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jueves, 16 de septiembre de 2021

Permitir el error y mucho más el fallo

Por Jorge

La temporada comienza en el baloncesto profesional, pero también en el amateur, el que juega la mayoría de la gente, con especial atención a los más jóvenes que están aprendiendo. Y es buen momento para recordar a los entrenadores de formación que deben aplicar mucho sentido común en esos equipos.

Los entrenadores nos afanamos para que el aprendizaje en la formación sea una realidad, pero en ocasiones perdemos el norte y no tenemos en cuenta el nivel de quienes juegan, y lo que es peor, no aceptamos el error y a veces hasta el fallo.

Aclarar una vez más que no es lo mismo un fallo que un error. De manera breve, lo primero sería por ejemplo cuando no se anota un tiro libre o un tiro abierto en buena posición. Lo segundo tiene que ver con no tomar la decisión adecuada, por ejemplo, tirar forzado en mala posición en vez de pasar a un compañero que está sólo bajo canasta en mejores condiciones para anotar. Y por tanto hacer un tiro liberado desde una posición de habitual anotación nunca es un error aunque se falle.

¿Cómo pueden mejorar los jóvenes si están atenazados por el temor a cometer un error/fallo que puede provocar una bronca de su entrenador antes de mandarles al banquillo?

Uno de los principios básicos que tiene que tener un entrenador es que debe hacer entender al jugador/a que se puede equivocar, y que eso no importa, porque lo importante es intentarlo y poner en práctica la técnica y táctica individual que se trabaja en los entrenamientos.

Entrenadores, por favor, vean el siguiente vídeo:


Como habrán podido ver, en ese vídeo se dan una recopilación de fallos que se pueden considerar increíbles si tenemos en cuenta que son protagonizados por jugadoras y jugadores profesionales. Siendo así, ¿cómo es posible que los entrenadores de formación nos lamentemos cuando los jóvenes fallan en situaciones similares?

Un clásico de la formación al finalizar un partido que se pierde es quejarse por los muchos tiros libres fallados (que resulta que luego se entrenan poco y mal), o por la cantidad de fallos bajo canasta. Tonterías. Lamentos los justos, lo que hay que hacer es dejar que la chavalería juegue, que aprenda de los errores, y entrenar para poder corregirlos. Y no atemorizarles con sus fallos y errores. Entrenadores, no lo olviden ahora que se empieza, y sigan teniéndolo en cuenta a lo largo de todo el curso.

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