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viernes, 23 de octubre de 2020

Impaciencia en el banquillo

Por Jorge

La paciencia es una virtud, dicen, pero el baloncesto profesional no es muy virtuoso, y es que esta semana vivimos otro caso de impaciencia con el trabajo de un entrenador de baloncesto. Paco García, fue destituido en Baloncesto Fuenlabrada después de ¡sólo cinco partidos!

Algo hace pensar, y no es que quiera ser malpensado, que debía haber algún problema en ese vestuario, porque a este despido se sumó una reestructuración del cuerpo técnico y hasta la salida y entrada de jugadores.

La nota informativa que difundió el club fue muy escueta, y por supuesto, en los tiempos políticamente correctos que vivimos, nada decía más que hasta aquí hemos llegado, y si no se ganan partidos a otra cosa mariposa. No sé qué pensarán los aficionados del equipo, pero a lo mejor merecerían alguna explicación más.

Quién sabe, a lo mejor en el futuro, el entrenador dice esta boca es mía, y despotrica de algún jugador o de los gestores. Ahora toca callar y esperar que pase el tiempo para conseguir otra oportunidad y volver a un banquillo.

García llegó a Fuenlabrada el pasado mes de febrero con más de doscientos partidos en la ACB como entrenador principal (muchos más como ayudante), y con la misión de intentar apagar el fuego que por entonces había en el equipo, y que no era otro que el de tratar de salvarse del descenso. La pandemia paró la competición y aunque todavía quedaban partidos para el milagro, la situación salvó al equipo madrileño de una posible bajada de categoría.

La trayectoria de Baloncesto Fuenlabrada en ACB tuvo altibajos a lo largo de su historia, con algunos descensos y ascensos como corresponde a un club modesto que seguro que siempre manejó presupuestos ajustados, con todas las limitaciones que ello supone a la hora de fichar, jugadores y también entrenador, claro. Y siendo así, sorprende una falta de paciencia que desde luego hay que reconocer que no disimuló.

Cinco derrotas. Primero en Santiago de Compostela, clara, pero jugando bien y compitiendo al menos hasta el tercer cuarto. Luego derrota contra el Baskonia de Euroliga en casa. Después de una jornada de descanso llegó una derrota dolorosa en Fuenlabrada por un punto (81-82) frente a Estudiantes. A continuación también derrota dura por sólo cuatro puntos (81-77) en cancha de Tenerife, por entonces líder invicto. Y finalmente derrota ajustada en casa contra Manresa (100-102).

Cinco derrotas, sí, pero tres de ellas con resultados muy ajustados. Y todo esto, tengo que decir condicionado por la pandemia, porque si el apoyo de la afición para cualquier equipo es genial, el público de Fuenlabrada aprieta como ninguno, doy fe, y me atrevo a decir que en el Fernando Martín su público “suma” algunos puntos en cada partido. En otro tiempo habría alguna victoria en el casillero fuenlabreño, seguro, pero como no es así… a la calle. Una lástima, porque ya me dirán cómo puede un entrenador desarrollar su filosofía de juego con tan poco margen de tiempo. La dictadura del resultado.

Ahora a la llegada de un nuevo entrenador, Javier Juárez, se suma otro ayudante, Salva Guardia, que por cierto fue exjugador de la casa y que ejercía como director de cantera, pero que fuera de la pista sólo tiene experiencia en la gestión como director deportivo en Zaragoza y no en el banquillo. También sale Anna Montañana después de tres años como entrenadora ayudante. ¿Hablará ella de lo que pasaba en ese vestuario? Tal vez otros entrenadores podrían aprender de lo que pasó allí.



Otras veces la solución fue dar salida a algún jugador y traer a otro, como pasó aquí también, y a seguir remando sin romper una línea de trabajo, que si no obtuvo resultados hasta el momento fue por bien poco, señal de que no se estarían haciendo tan mal las cosas.

Javi Juárez, quizá esté ante una última oportunidad de engancharse en la élite. Entrenador de larga trayectoria en los banquillos, tiene poca experiencia en la ACB, de hecho, el también fue otro ejemplo de impaciencia con los entrenadores en su única temporada en la máxima categoría. Cuando entrenó en Murcia fue destituido después de una serie de derrotas en liga, pero ojo, con su equipo liderando la liguilla en la Basketball Champions League. Nada, que lo querían todo… o no sabían lo que querían.

Me pregunto si no había un candidato más cualificado para ocupar ahora el banquillo, porque la papeleta que tiene Juárez es más que complicada. Entiéndaseme, que si lo digo es porque su experiencia no invita al optimismo. Ya puestos a cambiar, ¿por qué no apostar por un entrenador más "consagrado"? Léase, Joan Plaza, por ejemplo.

Ojalá Juárez tenga más suerte esta vez, y sea capaz de reconducir al Fuenlabrada, pero ahora tendrá que establecer sus reglas de juego, de vestuario y demás, vamos, lo que viene a ser un trabajo que se hace en una pretemporada pero que tendrá que hacerlo durante la competición, así que veremos cuanto tiempo de adaptación le permiten, porque como no salgan los resultados…br />
Está claro que los plazos en los que se mueven estos equipos que pelean por salvar la categoría obligan a sus entrenadores a asumir el riesgo de trabajar en el filo, con muy poco margen, y desde luego a muy corto plazo. Y a lo mejor es ese el error, no tener paciencia.

Por cierto, si el entrenador fue el equivocado, ya puestos, ¿por qué no buscar culpables también en los gestores deportivos? Si tienen que rodar cabezas que caigan todas y no sólo la del entrenador, que la gestión implica también otros puestos, pero seguro que este fue el primer despido de un entrenador, espero equivocarme, pero no el último porque lo que pasó en Fuenlabrada es moneda demasiado común.

Sé que es una quimera imposible, pero estaría bien obligar a los clubes a respetar ciertos plazos y verse obligados a que los entrenadores puedan disponer de al menos una temporada completa para dejarles que puedan desarrollar su baloncesto, y aprender de los errores para hacer los ajustes oportunos. ¡Qué iluso! Maldita impaciencia.

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