesor de pintura te pide 100 euros al mes, una Nanny 8 euros la hora en casa, todo tiene un valor económico. Enseñar gratis enseñas a tus hijos o a tus sobrinos, el resto ha de ser remunerado, y en condiciones”.

Muy de acuerdo. O trabajas en una ONG y no te importa ceder tu sueldo por una buena causa, o tienes otro trabajo remunerado que te permite renunciar a cualquier compensación económica por entrenar, o que cada trabajo sea remunerado como se merece. Si en el deporte de formación existe una recompensa económica para todos los que participan de él (federaciones, árbitros...), el entrenador no es menos. También la merece.

En el siguiente hilo, más allá de la problemática con algunos padres, todos conocemos casos, algunos sangrantes por cierto, la verdad es que no le falta razón a este entrenador cuando en ese cálculo que hace de cobro por horas trabajadas, que en realidad todos dedicamos más tiempo del que pasamos en cancha. Vamos, que mientras que otros trabajan en su puesto y se acabó, los entrenadores trabajamos más fuera que dentro de la cancha, preparando entrenamientos, formándonos, realizando tareas de club, etc. ¿Cómo se regulan esas horas?

Lean la siguiente reflexión, porque me parece que aquí está la cuestión con mayúsculas:


El baloncesto (deporte) de formación tiene que tener una regulación acorde con su importancia, que es mucha, y a la valoración económica se le debe dar un valor educativo que para muchos parece que no es importante, por desgracia.

Ángel González Jareño, entrenador profesional con una dilatada carrera en los banquillos, en su reciente libro “Baloncesto para educar” sueña con un baloncesto tomado como una potente herramienta educativa para la formación integral de los jóvenes, y en ese sueño “el entrenador es muy valorado por todos, tanto profesional como económicamente”.

Más adelante, Jareño menciona las posibilidades educativas de un entrenador de formación por cuanto los jóvenes pasan con él tanto o más tiempo que con sus profesores de matemáticas o lengua, y no se comprende que siendo así, colegios y clubes resten importancia a la figura del entrenador.

En el siguiente tuit se vuelve a mencionar la necesidad de esa regulación:


Si bien para mi gusto se equivoca en la necesidad de facilitar la adquisición de las titulaciones de nivel 1 y 2. Mejor dicho, tal vez se deban mejorar las condiciones para adquirir esos títulos de entrenador, pero no por ello dejar de ser exigentes desde el punto de vista académico para conseguirlos. La responsabilidad que tenemos los entrenadores en formación es grande, y nuestra formación tiene que ir a la par.

Creo que es práctica habitual “abrir la mano” para aprobar a los entrenadores cuando se hacen estos cursos, lo viví en primera persona cuando siendo uno de los pocos (fuimos creo que 3 ó 4) los que aprobamos en primera convocatoria todas las asignaturas de un curso (cuando se aumentó tasas y en teoría exigencia académica), y luego al final los suspensos (una treintena o más) apenas necesitaron hacer algún trabajo o poco más para que aprobasen sin problemas. Y lo peor es que desde el punto de vista de la promoción, todos éramos igual de aptos independientemente de haber aprobado a la primera o después.

En cualquier caso y resumiendo, mi opinión es similar a las expuestas aquí, el entrenador de base desarrolla un trabajo que tiene que ser remunerado acorde a su responsabilidad y formación, reconocerse su trabajo en pista y fuera de ella, y que dicha compensación económica se adapte a los tiempos que vivimos, ya que no puede ser que se siga cobrando lo mismo que en el siglo pasado. Esta profesión, porque nuestra dedicación es profesional, requiere una regulación específica que demuestre una valoración económica acorde a su importancia educativa en la formación de los jóvenes más allá del ámbito deportivo.

Para terminar, una propuesta: ¿por qué no hacer una huelga? ¿Qué pasaría si todos los entrenadores de equipo de clubes y colegios nos pusiésemos en huelga ahora que comienza la temporada? Tal vez habría que hacer un poco de “ruido” para conseguir que la administración y el ámbito privado valoren nuestro trabajo, y dejar de quejarnos pero al final mirar para otro lado.

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