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martes, 13 de octubre de 2020

El lagunero opina… Finales NBA 2020 Lakers 4 Heat 2

Por Jorge

Una cuestión de tamaño y experiencia. Así se podría resumir el desenlace de unas finales de la NBA que duraron más de lo que algunos esperaban al inicio gracias a Jimmy Butler y el coraje de los Heat.

Miami llegó a las finales después de ganar la final de conferencia este en una dura pugna con los Celtics, y ese desgaste daba mayor favoritismo, si cabe, a unos Lakers más descansados después de eliminar con mayor “comodidad” a los Nuggets en el quinto partido de las finales del oeste.

Las lesiones de Bam Adebayo y Goran Dragic en el primer partido aumentaron ese papel de favorito para unos Lakers que no desaprovecharon su oportunidad en los dos primeros partidos de las finales, con la pareja James-Davis campando a sus anchas contra la débil zona de los Heat.



Sin embargo, todo cambió a partir de la exhibición de Butler en el tercer partido. Actuación que agradecemos los aficionados al baloncesto de otros tiempos por cuanto la estrella de Miami anotó sus 40 puntos sin tirar ningún triple, jugando en la pintura y en la media distancia, en espacios de contacto susceptibles de conseguir faltas personales, y con ello puntos “fáciles” desde los tiros libres.



Lakers respondió bien a esa actuación en el cuarto partido, pero sin demostrar grandes alardes hasta el punto que otra vez en el quinto, Butler se echó a su equipo a las espaldas para asumir toda la responsabilidad ofensiva, y también defensiva si tenemos en cuenta que se encargó en muchas ocasiones del marcaje de LeBron y Davis, para conseguir la segunda victoria de Miami y sembrar ciertas dudas en el equipo angelino.



Algunos quisieron ver esos titubeos en la jugada final en la que LeBron decidió pasar a Danny Green en lugar de jugarse el tiro decisivo que hubiese decantado las finales, y la realidad es que fue una acción bien jugada. James arrastró a toda la defensa hacia él y busco al tirador abierto con opción de un tiro cómodo… que no anotó. Eso fue todo.

El sexto partido no tuvo apenas recorrido desde los primeros minutos con los Lakers siempre por delante, muy bien en defensa limitando el acierto de Miami y forzando muchas pérdidas, anotando fácil en transición y en la pintura, y con grandes ventajas desde el segundo cuarto.



Al final se impuso el tamaño de los Lakers frente a unos Heat que nunca pudieron parar a los angelinos en la pintura. Y esto también es una buena noticia para el aficionado al baloncesto total, porque si bien los Lakers no destacan tanto por su juego interior como algunos piensan, al menos juega con el protagonismo notable de un grande como Anthony Davis, y cuando hace falta se apoyan en la faceta defensiva de Javalee McGee y Dwight Howard. Difícil será que haya un cambio de tendencia que vaya hacia dar mayor valor al juego del pívot (Nikola Jokic con Denver también contribuye mucho a ello), pero se agradece cuando la mayoría sólo juega ataques rápidos al triple.



A la hora de analizar las actuaciones individuales, Butler acabó agotado las finales, pero lo cierto es que fue el mejor jugador de la eliminatoria, y aunque sólo ocurrió una vez en la historia (1969 con Jerry West), de no ser por la actuación de James en los dos últimos partidos, bien podría haber sido el MVP de las finales aunque perteneciese al equipo perdedor.



En cualquier caso, la actuación de LeBron también le hace merecedor del premio al mejor jugador de la final, con estupendos números (30 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias por partido) y con un porcentaje de acierto en el tiro (59%) que fue el más alto de su carrera en unas finales, y no olvidemos que estaba jugando la décima y que está próximo a cumplir los 36 años. Tiempo habrá de analizar, próximamente, con más calma detalles de la figura de LeBron James.



Tampoco hubiese sido descabellado que este premio individual hubiese acabado en las manos de Anthony Davis, pues también tuvo mérito su actuación por jugar a gran nivel en ambos lados de la pista. Y más si tenemos en cuenta que estuvo renqueante en algunos momentos de las finales, y eso no le impidió hacer sobre todo un esfuerzo defensivo notable. Su actuación (y estadística: 25 puntos, 11 rebotes, 3 asistencias y 2 tapones por partido) también fue decisiva para que Lakers ganara el campeonato.

Siempre se dice que un jugador (o dos) no puede ganar sólo el título, y si está claro que James y Davis son las piezas principales sobre las que se cimentó el título angelino, éste no hubiese sido posible sin la aportación de la intendencia.

Danny Green, KCP, Markieff Morris y Kyle Kuzma fueron criticados, como el resto de suplentes, en muchas ocasiones por el desacierto en su tiro, y seguramente por eso, cuando consiguieron “enchufar” algunos tiros marcaron la diferencia. Por no hablar de su trabajo sucio en defensa junto a Alex Caruso y Rajon Rondo.

Caruso tal vez no pasaría de ser un jugador del montón en el baloncesto FIBA, y ahora es campeón de la NBA con una participación importante, y es que es el claro ejemplo de jugador de equipo que tal vez con más esfuerzo que talento, sabe aprovechar sus oportunidades para hacer esas pequeñas cosas que ayudan, y mucho, para que un equipo alcance la victoria.

Y en cuanto a Rondo, independientemente de sus números de ataque, curiosamente siempre buenos en las victorias, su aportación fue decisiva en la dirección y en la intensidad defensiva de su equipo.

Para muchos este campeonato será de asterisco por haberse tenido que cerrar en la burbuja de Disney sin factor cancha (para ningún equipo, ojo) después de la pandemia del coronavirus, pero lo cierto es que los Lakers fueron el segundo mejor equipo de la liga antes del cierre de la temporada regular, y luego fueron capaces de seguir entre los mejores hasta el final superando la presión que tenían como favoritos, y demostrando una fortaleza física y mental tan necesaria para aguantar “confinados” durante tanto tiempo en Orlando.

Los Lakers celebran este título que además de igualar así a los Celtics como los dos equipos más ganadores de la historia de la NBA (17 campeonatos), también sirve como homenaje a la figura de Kobe Bryant, aunque todos los aficionados hubiésemos preferido una derrota a cambio de que siguiera entre nosotros.

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