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viernes, 2 de marzo de 2018

La clase media del baloncesto español

Por Jorge

Si algo demostraron las famosas ventanas FIBA, fue que el jugador español de clase media tiene el mismo nivel o mejor que el de muchos otros jugadores internacionales. Y no sólo porque los resultados de la selección española fuesen buenos en los últimos cuatro partidos. También porque demostraron que su nivel físico, técnico, táctico y competitivo está a la altura del que tienen la mayoría de los jugadores europeos que juegan en Europa.

De un tiempo a esta parte, un tema recurrente en los medios de comunicación antes del inicio de las temporadas ACB consiste en constatar el descenso paulatino de jugadores nacionales en la primera competición nacional de baloncesto. Y por supuesto esa es la realidad.

Quienes seguimos el baloncesto desde hace varias décadas hemos visto como los equipos pasaron de tener un jugador extranjero por plantilla, generalmente un norteamericano de juego espectacular, a que luego fueran dos, más tarde hasta tres (a partir de 1993), para terminar con la famosa sentencia Bosman (1995) y sumar más y más jugadores nacidos fuera de nuestras fronteras, con el daño que eso hizo a los jóvenes jugadores locales.

Algunos defendieron (y siguen haciéndolo) esa “invasión extranjera” argumentando entre otras cosas que el jugador que venía de fuera tenía más hambre, y en su momento que los cupos nacionales provocaban una “inflación” en la relación calidad-precio por el mero hecho de necesitar jugadores nacionales para completar los equipos. Y llegaban a decir que lo importante no era de donde fuesen los jugadores sino que fueran los mejores posibles, de tal manera que el mercado tenía que ser libre e independiente de nacionalidades, cupos u otras zarandajas.

Tengo que decir que ese argumento por el que lo importante es que los equipos estén conformados por los mejores jugadores posibles independientemente de su nacionalidad, no me parece mal, incluso lo apoyaría… de no ser porque al final realmente muchos de esos jugadores foráneos no son mejores que los nacionales, y realmente no marcan la diferencia.

El trabajo que se hace en la formación del jugador nacional, y del que también se beneficia el talento europeo que emigra a España en categorías de base, es excelente, y si esos jugadores luego no dan el salto se debe mayormente a la falta de oportunidades, y a los criterios de fichaje, de a mi juicio, cobardes directores deportivos mal asesorados en muchos casos por los agentes deportivos que buscan únicamente su beneficio personal. Por supuesto es una impresión personal, afortunadamente no estoy metido en ese mundillo.

Si hasta algunos jugadores que si bien no se pueden considerar “estrellas” si tienen cierto nivel, son menospreciados aquí, y tuvieron que emigrar para demostrar su valía, como el recientemente seleccionado, Quino Colom.


Para muestra de la poca confianza en el producto nacional, otro botón. A finales del año pasado, Basket Zaragoza tuvo que buscar sustituto a Sergi García, que previo pago de su cláusula de rescisión, era fichado por Valencia Basket. Ese sustituto acabó siendo Bo McCalebb (que por cierto, ayer causó baja en el equipo), jugador con pasaporte macedonio de amplia y notable trayectoria, pero venido a menos con el paso del tiempo. Y por esas fechas, el entrenador del Barcelona B, el legendario Alfred Julbe, escribía el siguiente tuit:


No solo no contradigo a Julbe, sino que viendo, poco, pero viendo al fin y al cabo partidos de LEB de vez en cuando (estupenda final de la Copa Princesa sin ir más lejos), me atrevería a decir que en la división de plata de nuestro baloncesto hay otros jugadores que bien podrían ayudar a algunos equipos ACB por encima incluso de extranjeros de medio pelo.

Y es que volviendo al inicio, esos mismos medios que se quejan de los pocos jugadores nacionales que juegan en la ACB, quizá podrían hacer un estudio de toda la morralla que pasó por la liga a lo largo de su historia, sobre todo tras la sentencia Bosman, y cuyos principales méritos eran ser estadounidenses, venir del este o tener pasaportes por cuestiones de todo tipo que les permitía no jugar como extracomunitarios. Por supuesto excepciones hay, pero son eso, excepciones, y por el camino se quedó el jugador español...

También otra crítica habitual que se empareja a la falta de jugadores nacionales son los cambios de plantillas de un año a otro, la falta de implicación de los jugadores “mercenarios”, y la falta de identificación con los jugadores de los equipos para conseguir mayor afición y seguimiento. ¿Alguien tiene dudas de que eso podría mejorar si realmente se apostase por el producto nacional (y también el extranjero formado aquí)?


Termino esta humilde defensa de la clase media del baloncesto español y de la necesidad de que reciba oportunidades, agradeciendo a todos esos clubes y entrenadores que apuestan por el trabajo de cantera, especialmente al Estudiantes y el Joventut que juegan en la élite, y que con más o menos dificultades vivieron en su mayor parte siempre de sus categorías de formación. Ojalá que la Penya supere la crisis que vive actualmente, porque el baloncesto español les necesita.





P.S.: Una pequeña anécdota personal. Tengo una apuesta cruzada con un buen amigo sobre si hará o no carrera Jonathan Barreiro en el baloncesto español. Malditas lesiones las suyas. Y la verdad es que con el panorama actual difícil lo tiene y por eso aposté en su día contra él. Sin embargo nada me gustaría más que equivocarme y pagarla. De momento su debut con la selección española es una noticia estupenda, y un paso más para asentarse en el baloncesto de máximo nivel.

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