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martes, 2 de octubre de 2012

Historias de un Entrenador de Formación (9): el grito

Por Jorge

El grito forma parte de la idiosincrasia del entrenador. Raro es el entrenador de cualquier disciplina que no grita en alguna ocasión a sus deportistas: para hacerse oír, por enfado… o sencillamente porque no tiene otra manera de expresarse.


En la última retransmisión de la ACB (Real Madrid-Unicaja Málaga), el entrenador de los malagueños, Jasmine Repesa, no paró de gritar a sus jugadores en todo momento despertando cierta sorna de los comentaristas televisivos.

El ejemplo y los comentarios que suscitaron los gritos de éste entrenador me llevó a recordar una anécdota curiosa que me ocurrió hace muchos años.

Al final de cada curso baloncestístico suele ser habitual que pase un cuestionario a los jugadores/as que tengo la suerte de entrenar, y entre las preguntas a responder, se encuentra una que para mí es la más importante y que se refiere a la evaluación que ellos hacen de la temporada del entrenador. Los jugadores tienen libertad absoluta (no habría represalias ante comentarios negativos nunca, pero acabada la temporada con menos motivo pueden temer las medidas que tomase) para que den rienda suelta a su opinión para así conocer posibles errores que cometí y poder corregirlos en siguientes temporadas.

Por desgracia esos cuestionarios suelen contener pocas palabras, y dudo mucho de que sea el maravilloso entrenador que de ello se pudiera deducir. Una pena porque también quiero mejorar.

El caso es que en una ocasión, uno de mis jóvenes deportistas escribió que les gritaba poco. Tal cual. Luego después, cuando le pregunté a que se refería exactamente, me dijo que no les metía “caña”, cosa que me extrañó un tanto, porque es verdad que no soy de gritar (ahora más que entonces, la verdad) pero eso no quiere decir que no exija y que esté encima de los jugadores para corregir errores y mejorar.

Tengo suficiente experiencia como para haber visto todo tipo de entrenadores de formación, pero por desgracia son más los que están todo el rato gritando, y menos los que explican y corrigen con energía pero con claridad y rigor. Especialmente sangrante me parece el entrenador que se pasa los partidos gritando que tienen que hacer los jugadores y a quienes se oye ya desde fuera del pabellón. En este caso los gritos mayormente son para hacerse oír porque la algarabía que suele rodear un partido impide que los jóvenes presten la atención que al entrenador le gustaría, si bien me parece que es un error pretender que el deportista preste atención cuando su interés tiene que estar única y exclusivamente en el juego. Ya vendrán tiempos muertos, entre cuartos, y parones varios para poder corregir o dar las instrucciones adecuadas.

Juanma Iturriaga durante el partido que mencioné antes comentó que si un entrenador se pasaba todo el rato gritando al final se dejaba de motivar o se tomaba la reprimenda como algo común. Estoy totalmente de acuerdo. Aquel entrenador que está recriminando errores a base de gritos, que todas sus instrucciones las da a voces, al principio puede motivar o llamar la atención del deportista, pero si al final el tono del discurso siempre es el mismo se pierde el efecto motivante o corrector.

Entrenadores del mundo, el grito es necesario, pero hay que saber cuándo y para qué utilizarlo. Jamás conviene abusar de él. Y como dijo Manel Comas, que de esto sabe un rato, a veces basta con el gesto y con la expresión en la cara del entrenador para que los jugadores sepan que está cabreado.

2 comentarios:

Unknown dijo...

bobby knight:campeon olimpico los angeles '84. KC jones:campeon NBA finals 1984 y 86 con los celtics.gregg popovic 2 veces coach of the year y 2 anillos con S.A. a veces gritar es necesario para q no se duerman en los laureles.

Jorge dijo...

Bueno lo de Bobby Knight creo que excedía en algo más al tema de los gritos.

A K.C. Jones no le recuerdo especialmente gritón, y Popovic tiene sus cabreos pero últimamente con el poso de los campeonatos ganados, menos. Por cierto creo que lleva cuatro títulos y no dos con los Spurs.

Sin duda algún grito puede ser necesario a veces, pero jamás si se utiliza como recurso habitual y casi único en mi modesta opinión.

Saludos.

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