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miércoles, 11 de septiembre de 2019

¿Qué entrenadores queremos para el baloncesto de formación?

Por Jorge

Septiembre es el mes de la vuelta al cole y con ella se vuelve al baloncesto de andar por casa, el de formación, el que la mayoría vivimos en nuestros clubes de barrio y de colegio. Y BA-LON-CES-TO comienza el curso 2019-2020 con una reflexión sobre qué tipo de entrenadores queremos para este baloncesto.

A mí me parece que los directores o coordinadores deportivos se mueven entre dos extremos, los que sueñan con ganar el campeonato provincial (después de haberle arrebatado al rival a sus mejores jugadores este verano con alguna promesa dudosa), o los que se limitan a cumplir el expediente en una huida hacia adelante sin importarles el desarrollo deportivo (y lo que es peor, educativo) de los chavales que forman parte de su club. Lógicamente en esa horquilla hay una mayoría que se mueve en el término medio, espero, aunque seguro que existe mucha diversidad y hasta seguro que se mezclan las características mencionadas.

Y en cuanto a los padres, esos extremos estarían entre los que creen que tienen un campeón o campeona en su casa, que sus hijos son los mejores, y que faltaría más, ellos saben de baloncesto más que el coordinador, el entrenador... y la madre que los parió. Y por otro lado estarían los que colocan a sus hijos en el baloncesto como en cualquier otra actividad más que nada como guardería que por algún interés educativo y deportivo. Igualmente entre estas dos tipologías se extendería todo un abanico de posibilidades.

Cualquiera que tenga un mínimo de experiencia en el ámbito del baloncesto de formación de a pie, sabrá que existen varios tipos de entrenadores también. Y aquí expondré tres, aunque seguramente haya algunos más, y los matices diversos:

Al que le gusta mucho el baloncesto (por haberlo jugado o seguir haciéndolo) pero que en verdad no sabe cómo hacer bien su trabajo y se guía por su experiencia como jugador, haciendo lo que hicieron con él… aunque sea equivocadamente. Y todo porque le viene bien la poca pasta que recibe por entrenar por ejemplo a un equipo de minibasket.

También tenemos al que tiene alguna titulación (¿y conocimientos?), pero que aplica lo que sabe independientemente del nivel de los jóvenes que entrena, es decir, importa más sus objetivos que los que tienen realmente los chavales, y en lugar de adaptarse, entrena a todo el mundo por igual, independientemente de si es baloncesto de minibasket o de categoría júnior. Ah, y si la cosa no funciona, la culpa siempre será de los niños que no se enteran de nada.

Y por supuesto, aunque en menor medida me parece a mí, hay entrenadores que tienen conocimientos (y se siguen formando día a día), saben cómo aplicarlos, y además les gusta lo que hacen, poniendo el foco en los jóvenes que entrenan, dando más importancia al proceso educativo del entrenamiento a estas edades que propiamente al deporte. Auténticos profesionales del baloncesto de formación por interés, conocimientos, ilusión, horas de dedicación… aunque luego cobren como si su trabajo apenas tuviera valor.

Y volvamos al inicio. Con esta sencilla tipología de entrenadores, habría que preguntar a los coordinadores deportivos y a los padres: ¿Cuáles preferís para vuestros jóvenes jugadores/hijos?

La respuesta parece obvia, pero lo cierto es que a juzgar por el comportamiento de unos y otros, no siempre queda claro. Y por eso dejo aquí algunas de mis recomendaciones:

Coordinadores del mundo, invertid en la formación de vuestros entrenadores si realmente os importa la educación deportiva de los jóvenes de vuestros clubes, dad mayor importancia a la educación que al deporte (ni que decir tiene que los resultados nunca deben ser lo más importante en edades tempranas), y colocad a vuestros entrenadores con más experiencia en las categorías de menor edad para que la progresión sea la adecuada.

Padres, aseguraros que vuestros hijos forman parte de un club que pone su interés en el apartado educativo por encima del deportivo, y conoced a sus entrenadores para ver su comportamiento (no para juzgar sus conocimientos baloncestísticos, que seguro que son suficientes). Y si cumplen con lo que deseáis para vuestros hijos, apoyarles y animarles dejando en paz a los entrenadores.

Por último, valorad el trabajo de estos entrenadores, y recompensarles como se merecen, sí, también económicamente, para que puedan seguir formándose, y mejorando para hacer mejor una labor educativa y deportiva de base que será fundamental para el resto de la vida de esos jóvenes.

¡Mucha suerte a todos los que empiezan la temporada 2019-2020 del baloncesto formativo!

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