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sábado, 16 de septiembre de 2017

Frases de BA-LON-CES-TO (31): “Red” Auerbach

Por Jorge

La historia del baloncesto está llena de nombres ilustres de pioneros en unos casos, y de adelantados a su tiempo en otros, que cimentaron la leyenda de este deporte, y Arnold “Red” Auerbach es uno de esos míticos personajes que en los inicios del baloncesto profesional desarrolló como entrenador métodos e ideas en aras de mejorar el juego, y sobre todo de hacer grandes a sus equipos, en particular a los históricos Celtics de la década de los 60 del siglo pasado.

El próximo 20 de septiembre se cumplen 100 años del nacimiento de “Red” (el apodo le venía de su niñez en Brooklyn debido a su cabello pelirrojo) y este texto es un modesto homenaje a su figura.

Repasando algunas de sus frases, tal vez puedan ser de utilidad para aquellos entrenadores que ahora comienza una nueva temporada:

“El baloncesto es un deporte sencillo que lo entrenadores hemos convertido en complicado.”

"Uno de los peores errores en que puede incurrir un entrenador es enamorarse de su propia voz."

"No tiene que ver con lo que le digas a tus jugadores. Tiene que ver con lo que escuchan."

"Algunos dicen que hay poner en cancha a los cinco mejores jugadores, pero yo os digo que para ganar debes poner en cancha a los cinco jugadores que hacen mejor al equipo."

"Sólo debes hacer lo que haces bien."

¿Cuántas veces se complican la vida algunos entrenadores por querer destacar o dejar su impronta? El baloncesto es complejo pero más sencillo de lo que algunos nos creen hacer ver.

¿Cuántos entrenadores se exceden en sus explicaciones y pretenden darse una importancia que no tienen? Hablar menos de cara a la galería, y ser más concisos y breves con los jugadores seguro que facilita el trabajo, porque como bien dice Auerbach, lo importante no es lo que diga el entrenador sino lo que acaben escuchando (entendiendo) los jugadores.

Muchas veces se ficha a los mejores jugadores, pero eso no es lo importante, lo necesario es la química que les una y que les permita actuar en la cancha como un equipo.

Los jugadores deben ser conscientes de cuales son sus virtudes y sus defectos, y si bien tienen que entrenar para corregir los segundos, se deben centrar en lo que hacen bien… y hacerlo.

Auerbach dirigió los banquillos de los Washington Capitals y los Tri-Cities Blackhawks (actuales Atlanta Hawks) antes de recalar en 1950 en el que acabaría por convertirse en el equipo ganador del baloncesto por excelencia, los Boston Celtics, y con quienes alcanzaría ocho títulos en nueve temporadas (siete de ellos consecutivos entre 1959 y 1966).

Y se retiró de los banquillos con los récords de mayor número de títulos (9) y mayor número de victorias totales (938) de la historia (ahora ya sólo superado en cuanto a títulos por los 11 de Phil Jackson), para luego pasar a ejercer funciones de manager y posteriormente ser presidente de los Celtics, lo que le permitiría completar su palmarés con un total de 16 campeonatos.

La NBA y los Celtics realizaron en los 80 una serie de vídeos en los que Auerbach enseñaba algunos fundamentos y explicaba detalles del juego con la ayuda de algunas estrellas de la liga como el “Dr. J” y Moses Malone en el siguiente ejemplo:


Además de sus logros deportivos, notable fue también la aportación de Auerbach para ayudar a levantar las barreras raciales en el mundo del baloncesto, eligiendo en el draft al primer jugador de raza negra, Chuck Cooper (1950), y eligiendo como su sucesor en el banquillo a su jugador estrella, Bill Russell, que se convertiría en el primer entrenador de raza negra de la historia de la NBA, y que además ganó los campeonatos de 1968 y 1969 ejerciendo las funciones de jugador-entrenador.

A buen seguro que con motivo del aniversario de su nacimiento los Celtics y la ciudad de Boston rendirán pleitesía, una vez más, a la figura de este legendario entrenador que ya tiene una escultura en su honor en la ciudad.


Entre las curiosidades que rodearon a “Red” Auerbach se podría destacar que tenía por costumbre fumarse un puro antes de terminar sus partidos cuando sus equipos tenían controlado el resultado, un gesto que algunos rivales consideraban un menosprecio. En el siguiente vídeo se le puede ver cumpliendo con esa tradición en el que sería su último partido en el banquillo de los Celtics en 1966, y tras el que conquistaba su noveno título de campeón:

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