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martes, 11 de febrero de 2020

Recuerdos de Kobe Bryant

Por Jorge

La primera noticia que tuve de Kobe Bryant fue en el verano de 1996 cuando se conoció que Jerry West, hombre fuerte de los despachos de Lakers por aquel entonces, traspasaba a Vlade Divac por un jovencito elegido en el draft por los Charlotte Hornets (número 13) que venía directamente del instituto sin pasar por el baloncesto universitario.

La primera sensación es que el manager general se había vuelto loco porque Divac era de los pocos jugadores fiables del equipo y además era el único pívot de garantías. Y por el contrario, ese chaval no dejaba de ser una incógnita que todavía no había cumplido los 18 años (23 de agosto de 1978).

Ahora bien, cuando Lakers fichó también ese verano (18 de julio de 1996) a Shaquille O´Neal, finalista con los Orlando Magic en 1995, los seguidores angelinos empezamos a soñar con volver a pelear por títulos una vez que se venía de una dura transición tras el fin del “showtime”.

Creo recordar que las primeras imágenes de aquel equipo me llegaron a través de un programa deportivo que emitía en abierto canal plus los sábados, “Transworld Sport”, y en el que se ofreció un reportaje sobre la pretemporada angelina con su concentración en Hawaii, y los seguidores “babeábamos” imaginando lo que podrían ser esos Lakers…

Recuerdo que el primer partido oficial de O´Neal con la camiseta de los Lakers, en el Staples, y frente a los Phoenix Suns fue retransmitido una tarde de viernes en diferido, con la narración de Andrés Montes y los comentarios de Santiago Segurola. Algunos esperábamos también el debut de Bryant…



…pero no jugó. Y su debut oficial tuvo que esperar un par de días cuando los Minnesota Timberwolves visitaron L.A. y Kobe falló un tiro jugando 6 minutos y 22 segundos. No sería hasta su primer partido en el Madison cuando Bryant anotaría su primer punto de tiro libre.



Lo cierto es que aquel curso Kobe jugó menos de lo que hubiera querido (poco más de 15 minutos por partido), probablemente porque siendo físicamente bueno, estaba falto de músculo, y además Del Harris quizás era un entrenador algo conservador al que le bastaba con explotar a Shaq como figura principal del equipo.

En cualquier caso, Bryant dejó entrever su clase y todos seguíamos soñando (seguramente como él) de poder verle crecer…



Y justo después de su primera temporada en la liga tuve la suerte de poder ver a Bryant en persona. Era el final del verano, septiembre de 1997, y Kobe estaba en Madrid a través de la firma de zapatillas que le calzaba, firmando autógrafos en un conocido centro comercial, y allá que fui con mi ejemplar de la revista “Gigantes” de la que era portada con motivo de su participación en el concurso de mates que ganó en el “All Star Weekend” de Cleveland.



No sé cómo me enteré de aquella firma, imagino que lo vi en alguna publicación, tal vez en la propia “Gigantes”, y la verdad es que no estaba especialmente emocionado por ir a ese acto promocional, de hecho fui porque me pillaba de camino… Y lo cierto es que cuando llegué a la planta de deportes de aquellos grandes almacenes, no era especialmente larga la cola que había, y mientras esperaba vi por allí a una guapa mujer negra que deduje, y no me equivoqué, que era su madre. Mientras él compartía mesa con otro joven que tenía pinta de ser un colega.

Bryant tenía su cabeza cubierta por un gorro de la marca que le patrocinaba, y que escondería su nuevo look para la temporada que estaba por empezar, con el pelo largo, lejos de la cabeza rapada que había lucido el curso anterior.

Cuando llegó mi turno, le ofrecí mi revista para la firma (al resto les firmaba un poster promocional de su marca) y después de hacerlo, le ofrecí la mano en señal de agradecimiento, y puedo aseguraros que entonces sí, quedé impresionado. Me agarró con tal decisión y fuerza, y me miró a los ojos serio y firme, que os diría que hasta que en cierto modo me acongojó. Mirándole, me llamó la atención su antebrazo, fuerte y definido, sin duda fruto de un trabajo duro de gimnasio durante la pretemporada que pretendía cambiar el tipo más enclenque que había lucido anteriormente.

Ese autógrafo es el único que tengo de una celebridad, antes lo intenté con “Magic” Johnson, pero no pudo ser. Y lo guardo con cierto orgullo y lo comparto en la imagen que podéis ver al inicio de este texto.

Mencionando algunos avatares de su carrera y el recuerdo que tengo de ellos, tengo que decir que inicialmente me gustaba su técnica y elegancia de juego, pero tenía dudas sobre su estilo demasiado “chupón”, aunque siempre confiaba que se adaptaría para jugar más en equipo como así ocurrió en cierto modo después…

…y también tengo que decir que en la “disputa” que manteníamos los aficionados entre él y Shaq, mi favorito era O´Neal… y probablemente sigue siendo así. Eso sí, también le defendí siempre de aquellos que concedían todo el mérito de los anillos de aquella época a Shaq, y por ejemplo me alegré de su actuación vital en el cuarto partido de las finales del año 2000 cuando con Shaquille con problemas de faltas tuvo que ver como resolvía el partido el joven Bryant para dar una ventaja de 3-1 a los Lakers (frente a los Indiana Pacers) en su camino al título.



Por cierto, por aquellos años era abonado de canal plus, por lo que pude ver algunos partidos magníficos de esta pareja, y recuerdo dos en particular, uno el séptimo partido de las finales del oeste de 2000 en el Staples con Lakers entrando en el último cuarto con una desventaja tal contra los Blazers, que no invitaba al optimismo... y se consiguió dar la vuelta al marcador; y por otro lado, también el séptimo de la final del oeste de 2002 en Sacramento contra los Kings que se tuvo que ir a la prórroga para decidir qué equipo jugaba las finales aquel curso.

Un bonito recuerdo que tengo de aquellos tiempos que toca en cierto modo a la figura de Bryant, es que el primer equipo que entrené tuvo la deferencia de regalarme por mi cumpleaños la camiseta morada de los Lakers con el número 8. Nunca olvidaré esa sorpresa inesperada dentro del vestuario abriendo el regalo y emocionado por tal detalle. Esa camiseta la utilizo poco, pero suelo echarle un ojo en el armario para recordar ese entrañable momento, y lógicamente la lucí estos días para ir a jugar al baloncesto y homenajear modestamente así a Kobe Bryant anotando algunas canastas.

Después de los anillos de 2000, 2001 y 2002, aquella relación que se comentaba que era exclusivamente deportiva entre Shaq y Kobe, se rompió después del varapalo de la derrota en las finales de 2004 contra los Detroit Pistons, una vez que a esa pareja se había unido otras dos estrellas, aunque venidas a menos, como Karl Malone y Gary Payton. Y no me entraba en la cabeza que por muy diferentes que fueran lejos de la pista, no fueran capaces de continuar juntos dentro por una cuestión de egos. Y por supuesto, para mí el perdedor y culpable de esa situación fue Kobe, y en cierto modo así se demostró después, ya que O´Neal se marchó a Miami donde jugó un par de finales de conferencia y ganó el anillo en 2006 junto a Dwyane Wade, mientras Bryant se dedicaba a destrozar estadísticas individuales… sin opciones ni tan siquiera de acercarse a pelear por el título.

Eso sí, en aquella época no dejaba de disfrutar de sus hazañas individuales, y si hay que destacar alguna, como no, la noche de los 81 puntos, que no recuerdo como me llegó la noticia, si a través de internet o de la televisión, pero lo que sí recuerdo es que por entonces no era abonado de canal plus, pero habiendo traspasado ese abono a mi hermano, le llamé inmediatamente una vez que me enteré que iban a repetir el partido, para que me lo grabara. Así que tuve que esperar algunos días para poder ver esa exhibición, sin saber si había abusado del tiro forzando, si había jugado los minutos de la basura con el resultado ya decidido… y la verdad es que me quedé alucinado viéndolo y comprobando que salvo algún tiro, todos habían sido necesarios para conseguir la victoria.



Luego del merecido MVP de 2007, Kobe recibiría un regalo inesperado que nos pilló por sorpresa a todos los seguidores españoles de los Lakers. A mí particularmente me pilló la noticia del traspaso de Pau Gasol de Memphis a L.A. (febrero de 2008) escuchando la radio mientras me duchaba recién llegado de entrenar, y no me lo podía creer. Además prácticamente a cambio de nada… aunque en la operación estuvieron implicados los derechos sobre Marc Gasol que drafteado por los Lakers en 2007 (número 48 en segunda ronda) pasaban a los Grizzlies. En cualquier caso entonces se pensaba en el presente y con la llegada de Pau se abrió otra puerta para que volvieran los triunfos…

…y lo cierto es que llegaron muy pronto porque se jugaron las finales de la NBA ese año contra el “Big Three” de los Boston Celtics. Todo un éxito si tenemos en cuenta de donde se venía… si no fuera porque siempre es un fracaso la derrota para competidores como Gasol y sobre todo Bryant.

El verano de 2008 trajo otro reconocimiento en forma de medalla de oro olímpica para Kobe Bryant, que ejerció de capitán de un equipo estadounidense denominado “Redeem Team” que tuvo entre ceja y ceja el empeño de redimirse de sus anteriores fracasos para conseguir el primer puesto de los juegos olímpicos una vez que lo habían perdido en 2004.



La conexión Kobe-Gasol también se produjo en esos juegos con Estados Unidos y España jugando posiblemente el mejor partido de baloncesto FIBA de la historia, dejándonos una actuación vital de Bryant en el último cuarto para ganar el oro ante el empuje de Pau y los suyos. Como se supo después, aquella situación trajo una anécdota del carácter ganador y motivador de Kobe, que dejó su medalla de oro olímpica en la taquilla de Pau en el vestuario de los Lakers para recordarle quien era el ganador, pero también para animarle a que no volviera a perder aquel año las finales…

No sé hasta que punto eso motivo a Gasol, pero lo cierto es que esta vez sí, los Lakers ganaron los anillos de 2009 (contra Orlando Magic) y 2010 (contra los Celtics), y con Kobe recogiendo también los premios de MVP de sendas finales. Y así al fin había conseguido Bryant salir de la alargada sombra de Shaq en lo que a títulos y reconocimiento se refería para entrar ahora sí en el Olimpo de los mejores de la historia.

Después de ese verano de 2010, concretamente en octubre tuve el honor de volver a ver Kobe Bryant otra vez en vivo, pero esta vez en acción, sobre la pista de baloncesto. Los Lakers jugarían entonces un partido amistoso de pretemporada en el Palau Sant Jordi de Barcelona contra el Barça, y una vez que se conoció esa posibilidad meses antes, compré un par de entradas y hasta allí que fui con un amigo. No eran las mejores localidades, el precio de éstas no estaban a mi alcance, pero en cualquier caso pude ver a Bryant y a los Lakers vigentes campeones en directo… aunque terminaron perdiendo el partido, cosa que por supuesto era lo de menos.

El recuerdo más nítido que tengo de aquel partido fue el pique que se marcó Kobe con Pete McKeal, que por cierto, era un jugador físicamente notable en la ACB de aquella época, y sin embargo parecía uno más ante la imponente figura de un Bryant que seguramente se había machacado en el gimnasio aquel verano. Vídeos, fotos y todo lo que viví sobre aquel encuentro ya lo compartí en otra entrada del blog, así que no me extenderé aquí otra vez.

Kobe y Pau volvieron a encontrase un par de años después en otra final olímpica (Londres, 2012) con el mismo resultado, victoria estadounidense, y nueva muestra de cariño y respeto de Bryant hacia él y en general hacia todo el combinado español.

Y aquel sería el último gran éxito colectivo de Bryant una vez que el paso del tiempo, el cambio de estilo de juego, las lesiones y la pobre gestión en los despachos angelinos (que no se recuperaron de la salida de Phil Jackson del banquillo) le llevaron a vivir sus últimos años haciendo crecer su figura al superar su dura lesión en el Aquiles, menudo recuerdo ese también… pero con pocas victorias.

Su última temporada recibió el agasajo de las aficiones en cada última visita que hacía Lakers, y si bien no me gustó que se “arrastrase” cuando ya no había posibilidades competitivas, y en cierto modo lastrando las opciones de mercado por su alto contrato, todo valió la pena gracias a la guinda de su último partido.

¡50 tiros! ¡60 puntos! Y como en los 81, otra vez decisivos para conseguir la última victoria de su carrera.



Luego vendría la retirada de sus dos números, el Óscar por el cortometraje de animación que reflejaba como había sido su trayectoria baloncestista, y su implicación con los más jóvenes pero también con los profesionales por enseñar sus trucos para mejorar su juego, y en particular en el ámbito del baloncesto femenino… hasta su trágica muerte.



Para terminar con este repaso a los recuerdos más relevantes que me quedan de Kobe Bryant, posiblemente el más destacado desde el punto de vista deportivo es aquel que por lo sabido de él, le imaginabas siempre entrenando, esforzándose por mejorar, analizando detalles del juego, y en general, viviendo apasionadamente cada momento relacionado con el baloncesto. Sin duda toda una fuente de motivación para quienes amamos el baloncesto.

Un ejemplo que puede ilustrar ese amor por el juego es que si bien durante su carrera Kobe fue en ocasiones acusado de ir deliberadamente a por el MVP de algunos partidos “All Star” (ganó cuatro de esos premios en 2003, 2007, 2009 y 2011), pero lo cierto es que posiblemente fuera de los últimos jugadores que se tomó realmente en serio ese partido, y así recuerdo algunos piques, e incluso esfuerzos defensivos que no se consideran propios de tal evento, y es que él encontraba cualquier resquicio para motivarse y dar lo mejor de sí mismo en cada ocasión.



Kobe Bryant jugó aproximadamente 1800 partidos en su carrera si contamos temporada regular, playoffs, amistosos, partidos de las estrellas y con la selección de Estados Unidos. Y puedo decir que como aficionado de los Lakers, fácilmente le vi en el 70% de ellos, y quizá me quede corto, con lo que puedo decir orgulloso que disfrute de su juego. Afortunadamente internet facilita que hoy en día se tengan al alcance muchos de esos partidos y multitud de reportajes que ayudaran a los aficionados a mantenerle en el recuerdo. Por mi parte, sólo quise compartir con todos algunos de los que me quedaban en la memoria, especialmente los que pude vivir en vivo. Sigamos disfrutando de su juego y de sus enseñanzas.

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