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sábado, 11 de mayo de 2024

El lagunero opina… 2023-24 (VIII): balance de la temporada y futuro angelino

Por Jorge

Última visita de “el lagunero” esta temporada para hacer un breve balance del curso angelino una vez que ya se hizo de la postemporada en la entrega anterior. También se hace una reflexionar sobre el futuro que le espera a unos Lakers que echaron al entrenador, y todo hace pensar que lo dejan todo en manos de LeBron James.

Temporada regular: ¿buena o mala?
Ligera mejoría del récord del equipo (47-35) respecto del curso anterior (43-39), aunque para la misma posición final (7ª en la conferencia oeste). Temporada similar a la anterior con una larga travesía para definir roles que culminó con un potente quinteto titular (D´Angelo Russell, Austin Reaves, Rui Hachimura, James y Anthony Davis) y un banquillo escaso de efectivos de garantías, dejándolo en manos de la inspiración de Taurean Prince, el “atleticismo” de Jaxson Hayes y el imberbe Max Christie, por culpa de las continuas bajas de algunos posibles puntales como Gabe Vincent (sólo jugó 11 partidos), Jarred Vanderbilt (29), Cam Reddish (48) y Christian Wood (50).

Toda temporada tiene multitud de lecturas para bien o para mal, pero siempre hay que tener la cabeza fría y valorar el contexto a la hora de hacer balance, ya que si nos dejamos llevar por el último resultado (la derrota en primera ronda de playoffs) la calificación del equipo sería de suspenso, pero si analizamos todo el camino y sus vicisitudes, quizás la nota final estaría cerca del notable.

Y es que además de la influencia negativa de las lesiones que mermaron al banquillo, hay que tener en cuenta el mérito de alcanzar la postemporada en una conferencia oeste donde la competencia fue durísima para conseguir las mejores posiciones, hasta el punto que dejó a un equipo con balance positivo (Houston Rockets) sin llegar ni tan siquiera al “play-in”.

A todo eso hay que añadir que por el camino se consiguió el éxito del “In-Season Tournament”, un título que puede parecer menor por su falta de tradición, pero al que se le dará más importancia en el futuro cuando alcance más relevancia esta “Copa NBA”.

Sin embargo, el veredicto de la franquicia está claro, el curso fue malo, pues de lo contrario no habría echado a Darvin Ham, cuyo bagaje en temporada regular estuvo bien, pero pecó de falta de ajustes en los momentos decisivos de los playoffs… como si fuera fácil hacerlo.



Futuro angelino en manos de LeBron
Y no parecen malas manos teniendo en cuenta su rendimiento esta temporada: 26 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias por partido, alcanzando el mejor porcentaje de su carrera desde el triple (41%).



James puede hacer efectiva una cláusula contractual para volver la próxima temporada, puede declinar esa posibilidad y renovar con Lakers por más tiempo, o sencillamente salir al mercado y jugar para otro equipo. Y parece que se lo tiene que pensar o quiere hacerse de rogar a juzgar por sus palabras tras el último partido.



Sería interesante conocer cuál es el objetivo de LeBron: ¿Ganar otro campeonato? ¿Seguir sumando números que engrandezcan aún más su figura batiendo todo tipo de récords? ¿Ganar más dinero? ¿Jugar con su hijo? Tal vez lo quiera todo, pero alcanzar eso se antoja muy, pero que muy difícil.

Dinero tiene a espuertas, así que podría elegir jugar por el mínimo para irse a un equipo aspirante… ¿alguien se lo imagina en Boston o Denver?, pero eso tampoco le garantiza nada. Números seguirá haciendo porque su rendimiento y calidad le avalan, pero habría que ver qué franquicia está dispuesta a dejarse manejar por una superestrella de su calibre, pues no parece que quiera rebajar su protagonismo.

Así con todo, raro sería que no siga en Lakers, porque su familia parece que está bien en L.A. y teniendo en cuenta su futuro en el mundo de los negocios, no es mal lugar seguir en un gran mercado con todas las posibilidades que le brinda. Y por si eso no fuera poco, la franquicia se deja hacer por él, hasta el punto de que se rumorea que pueden elegir en el draft a su hijo, Bronny, para tenerle contento, y no extrañaría que la elección del nuevo entrenador esté también bajo su control: algunos hablan de su “amigo” J.J. Redick y también de Tyronn Lue (con quien ganó el título en Cleveland) como opciones para el banquillo angelino.

Y ya puestos, rizando el rizo, ¿por qué no se convierte en jugador-entrenador? Jugando por el mínimo permitiría fichar grandes jugadores, hacer un equipo a su antojo y así hacer y deshacer buscando otro título. Ese sí que sería un gran reto, que de momento sólo alcanzó el legendario Bill Russell, que ejerció ese papel en sus últimas tres temporadas en activo, sumando otro par de títulos para los Boston Celtics.

Situación de la plantilla
Jugadores con contrato que podrían ser traspasados, pero que de momento forman parte del equipo son: Davis, Hachimura, Reaves, Vincent, Vanderbilt, Jalen Hood-Schifino y Max Lewis.

Al igual que LeBron, otros cuatro tienen la opción de volver la próxima temporada porque en su contrato tienen esa opción de renovación automática a ejercer antes del final de junio: Russell, Wood, Reddish y Hayes.

Y, por último, Spencer Dinwiddie, Prince y Christie salen al mercado como agentes libres.

Mejorar esta plantilla vía traspaso no parece fácil, porque salvo bombazo que incluyese a LeBron o Davis, sólo Hachimura, Reaves y Russell podrían ser piezas interesantes para otras franquicias, y no queda muy claro que se pudiese obtener a cambio jugadores mucho mejores para subir el nivel del equipo. Así pues la opción más fácil y conservadora pasaría por refrendar la confianza que se depositó en Reaves y Hachimura después de hacerles buenos contratos hace un año, quizás tantear que posibilidades existen a cambio de Russell, afianzar la segunda unidad dando otra oportunidad a todos esos jugadores que pasaron demasiado tiempo lesionados y renovar a los agentes libres.

Hacer plantillas nuevas de un año para otro pocas veces fue una solución, los equipos se tienen que construir a fuego lento o por lo menos con el suficiente margen como para que cierta estabilidad permita una solidez que les acerque a una versión sobresaliente sobre la que ir añadiendo pequeños retoques que les haga mejores año a año. Pero si se cambia de entrenador como si fueran cromos...

Palabra de “el lagunero”
El balance en las seis temporadas de LeBron James en el equipo es de cuatro cursos con marca positiva de victorias-derrotas, tres accediendo a la postemporada vía play-in y un título en 2020. No está mal, pero tampoco es para tirar cohetes, porque no hay que olvidar que hubo dos temporadas en las que no se llegó a playoffs. Y es que la competencia es muy dura, y aunque llevó la mayor parte del peso de la franquicia sobre sus hombros, él sólo no es suficiente.

Ganar un campeonato es muy difícil. Nada ni nadie (ni siquiera James) puede garantizar un título. Esto que parece una perogrullada no todos lo tienen claro. Y es importante que así sea, porque dar bandazos sin orden ni concierto no parece el camino. Y, por supuesto, luego hace falta suerte… y una paciencia que a LeBron no le queda (39 años).

Teniendo clara su calidad y rendimiento… lo mejor que le puede pasar a la gerencia de Lakers es que James decida irse y tan amigos, porque el final de su carrera está muy cerca, y esa es la única manera de poder planificar el futuro angelino a medio y largo plazo.

Así pues “el lagunero” lo tiene claro, si James dice adiós, AD debe ser, por fin, la pieza principal del equipo pese al sambenito que le persigue sobre su fragilidad física, una vez que este curso jugó 76 partidos, el máximo de su carrera en una temporada. Y así también asumir el reto mental de convertirse en el líder de un equipo aspirante al anillo… si no es que se aprovecha el gran rendimiento que tuvo este curso (25 puntos, 13 rebotes y más de 3 asistencias por partido) liderando la liga en puntos en segundas opciones, para dar otro “volantazo” y tratar de reconstruir la franquicia desde cero.



Veremos que decide la franquicia…

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