Nueva visita de “El lagunero” para reflexionar sobre el camino angelino que esta vez vino marcado por la vuelta al juego de LeBron James, y por la primera derrota copera en la eliminatoria frente a San Antonio para quedar apeados en cuartos tras cuatro victorias previas.
Sin embargo, hay que destacar el notable balance de victorias-derrotas fuera de casa (11-3) con un tercer puesto, a día de hoy, en el duro oeste pese a la acumulación de ausencias de muchos jugadores que se fueron perdiendo partidos por unos motivos u otros. Así a estas alturas del curso los resultados invitan al optimismo a la espera de ver cómo evoluciona la nueva versión de LeBron.
Adiós a la Copa
La derrota más dolorosa de este periodo fue en L.A. frente a unos Spurs sin Victor Wembanyama (119-132). Lakers adoleció de un esfuerzo defensivo necesario para doblegar el acierto triple tejano y lo pagó quedando fuera de la “Final Four” copera de Las Vegas. Aunque hay que reconocer el mérito de San Antonio que luego, ya sí, con el pívot francés, sería capaz de doblegar al mejor equipo de la temporada (OKC) para meterse en la final.
Antes de llegar a ese punto se vivió el debut de James con 11 puntos en pocos tiros (7) y 12 asistencias en 30 minutos de juego, contra Utah (140-126).
LeBron James made his NBA-record 23rd season debut tonight!
También se vivió el triple ganador de Rui Hachimura en Toronto (120-123) o la derrota sin paliativos en Boston (126-105), que siempre duele por aquello de la rivalidad histórica, con la ausencia de un Luka Doncic pendiente del nacimiento de su segunda hija.
A destacar también en este tiempo el vaivén de J. J. Redick con Jarred Vanderbilt, de jugar en los primeros catorce partidos de la temporada para pasar luego al ostracismo en las cuatro semanas siguientes sin pisar la pista, y volver a jugar ahora con la idea del entrenador de necesitarle para solventar las carencias defensivas del equipo. La temporada es muy larga, el descanso y la dosificación de minutos es necesaria, así que bien haría en no desaprovechar la energía de este alero.
El “nuevo” LeBron
18 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias, menos del 30% en triples y apenas 62% en tiros libres (el peor de su carrera) en 34 minutos por partido (9 jugados). Esos son los números de James hasta ahora. Seguramente por encima o al menos a la altura de las estadísticas de casi dos terceras partes de los jugadores de la liga, pero hablamos de, tal vez, el mejor jugador de la historia… que va a cumplir en menos de un par de semanas 41 años.
Desde su vuelta hemos asistido a todos tipo de partidos de James. Un buen debut (vídeo más arriba). Un descanso “protocolario” en un primer partido de un “back to back” contra Nueva Orleans (133-121), previo de una derrota “terrible” contra los Phoenix Suns en L.A. (108-125) con apenas 10 puntos (3 de 10 en tiros), ningún rebote y 3 asistencias en 31 minutos.
Luego vivimos el fin del tramo de 1.297 partidos consecutivos anotando diez o más puntos al quedarse en ocho (4 de 17 en tiro) pero sin ninguna pérdida de balón y con 11 asistencias, incluida la de la canasta ganadora de Hachimura, en un gesto que le honra, pues bien podía haber intentado jugarse la última bola para tratar de mantener la racha.
Y también pudimos ver su momento “clutch” en Philadelphia para anotar 12 de sus 29 puntos en el último cuarto con varios tiros importantes incluido un par de triples que facilitaron la victoria angelina (108-112).
Rich Paul, agente de James, hizo unas confusas declaraciones sobre su pupilo y las aspiraciones de los Lakers que dejan un poco en el aire el futuro inmediato de LeBron. Ahora bien, habrá que ver cuál es su evolución en su nuevo papel como segundo y hasta tercer “espada” (por detrás de Doncic y Austin Reaves), con menos balón en sus manos y por tanto menos protagonismo, pero también con menos carga física, de tal manera que pueda llegar en mejores condiciones a los momentos decisivos de la temporada. Por ahora, después de su “pretemporada dentro de la temporada”, va dando una de cal y otra de arena, pero se le ve tranquilo, y lo que es más importante, aceptando su nuevo rol, algo que puede ser muy importante para cohesionar al equipo y permitir algunas opciones de campeonato pese al escepticismo de su representante.
Adiós a Elden Campbell
Former basketball player Elden Campbell died Monday from drowning after suffering a medical emergency while out fishing, a member of his family and a Broward County official told media outlets.
The Broward County Sheriff's Office said Campbell's death was accidental, according… pic.twitter.com/lZtQmMGF3F
La noticia triste la protagonizó Elden Campbell, exjugador angelino que jugó casi 700 partidos con los Lakers en sus primeros nueve años en la liga, llegando a jugar las finales de 1991 en su temporada de novato. Descanse en paz.
El baloncesto es un deporte al que le saca partido las películas y series estadounidenses. Y en esta nueva entrega de “Baloncesto en Cine y TV” presentamos dos “sitcom”, es decir, dos comedias en las que el baloncesto tiene un papel importante, o por lo menos sirve de punto de partida.
La primera toma como referencia la vida de la propietaria de un equipo profesional, Los Angeles Waves, y la segunda tiene como base la relación del protagonista con una estrella del baloncesto, Stephen Curry.
Traducida para el mercado español como “Una nueva jugada”, su trama se desarrolla a partir de una versión jocosa de la vida de la familia Buss, propietaria de Los Angeles Lakers, desde que la hija (Jeanie) se hace cargo de dicha propiedad.
La actual propietaria de los Lakers se hizo cargo de la gestión económica del equipo a la muerte de su padre, Jerry Buss, junto a sus hermanos (recientemente despedidos de sus cargos dentro del organigrama de la franquicia), y eso se refleja en la serie junto al hecho de que en su juventud ella fuera un poco “vida la vida” llegando a posar para la revista “Playboy”. A partir de ahí se entiende que el desarrollo es totalmente ficticio, pese a que se incluyan pullas al equipo de Boston (ya se sabe de esa rivalidad histórica en la NBA).
Luego las acciones de baloncesto de la serie se reducen a algunas pocas imágenes de partidos y entrenamientos, y se cuenta con algún cameo como el de Jalen Rose (en su versión como comentarista) o la de la actuación de la acróbata “Red Panda”, clásica del entretenimiento en los descansos de los partidos de la liga profesional estadounidense.
En cierto modo, Buss demuestra que sabe reírse de sí misma bajo el personaje que interpreta la popular actriz Kate Hudson, en una serie que está bajo su control como una de las productoras ejecutivas junto a su gran amiga, Linda Rambis, esposa del legendario jugador angelino, Kurt Rambis.
El argumento de la serie parte de la figura de un reconocido jugador de instituto al que la vida no le trata muy bien, y que compartió equipo con la figura del baloncesto Stephen Curry, al que recurre para intentar redimirse, todo ello rodado a modo de falso documental.
Al igual que con “Una nueva jugada”, Curry además de actuar haciendo de sí mismo, participa de la serie como uno de los productores ejecutivos, es decir, poniendo la “pasta” para divertirse (no parece que tenga muchas dotes actorales) y quien sabe si obtener beneficios económicos.
El baloncesto aquí además de simular alguna situación tras partido del propio jugador de los Warriors, se limita a verle jugando “suavemente” con el protagonista.
La conclusión respecto de estas dos series es que no dejan de ser un entretenimiento menor con el baloncesto como gancho, al que no merece la pena que se acerquen aquellos que busquen actuaciones increíbles ni guiones deslumbrantes. Así pues queda reducida para aquellos “frikis” del baloncesto (o no) que quieran echarse alguna sonrisa (tal vez alguna risa) para pasar el rato sin más. Por cierto, la primera fue renovada para otra temporada, pero la segunda no tuvo tanta suerte.
Nunca me cansaré de animar a recordar el pasado del baloncesto para conocer su historia. Porque llegamos hasta aquí gracias a lo que hicieron otros antes, cuando las condiciones eran otras, cuando el juego era otro, y siempre hay que hacerlo desde el agradecimiento, porque aquellos y su tiempo permiten que sigamos disfrutando del baloncesto.
Durante la temporada 2007-2008 se realizaron diferentes actividades por parte de la ACB con motivo del 25 aniversario de su creación (3 de marzo de 1982), y un jurado eligió los 25 mejores jugadores de la historia del baloncesto español (también los 5 mejores entrenadores y árbitros). Y entre esos jugadores se reconoció a dos leyendas de los años 60 y primeros 70: Emiliano y “Nino” Buscató.
En el curso siguiente (2008-2009) se creó una colección de cromos de la ACB a cargo de la editorial Panini, entre los que se incluyeron aquellas 25 leyendas con estos dos míticos jugadores españoles.
Buscató
Buscató jugo en la liga española en varios equipos destacando los diez años que pasó en el Joventut de Badalona (1964-1974), donde incomprensiblemente no está retirado su dorsal número 10, después de ser pieza importante de los primeros éxitos del club verdinegro: la liga de 1968 y la copa de 1969. También ganaría otra liga y copa en el Barcelona en 1959.
Jugador “pequeñito” (1,78), destacó por su velocidad y tiro, convirtiéndose en uno de los mejores bases nacionales de su época, y también a nivel europeo (7 veces en la selección europea). Con la selección española tuvo el récord de internacionalidades (222) muchos años y participó en Juegos Olímpicos y Eurobaskets, donde el mayor éxito fue la medalla de plata de Barcelona 1973. Y es miembro del “Hall of Fame” del baloncesto español desde 2022.
Después de su etapa como jugador pasó a los banquillos y puede que ahora sea conocido por algunos como comentarista radiofónico de la SER en los grandes eventos baloncestistas.
Emiliano
Emiliano empezó en el baloncesto en el Águilas de Bilbao, pero su etapa exitosa fue en el Real Madrid (1960-73), tiempo en el que consiguió 12 ligas, 9 copas y 4 copas de Europa.
Con la selección (176 veces internacional) participó en numerosos campeonatos donde consiguió algunos logros individuales como ser elegido el mejor jugador del Eurobasket de 1963 y máximo anotador del de 1965, formando también parte del combinado que consiguió la plata europea de 1973.
Al igual que Buscató, también formó parte de la selección europea (6 veces) y está en el “Hall of Fame” del baloncesto español desde 2019. Además entró en el “Hall of Fame” de la FIBA en 2007. Actualmente es el presidente de honor de la sección de baloncesto del Real Madrid.
Lecciones con… Emiliano y Buscató
En las últimas semanas los medios de comunicación hablaron mucho del aniversario de la “restauración” monárquica y del final del franquismo, y aquí toca hablar de los 50 años que se cumplen de un programa televisivo de baloncesto: “Lecciones con… Emiliano y Buscató”.
El programa estaba dirigido al público infantil y juvenil con la idea de enseñar los conceptos más importantes del baloncesto, bajo la dirección de Fernando García Tola,que debía ser aficionado al baloncesto en esa época en la que entró en la televisión pública como guionista y creador de programas de éxito, y que tendría su mayor reconocimiento en los años 80, como rostro habitual de la pantalla en programas como “Si yo fuera presidente”.
Además de las explicaciones de Buscató y Emiliano, en los programas aparecían todo tipo de invitados que analizaban detalles del juego: Wayne Brabender, Aíto García Reneses, Vicentes Ramos, Juan Antonio Corbalán, Clifford Luyk, Rosa Castillo… y entrenadores como el mítico seleccionador español, Antonio Díaz-Miguel, Chus Codina, Josep Lluís Cortés… y hasta el legendario comentarista, Héctor Quiroga.
La lectura puede ser fuente de placer y entretenimiento, y a veces, hasta de conocimiento, aunque sea sólo en forma de alguna curiosidad. Y en este caso voy a rescatar la que me llegó mientras leía el libro “Traigan los caballos vacíos” de David Niven (Noguer, 1976).
Para aquellos que no sepan quien es el autor, Niven fue un elegante actor británico, ganador del Oscar a la mejor interpretación en 1959 (“Mesas separadas”), que sería muy conocido entre el gran público por ser el protagonista de la primera película de “La pantera rosa” (1963), y sobre todo por hacer el papel de Phileas Fogg en la primera adaptación cinematográfica de “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne en 1956, junto al inolvidable Cantinflas (Passepartout).
En el libro repasa los años que pasó en Hollywood desde mediados de los años 30, y recoge anécdotas y vivencias relacionadas con todo tipo de personajes legendarios de la historia del cine: productores, directores, y por supuesto, actrices y actores. Y cuando habla de su amigo Cary Grant, cita de pasada una relación de este con una actriz que fue jugadora de baloncesto: Ljubica Otašević.
Ese pasaje me llamó la atención pues nunca había leído nada al respecto de esa relación de uno de los galanes míticos del cine. Y como aficionado “friki” al baloncesto me llevó a mirar por internet sobre esa "actriz baloncestera".
Yugoslava nacida en 1933, Otašević jugó en el Estrella Roja en dos etapas, desde 1951 hasta 1954 y entre 1955 y 1957. Entremedias jugó en la liga italiana, en el Necchi Pavia. Y hasta la FIBA referencia su participación en los Eurobasket femeninos de 1954 y 1956.
Su carrera como actriz empezó como doble de cuerpo de Sofía Loren para la película “La llave” (1958), y esto sería decisivo para que Cary Grant tuviera interés en ella, pues apenas había terminado un “affaire” con la italiana, y al enterarse de que la yugoslava era muy parecida a ella, quiso conocerla. Y parece que quedó prendado hasta el punto de llevársela a Hollywood y contratarla a través de su productora para intentar relanzar su carrera.
La relación fue breve y ella tampoco despuntó como actriz, rodando apenas tres o cuatro películas más, para acabar casada con un millonario del que acabó recibiendo notables dividendos tras un acuerdo de divorcio.
Así pues, ni fue gran actriz ni a juzgar por sus estadísticas en los Eurobasket que jugó una gran jugadora de baloncesto. Sin embargo, en la película serbia “We Will Be the World Champions” (2015) que narra la historia del origen de la escuela yugoslava de baloncesto, y que tiene como evento principal la final del mundial de baloncesto de 1970 disputada entre yugoslavos y estadounidenses, se reservó un pequeño papel para interpretar a la actriz baloncestera.
El inicio de curso viene marcado para Lakers por la ausencia de LeBron James, y pese a todo el balance en este momento es más que optimista con el equipo entre los mejores del oeste, y pensando que además existe margen de mejora para cuando vuelva la leyenda.
La duda viene porque sólo dos “suplentes” (Jake LaRavia y Jarred Vanderbilt), fueron capaces de jugar todos los partidos (14), y el ritmo tan exigente que provoca molestias, lesiones y sobrecargas no hace que bajen los minutos de juego de los jugadores más importantes.
Tres apuntes positivos
Cualquier aficionado habría firmado este balance positivo antes de comenzar la temporada sabiendo que LeBron no iba a poder jugar, y que tanto Luka Doncic como Austin Reaves se iban a perder cuatro y tres partidos cada uno.
Los tres partidos decididos por 5 puntos o menos, es decir, en el “clutch time” que dicen los "yankees", cayeron del lado angelino: en Minnesota (115-116), en Memphis (112-117) y contra los Spurs (118-116), lo cual habla bien de cómo se decide bajo presión.
El balance contra equipos en puestos de playoffs es de 5-3 destacando la última victoria en Milwaukee (95-119) en el segundo partido de un “back to back” que cerraba la primera gira fuera de L.A. (3-2), y con la notable aportación del banquillo (10 de 16 en tiros de campo).
Y, por último, se ganaron los dos partidos jugados de “Copa”, el ya citado contra Grizzlies y otro en New Orleans (104-118) en una desangelada pista de los Pelicans que no se llena ni para ver a los Lakers, que mantienen intactas las opciones de clasificación para los cruces del torneo copero.
El asterisco
También hay que comentar algún detalle negativo para que los seguidores angelinos no se vengan arriba, e invitarles a la reflexión.
Como por ejemplo la derrota sin paliativos en Atlanta (122-102) contra unos Hawks que jugaron sin la mayoría de sus mejores jugadores (Trae Young, Jalen Johnson, Kriptaps Porzingis y Nickeil Alexander-Walker), y otra en Oklahoma (121-92) contra los vigentes campeones, unos Thunder que no dieron opciones pese a jugar sin dos titulares (Jalen Williams y Luguentz Dort), y en los que Shai Gilgeous-Alexander anotó 30 puntos en 29 minutos, casi los mismos que Doncic (19) y Reaves (13) juntos en 33 y 30 minutos respectivamente.
Y es que hablando de minutos, Luka es el jugador de la liga que más minutos juega: 37 por partido. Y Reaves le sigue de cerca (más de 36). Y ese es un desgaste que luego puede pasar factura…
Minutos y salud para el futuro Nikola Jokic y Shai, jugadores vitales para sus equipos y que están en las quinielas por el MVP no llegan a 34 minutos de juego por partido, al igual que Giannis Antetokounmpo, paradigma del jugador que tiene que hacer casi todo para que su equipo gane partidos.
A pelo puede que no parezca mucha la diferencia, pero trasladados a futuro después de, pongamos por ejemplo una temporada de 75 partidos jugados, esos 3-4 minutos de más son como “sumar” 6-7 partidos con los riesgos que eso supone en deportistas que llevan su cuerpo al límite cada noche.
¿Necesitan jugar tanto los denominados jugadores franquicia (y las “segundas” y “terceras espadas”) renunciando a rotaciones más largas que pueden ser beneficiosas a futuro?
El aficionado europeo (y más concretamente el español) más veterano puede que recuerde la llegada de George Karl al Real Madrid a inicios de los 90 (cursos 89/90 y 91/92). El entrenador estadounidense, ya entonces con amplia carrera en la NBA (que luego mejoró llevando incluso a Seattle Supersonics a la final en 1996), llamó la atención en la ACB por sus cambios continuos frente a un baloncesto que venía de jugar con no más de 6 ó 7 jugadores cada partido. Karl no tuvo mucho éxito en el baloncesto español (aunque él siempre recuerda con agrado esa etapa) pero contribuyó a instaurar un planteamiento que parece a todas luces efectivo a medio y largo plazo.
Tal vez, ahora le tocaría el turno al baloncesto NBA retomar esa estrategia si no quieren que los mejores jugadores lleguen “fundidos” al final de temporada, una constante que se viene repitiendo asiduamente de un tiempo a esta parte, con equipos que mediado el curso renuncian a cualquier posibilidad de jugar playoffs por culpa de una planificación mejorable, y otros que llegando, lo hacen con el peaje de ver a varios de sus jugadores en el fondo del banquillo... lesionados.
Cualquier aficionado angelino se alegra ahora de ver en pista a Doncic, Reaves (y esperemos que en breve, a James), pero esta “dopamina” inmediata puede convertirse en un problema si no se dosifica el tiempo de juego para llegar en buenas condiciones cuando se afronten los momentos decisivos de la temporada.
Y es que duele ver las rotaciones “pactadas” independientemente del rendimiento (da igual si fallan más que “una escopeta de feria”), y no digamos cuando esas “estrellas” se mantienen en pista cuando el partido está decidido (para bien o para mal) sin ningún sentido.
No estaría mal que algún “plumilla” preguntase a Doncic qué le parece jugar tanto tiempo, y si estaría dispuestos a “renunciar” a media docena de minutos de juego cada noche para mantenerse en mejor disposición de cara al futuro. Creo que tengo clara cual sería su respuesta… pero puede que me equivoque.