Por Jorge
96-76. Paliza sin paliativos de los favoritos Lakers (que ganaron todos los parciales) en el estreno de los ilusionantes (ahora parece que menos) Blazers, que además de la derrota se llevan la lesión de Oden, las malas sensaciones, y la aparición casi testimonial de su supuesto segundo base.
De golpe y porrazo todas las ilusiones de los aficionados españoles, seguidores de Sergio Rodríguez, se van al garete ya en el primer partido. ¿Tendría culpa "el chacho" de la derrota? ¿Será que llegó tarde a la reunión previa del equipo? ¿O acaso McMillan sufre de olvidos repentinos?
Es muy pronto desde luego para hacer conjeturas, y el refranero español es contradictorio al respecto por un lado o por otro, así podríamos aplicar lo de “lo que mal empieza, mal acaba”, pero también aquello de “lo importante, no es como empiezas sino como terminas”.
Sea como fuere, parece que hay cosas que no cambian. Basta un tropezón en el camino para que salgan a relucir los más agoreros del lugar. Ahora resulta que Oden va a ser poco menos que un camelo porque se ha hecho pupita en el primer partido, y todo el mundo tirando de archivo para recordar la maldición de Sam Bowie.
Pero volviendo a lo que nos interesa, resulta que todo pintaba de color de rosa para Sergio: muchos minutos en pretemporada (25 por partido), muchas asistencias (7 por partido) y buen juego, el gran Nate diciendo que iba a ser su segundo base, ampliación de contrato en un año más... y la primera en la frente.
No me extraña que el chaval esté decepcionado, y lo peor es que pese al optimismo que reinaba por aquí, el parecía tener claro que iba a pasar esto.
Ahora no dejaremos de volver a echar pestes de McMillan, y aquellos defensores a ultranza de los entrenadores dirán que es un excelente entrenador, eso sí, porque gana partidos, pues me gustaría escuchar a alguien que le conozca realmente y nos hable de sus entrenamientos, y de sus relaciones con los jugadores.
Tendemos (mala tendencia ésta) a reducir la valía de un entrenador o jugador por los resultados.Así la temporada pasada tuvimos que tragar al bueno de Nate porque su equipo ganaba, y por tanto había que aceptar que Sergio no jugara, pero ¿qué pasará cuando pierdan? Esperemos que impere la cordura.
Volviendo a los dichos, ni tanto ni tan calvo o algo así se suele decir para explicar que ni lo uno ni lo otro. Seguro que McMillan es buen entrenador, pero mejor sería si fuese capaz de aprender de sus errores. Si no quiere a Sergio, puede traspasarle, si lo quiere tiene que hacerle jugar. Lo que no puede ser es que sea un convidado de piedra en el equipo. Así no ayuda a nadie.
Como Portland es conocida como ciudad habitual de lluvia, y pareciendo que el diluvio se acerca, despediré este artículo con algo de sol en el horizonte. Rudy ha empezado a "tocar la guitarra" desde el principio, con un juego eficaz, y con el desparpajo que le es habitual. Al menos una buen augurio.