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miércoles, 2 de marzo de 2022

Los árbitros ni ganan ni pierden los partidos

Por Jorge

El arbitraje es casi imposible que sea reconocido incluso cuando los árbitros lo hacen bien. Pero, ¿qué es hacerlo bien? Pues igual que con los jugadores, consiste en cometer el menor número de errores, y muchas veces eso es insuficiente.

El árbitro deportivo, especialmente en los deportes de equipo, siempre está en boca de todos para mal. Y ahora con internet y las redes sociales, más.

Un ejemplo bastará. Estoy dentro de un grupo de whatsapp que, especialmente cuando juega alguno de los equipos “futboleros”, no falta quien siempre apunta que su equipo favorito perdió por culpa del arbitraje, o ganó a pesar de los árbitros, con discusiones interminables. Poco importa si los equipos implicados estuvieron más o menos acertados, si el entrenador estuvo más o menos fino con sus rotaciones y su estrategia. Da igual.

Experiencia arbitral
Hace tiempo, varias décadas, hice un curso de arbitraje para arbitrar en ligas municipales, tanto en categoría sénior como a jóvenes y niños. Y entonces me llegó por primera vez el concepto de porcentaje de acierto de los árbitros, cuando el organizador de aquel curso, árbitro de baloncesto federado, comentó que un porcentaje que estuviera por encima del cincuenta por ciento de acierto de las pitadas (veces que hace sonar el silbato) de un árbitro estaba bastante bien. Visto por el lado del jugador que se considera el 50% de acierto de sus tiros como un gran porcentaje, esa me parecía una interesante comparación.

Viendo baloncesto profesional ahora, no suelo fijarme en exceso en el arbitraje, mi interés como aficionado se centra en las habilidades de los jugadores y algo menos en las estrategias de los entrenadores, sin embargo, tengo la sensación de que ese porcentaje de acierto arbitral es más alto, y no es fácil teniendo en cuenta el nivel físico de los jugadores y la velocidad del juego.

Arbitrar es muy difícil, y prueba de ello está en que en ocasiones, ahora que se puede utilizar el vídeo para dilucidar algunas decisiones, ni después de repasar las imágenes una y otra vez quedan claras algunas jugadas. Pero eso no les pasa a esos aficionados que siempre ven alguna conspiración contra sus equipos favoritos, porque nunca tienen dudas. Tal vez debieran dedicarse al arbitraje si siempre lo tienen tan claro.



Mi experiencia arbitral fue corta. Los jugadores y los entrenadores son insoportables (especialmente los adultos), como se puede ver en el vídeo anterior en el que el árbitro principal de la pasada final de copa tiene que hacer uso de una paciencia infinita.

Se protesta todo y a veces el conocimiento del reglamento no suele ser muy amplio. En mi caso, una jugadora me llegó a reconocer después que protestaba para ver si podía influir en mi arbitraje. Antes la había dejado con un palmo de narices, porque me largué del partido. Mi salud mental no se compensaba ni siquiera con el sueldo mínimo que recibía. Una pena, porque arbitrar también puede ser divertido, y puede ser otra manera de disfrutar del baloncesto, pero falta educación deportiva.

Psicología deportiva
Uno de los mandamientos de la psicología deportiva a la hora de tratar la frustración de los deportistas por los errores ajenos es la de aleccionarles para que se centren en lo que depende de ellos, y que dejen al margen aquellas situaciones que están lejos de su alcance. Y una de esas situaciones es la que se refiere al arbitraje.

De poco sirve preocuparse por una decisión arbitral por errónea que se considere cuando es algo que no depende de uno mismo como jugador. Como tal se debe preocupar de su actuación, de maximizar sus aciertos y de minimizar sus errores. Y un ejemplo de la actitud que se debe tener al respecto se puede escuchar en el siguiente vídeo de un jugador de Breogán de Lugo, Erik Quintela, al ser preguntado por la actuación arbitral en la pasada copa ACB.



“Chapeau” para este jugador que da una lección de comportamiento deportivo reconociendo que cualquier error arbitral importaba poco si su equipo hubiera estado más acertado. Este tipo de declaraciones son las que debieran hacerse “virales” y las que habría que ponerles a los aficionados y a los jóvenes jugadores de categorías de formación.

Por muchos errores que cometan los árbitros incluso en jugadas definitivas, nunca serán menos los errores que cometan los jugadores. Y siempre pongo el mismo ejemplo: ¿tienen la culpa los árbitros de todos los tiros libres que fallan los jugadores?

El jugador tiene que aprender a convivir con el error como parte del juego. ¿Cuándo se aprenderá a convivir con el error arbitral como parte del juego? Nunca se gana o se pierde por los árbitros.

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