Por Jorge
Durante el pasado mundial U19 que disputó la selección española dirigida por Luis Guil, tuve la oportunidad de ver un partido vía Internet en el que gracias a los micrófonos de ambiente y la casi nula presencia de público en las gradas podía escuchar los gritos del entrenador haciendo indicaciones constantes a los jugadores españoles.
A mí no me parece muy pedagógico que el entrenador tenga que estar todo el rato diciéndoles a los jugadores qué tienen que hacer llegando a tomar decisiones que deben ser exclusivas de los protagonistas con el balón en juego. Principalmente porque cuando ese entrenador deje de hacerlo es muy posible que los jugadores no sepan que hacer o no se atrevan a tomarlas por sí mismos.
A raíz de aquel partido y según se estaba disputando, Piti Hurtado, entrenador estrella en las redes sociales y que ahora tuvo que emigrar a Japón para entrenar, lo estaba viendo. Así que le pregunté que le parecía ese comportamiento de su “colega”:
@alerotirador Maneras de dirigir.
— Piti Hurtado (@PitiHurtado) June 27, 2013
Piti si bien tenía razón, claro, no se mojó mucho, quizás por "corporativismo" o sencillamente porque un servidor era sólo un seguidor de twitter y tampoco se puede estar dando explicaciones detalladas a cualquiera.
El caso que presento viene a colación porque el pasado fin de semana pude ver un derbi de categoría EBA entre Real Madrid y Estudiantes, y nuevamente pude apreciar esa manera de dirigir (aunque ese sea un baloncesto de formación casi profesional) que a mi no me va en un banquillo en contraste con el otro. El primero estaba ocupado por Paco Redondo, ganador el curso pasado de todo lo ganable con el equipo júnior del Joventut de Badalona, actual entrenador del Real Madrid (júnior y EBA), y el segundo por Mariano de Pablos, entrenador del equipo colegial.
Paco Redondo me sorprendió con una “agitación” constante en el banquillo, llegando a mandar en el juego como si fuese un jugador más, gritando en algunos momentos incluso cuando debían ejecutar un pase o un movimiento determinado privando al jugador de tomar él su propia decisión. La verdad es que el año pasado, durante la participación de la Penya en el torneo junior de Aristos (que ganaría) no aprecie esa manera de dirigir que diría Piti Hurtado. Supongo que la presión de entrenar en el Real Madrid también hace lo suyo.
Por el otro lado, Mariano de Pablos, aunque me pillaba más lejos (me encontraba sentado tras el banquillo madridista), apenas le vi haciendo indicaciones durante el juego (seguro que alguna hizo con el balón muerto), siempre atento, pero en actitud serena con la sensación de confiar en sus jugadores dejándoles hacer. Ya habría tiempo para las oportunas correcciones con el juego parado o en los tiempos muertos. Supongo que también en su caso ayuda un mayor conocimiento de sus jugadores y que seguramente su equipo esté “más trabajado”.
Mis palabras no pretenden criticar (aunque los entrenadores tenemos que convivir con la crítica) ningún estilo a la hora de dirigir los partidos, pues además seguro que en muchos casos se mezclan en un mismo entrenador diferentes características de uno y otro, pero si me tengo que decantar por uno, siempre apostaré por el que en este ejemplo demostró el entrenador de Estudiantes (que por cierto, ganó el partido, y al día siguiente el torneo).
No puedo mentir. En más de un partido metí canastas, cogí rebotes o robe balones desde el banquillo gracias al oportuno grito de marras que despertó a un jugador para llevarle a hacer lo que debía. Y no me vanaglorio de ello, la verdad. Y siempre me digo antes de empezar la temporada que voy a asistir casi impertérrito al desarrollo de los partidos para que sean los chavales quienes acierten o se equivoquen para luego reforzar o corregir sus acciones. Veremos lo que me dura porque después las pulsaciones se disparan y en el fragor del partido uno no se puede controlar.
Comprendo que en minibasket cuando el conocimiento en el juego de los jóvenes es tan pequeño, es inevitable e incluso necesario “radiarles” los partidos para que vayan haciendo lo que deben debido a su inexperiencia y falta de concentración. Igualmente, ya con más mayores, comprendo que los gritos de ánimo en defensa si son necesarios para mantener una tensión defensiva que muchas veces se viene abajo porque los jugadores prefieren centrarse y dar su mayor esfuerzo en ataque, que viene a ser más divertido.
Sin embargo si se quiere que los jugadores aprendan a tomar decisiones por sí mismos, habrá que darles confianza para ser capaces de adquirir autonomía propia más allá del entrenador. Y eso empieza en los entrenamientos y continúa en los partidos, pues ¿acaso Mariano de Pablos no está encima de sus jugadores en los entrenamientos para que luego no necesite estarlo tanto durante los partidos? Seguro que sí.
Ah, y se me olvidaba, para los entrenadores “gritones”, decir que la mayoría de esos gritos con el balón en juego los jugadores se lo pasan por el forro, al menos si están a lo que tienen que estar, que es el juego. Así que mejor dejar de dar la tabarra. No sirve para nada, salvo para desahogarse.
Entiéndase que mi opinión no tiene mucho valor o al menos está por debajo de la que bien podrían expresar entrenadores expertos, pues a fin de cuentas entreno equipos que ni por asomo tienen la calidad de los que cité, además de que tampoco tengo ni los conocimientos ni la experiencia de los entrenadores mencionados. Solo estoy aprendiendo. Así que animo a quienes lean estas palabras para que hagan comentarios que puedan aclararme/nos algo más sobre las maneras de dirigir un partido en el baloncesto de formación.
6 comentarios:
Lo primero decir que yo soy más bien seguidor del estilo tipo Phil Jackson, hay que dar indicaciones las justas y en momentos determinados para que el jugador tome decisiones y aprenda este proceso...pero también puntualizar que depende mucho de la capacidad de asimilar conceptos de cada jugador, yo mismo tuve compañeros que si no fuese por las indicaciones del entrenador estaban perdidos en el campo. Estoy hablando de indicaciones...no gritos constantes, que además de ignorarlos, a mí particularmente me resultaban molestos y a los cuales hacía caso omiso(en defensa si me parece bien animar y gritar en su justa medida).
Un jugador retirado.
Un saludo!
Bueno, por lo que dices, y por lo que has podido leer, coincidimos bastante. Por desgracia no todo el mundo lo entiende, hasta el punto de que me he encontrado con gente que si apenas haces esas indicaciones que dices, luego te "acusan" de no estar encima de los jugadores como si al final uno fuera el que tiene que meter los tiros...
Agradecido por tu comentario Quique, un abrazo. Ah, y de retirado nada, siempre te quedará alguna pachanga... ;)
Conozco un entrenador de minis que radia los partidos pero comentandolo a quienes estan en el banquillo. Apenas grita a los pequeños jugadores salvo para despertar a alguien...
Y lo cierto es que asi sí que me gusta.
Como indico en el texto, Gabiprog, el minibasket es "otro mundo" y se entiende que la inexperiencia de los pequeños debe ser a veces "ayudada" por el entrenador. A i tampoco me parece mal, y si lo hace para que el banquillo tome nota y luego repita aciertos y corrija errores, mejor.
Saludos.
Pues por lo que a mi respecta, decir que estoy totalmente de tu parte, pues yo mismo soy el perfecto ejemplo de tipo al que no le gusta que le estén diciendo en todo momento lo que debe hacer... Hay que trabajar, aprender, progresar, y después poner en práctica en los partidos lo aprendido, pero sin coartar el talento ni la improvisación, que son lo que hace verdaderamente grande el juego.
Saludos.
Seguramente mi opinión esté fundamentada en eso que dices Mo. Recuerdo como jugando (pachangas porque "afortunadamente" nunca tuve entrenador) alguna vez me crucé con algún "pesao" que no paraba de decirte lo que él creía que tenía que hacer cuando en verdad no tenía ni idea. Por suerte nunca hice caso a esos tipos, y hoy en día sólo me dejo "aconsejar" en la pista por amigos... aunque tampoco hago mucho caso, y voy "a mi bola".
Saludos.
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