La publicidad es fuente de ingresos para cualquier deportista, no sólo para las grandes estrellas, y el jugador que aparece hoy aquí es un ejemplo de ello.
Y es que Vinnie Johnson puede que no aparezca demasiado los libros de historia del baloncesto, pero durante sus mejores años en la NBA como suplente en los “Bad Boys” de los Detroit Pistons de finales de los 80 y primeros 90, también tuvo su hueco publicitario... gracias a su apodo: "Microondas".
Aprovechando su apelativo, una conocida cadena de pizzerías de Michigan, el estado en el que juegan los Pistons, utilizó como reclamo al jugador de los vigentes campeones de la NBA en 1990. Poco después de salir este anuncio los Pistons volverían a repetir título, con Johnson anotando la canasta definitiva en el último partido de aquellas finales.
El sobrenombre o mote que le acompañó buena parte de su carrera le fue dado, según nos cuenta Máximo José Tobías en el recomendable libro sobre el relato de aquellos “Bad Boys”: “Isiah Thomas y los Detroit Pistons”, por Danny Ainge, jugador de Boston, cuando en un partido de playoffs Johnson anotó 22 puntos (10 de 12 en tiros) desde el banquillo en un último cuarto para darle la victoria a los Pistons, y el jugador de los Celtics dijo de él que era un microondas.
Vinnie Johnson fue un jugador pequeño para jugar en la posición de escolta (1,88 m) que destacó por su corpulencia y fortaleza física que junto a una peculiar manera de tirar (sacando el balón desde detrás de su cabeza) le permitieron anotar frente a cualquier rival, y si bien a lo largo de su carrera sus números nunca fueron excelsos (12 puntos por partido), caló hondo entre los aficionados de Detroit, hasta el punto de ser honrado con la retirada de su número 15 después de jugar diez temporadas para ellos. La anécdota para el aficionado español está en que su hermano menor Eric jugó en varios equipos de la liga ACB.
El deporte ofrece demasiadas imágenes de protestas a los árbitros. Los jugadores, el público y los entrenadores nunca se equivocan, pero los árbitros son todos muy malos a juzgar por esas imágenes, cuando la realidad es que dada la dificultad de su labor, me parece que demasiado aciertan.
Los lectores habituales del blog saben de la querencia que tengo a defender la labor arbitral, y aunque eso no quiere decir que no haya protestado alguna vez, o que me queje en ocasiones por considerar que se han equivocado, lo que tengo muy claro es que un resultado nunca depende del arbitraje.
A veces un partido de baloncesto se decide por una jugada, por una canasta, por un punto, y si por el camino hubo decisiones arbitrales cuestionables, siempre tenemos la tendencia a considerar que se perdió por culpa del arbitraje. Pero no es verdad. En el baloncesto se dan tal cantidad de decisiones, por parte de jugadores, entrenadores y árbitros, que el resultado no deja de ser una confluencia de aciertos y errores de todos ellos, y si tenemos en cuenta que el juego es de los jugadores, ellos son los máximos responsables de la victoria o la derrota.
Los árbitros no tiran a canasta, no deciden si tienen que pasar o tirar, no tienen que defender a un tirador o hacer una ayuda defensiva desde el lado contrario. Y reducir el resultado a las decisiones arbitrales es una equivocación que seguro que sirve para esconder demasiados errores propios.
No me canso de poner siempre el mismo, y sencillo, ejemplo. ¿Cuántos tiros libres falla un equipo en un partido? ¿Depende eso de los árbitros? Y podríamos poner más ejemplos.
Comer la oreja al árbitro
La ACB suele difundir, en una iniciativa muy interesante, vídeos donde se capta, gracias al uso de micrófonos, los audios de conversaciones entre jugadores o entrenadores y los árbitros durante algunos partidos, y la verdad es que es bastante sonrojante la cantidad de protestas a las que están sometidos, y sobre todo de comentarios que pretenden influir en sus decisiones arbitrales.
Un clásico es el entrenador que, como se dice vulgarmente, le “come la oreja” al árbitro con la peregrina idea de que así puede influir en su labor, como si los árbitros no se dedicaran a pitar o dejar de pitar sencillamente lo que ven o dejan de ver. Y ya el colmo de esta “iniciativa influyente” está en forzar una técnica con esa intención de cambiar la tendencia del arbitraje.
Estaría bien disponer de alguna estadística, ahora que se cuantifica todo, acerca de esa consecuencia de la técnica forzada para ver si realmente se produce algún cambio, o simplemente es poco menos que una especie de superstición sin ningún sentido, que es lo que me parece a mí. Pues uno puede entender que tales giros arbitrales se den en una liga municipal, pero en el baloncesto profesional… suena más a excepción que a una regla no escrita.
Psicología deportiva y concentración
Contrasta entre los jugadores que muchos nunca hacen falta, por clara que sea esta, a juzgar por sus protestas, hasta el punto de que algunos insisten y por sus gestos se puede deducir que su concentración dejó de estar en el juego para centrarse en una especie de rivalidad sin sentido con los árbitros que no deja de ser unn pérdida de tiempo.
El arbitraje deportivo tiene un componente subjetivo inevitable, que tiene que ver con lo que se ve y lo que se aprecia, que no siempre es igual para todos. Por cierto, aunque nos sorprenda cuando vemos las repeticiones en una retransmisión televisiva, la velocidad del juego o un simple despiste, impide que un árbitro vea una acción que parece clarísima, o simplemente puede que la interprete de manera distinta a como cree un jugador o entrenador. Y hay que aceptarlo. Es parte del juego.
Ahora bien, perder el tiempo protestando o perdiendo los papeles no parece la mejor decisión si quieres seguir jugando bien. Y es que ya lo dicen los psicólogos deportivos. Céntrate en aquello que depende de ti. Si el árbitro falla o acierta es cosa suya, el jugador sólo puede jugar, y el entrenador tiene que entrenar, pero protestar, gesticular o hacer aspavientos tiene poco sentido.
Ayudar a los árbitros
El buen deportista debe hacer gala de su deportividad, y en relación con el arbitraje, tanto jugadores como entrenadores deberían ayudar a los árbitros en lugar de complicarles todavía más su tarea.
Ejemplo de ayuda lo tenemos cuando un jugador reconoce rápidamente una falta (incluso cuando no tenga claro que lo sea), y hasta si es relativamente dura, se disculpa con el adversario para evitar cualquier tipo de altercado.
Otro ejemplo que ayuda tiene que ver con algunas declaraciones que hacen los protagonistas defendiendo su labor, como vemos en el siguiente vídeo del jugador de la NBA, Shai Gilgeous-Alexander:
Pregunta el periodista: ¿Por qué no te quejas a los árbitros durante los partidos?
Por último, en las redes sociales suelen incluirse más críticas que alabanzas hacia el trabajo arbitral, pero a veces tenemos excepciones que conviene resaltar, como en el siguiente caso protagonizado por un entrenador de Primera FEB, que después de un partido colgó el vídeo de una jugada que fue objeto de protestas y hasta técnica, y el mismo reconocía el acierto arbitral pidiendo perdón.
Ayer nos pitaron una técnica al banquillo por protestar esta acción y una vez vista en vídeo hay que FELICITAR a los árbitros porque efectivamente NO fue falta. El tapón de Hermanson es claro, limpio y espectacular así que también la técnica fue acertada! pic.twitter.com/XsM3CCpQ6x
La “hemeroteca” de BA-LON-CES-TO vuelve para recordar a uno de los mejores escoltas de la historia del baloncesto español: José Aleksándrovich Biriukov Aguirregabiria (“Chechu” Biriukov). En concreto recordaremos su pasado en la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, para los más jóvenes), cómo llegó al baloncesto español y su debut en la liga ACB, para terminar repasando brevemente su paso por la selección y su palmarés.
Biriukov nació en Moscú, hijo de madre española que huyó durante la guerra civil y padre soviético, así inició su carrera baloncestista en la Unión Soviética, donde pasó de las categorías formativas del CSKA al Dinamo, con quienes debutaría en el profesionalismo en 1983, poco antes de fichar por el Real Madrid en octubre de aquel año.
Las primeras noticias sobre este jugador que llegaron a España se remontan a un Europeo junior que se jugó en Bulgaria en 1982 donde compartió equipo en la selección de la URSS con Sarunas Marciulionis y Valeri Tikhonenko para jugar y ganar la final del torneo (97-87) a una Yugoslavia liderada por Drazen Petrovic. Por cierto, el máximo anotador de aquel campeonato fue el español Jordi Villacampa con más de 28 puntos por partido.
Aquel torneo daría lugar a la primera entrevista a Biriukov que se publicó en la prensa española (imagen vía Blog “De O´Donnell a Chamartín”), y que a buen seguro que ayudó a que el Real Madrid mostrase interés por su fichaje debido a su ascendencia española.
El Madrid fichó a Biriukov, sobre todo gracias al deseo materno de trasladar a su familia a España pues él estaba bien allí, para jugar como español, pero la burocracia no permitió que eso ocurriese hasta un año después de su fichaje. Algo llamativo si tenemos en cuentas que antes que él otros (Wayne Brabender, Clifford Luyk, Juan de la Cruz, “Chicho” Sibilio) no lo tuvieron tan difícil para jugar como españoles, y por supuesto, nada que ver con la actualidad en la que incluso las selecciones nacionales “fichan” extranjeros.
La próxima semana se cumplirá el 40 aniversario del debut de “Chechu” Biriukov en la liga ACB (10 noviembre 1984):
En el vídeo se alaba sus cualidades como pasador, pero no terminaría jugando de base como sustituto de Juan Antonio Corbalán como se vaticinaba. Sí jugó de base por necesidades del equipo cuando era necesario, pero su posición fue la de escolta aprovechando su potencia en las finalizaciones y su “peculiar” tiro exterior, que, sin embargo, era muy efectivo (40% en su carrera en triples).
Biriukov no sólo jugó con la Unión Soviética en categorías formativas, también lo hizo como sénior aunque sólo en amistosos (22 partidos incluido uno contra España en mayo de 1983), y por la reglamentación de aquella época tuvo que pasar una “cuarentena” de tres años para poder jugar después tanto en competiciones europeas con el Madrid como con la selección española, con la que debutaría el 4 de febrero de 1988 frente a Hungría (15 puntos y victoria por 84-100) en un partido de clasificación para un Eurobasket. (Fuente: “366 historia de baloncesto” de Juan Antonio Casanova).
Con España participó en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, en el Eurobasket de Zagreb de 1989 y por último en los Juegos de Barcelona de 1992. Pero no pudo añadir ningún éxito al estupendo palmarés que conseguiría con el Real Madrid después de once temporadas: 4 ligas, 4 Copas, 2 Recopas, 1 Copa Korac y el colofón de la Copa de Europa ganada en su última temporada en activo en 1995. Y que pese a no jugar en ese partido final, como capitán fue quien recogió el trofeo.
La NBA está de vuelta. La pasada madrugada comenzó el curso 2024-2025 con la entrega de los anillos de campeón en Boston. Y todos los especialistas apuntan a los Celtics como favoritos para repetir título.
BA-LON-CES-TO, como siempre, juega a dar sus previsiones sobre que equipos jugarán playoffs y cuales alcanzarán el play-in en cada conferencia. Y añadirá algún vaticinio sobre posibles premiados a final de curso.
Playoffs en el Este Boston mantiene bloque y tanto Jayson Tatum como Jaylen Brown tienen muchas ganas de cerrar algunas bocas. Gran escenario para repetir título.
Philadelphia comienza con Paul George entre algodones, pero su plantilla de secundarios puede hacer frente al descanso que necesitan sus estrellas para que lleguen óptimos al playoff. Sanos deberían estar en la final de conferencia.
New York tiene un gran quinteto titular. La llegada de Karl Anthony Towns les da versatilidad y triple. Tom Thibodeau les exprimirá y llegarán derrengados a playoffs, así que me temo que no llegarán muy lejos en postemporada.
Milwaukee está ante su última oportunidad. Los playoffs están garantizados pero si el camino hacia ellos no es todo lo cómodo que se puede esperar, tal vez “obliguen” a Giannis Antetokounmpo a pedir el traspaso.
Cleveland está en una situación similar a la que vive Lakers en el oeste. Mismo equipo que el curso pasado pero con cambio de entrenador. Veremos si Kenny Atkinson mejora lo que hicieron la pasada temporada.
Indiana tendrá que resolver que hace con Myles Turner (si le renuevan o le dejan marchar) mientras dan una última oportunidad a James Wiseman. Volverán a ser de los equipos divertidos del curso y llegarán lejos en la medida que mejoren su defensa.
Play-in en el Este Orlando añade experiencia que les permitirá seguir creciendo con Kentavious Caldwell-Pope. Podría ser la sorpresa que pesque entre las disputas de los grandes favoritos.
Miami se encomendará a la habilidad de su entrenador, Erik Spoelstra, para sacar rendimiento a un grupo que puede que también esté ante su última oportunidad de hacer algo grande. Si se cansan antes de tiempo, Jimmy Butler saldrá del equipo.
Toronto demostró carácter el curso pasado gracias a su entrenador, Darko Rajakovic, cuya mentalidad europea más competitiva vislumbra que pelearan hasta el final, y piezas tienen para hacerlo y colarse en este paso previo a la postemporada.
Brooklyn más por deseo de que le vaya bien a Jordi Fernández que por plantilla podría pelear la última plaza del play-in si los veteranos (Ben Simmons, Dennis Schroder, Bojan Bogdanovic) se ponen las pilas buscando pescar otro buen contrato allí o en otra parte.
Playoffs en el Oeste Oklahoma ya dio un aviso el curso pasado. Ahora con un año de experiencia más y con las incorporaciones defensivas de Alex Caruso e Isaiah Hartenstein deben mejorar. El hándicap será que ahora no son los tapados y tendrán que hacer frente a su favoritismo.
Denver está en una situación similar a los Knicks. Su quinteto liderado por Nikola Jokic le dará muchas victorias. Luego me temo que no llegarán muy lejos. Es lo que tiene despreciar secundarios (Bruce Brown antes, KCP después) que fueron más importantes de lo que se creen para conseguir éxitos.
Phoenix también debería funcionar de una vez para plantarse con garantías en las mejores casillas de salida de playoffs. Luego veremos, pero sería una gozada ver enchufar a Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal.
Memphis espera que Ja Morant vuelva con la cabeza en su sitio, que es lo que deseamos los aficionados, y si es así deberían llegar a playoffs.
Dallas tiene que confirmar su exitosa temporada pasada con el añadido de Klay Thompson y Spencer Dinwiddie, aunque estarán otra vez en manos de Luka Doncic y su salud.
Lakers debería hacer buena la continuidad de su plantilla si atendemos al mejor escenario posible, aunque todo dependerá de cómo arranquen con un entrenador novato como J.J. Redick. Si ganan confianza al principio, ojo con ellos.
Play-in en el Oeste Minnesota parece el perdedor del intercambio con los Knicks, pero tiene piezas para mantenerse a buen nivel y seguro que Julius Randle querrá reivindicarse después de verse en otro traspaso.
Houston estuvo a punto de entrar en el play-in el año pasado. Mantiene plantilla e Ime Udoka querrá dar un paso más que bien les podría convertir en la sorpresa del oeste si evitan este trámite.
Golden State dependerá de la mejor versión de Stephen Curry, y como todos esperamos verle ofreciendo alguna de sus exhibiciones, que menos que se planten aquí para disfrutar de su juego un poco más.
Sacramento potencia su plantilla con la llegada de un DeMar DeRozan que junto a De´Aron Fox y Domantas Sabonis deben conformar un trío que lleve lejos a los capitalinos.
Posibles premiados a final de temporada
Adelantar quienes ganarán los galardones a los mejores del curso cuando apenas se lanzó la pelota al aire es toda una temeridad, así que sólo plantearemos algunas opciones que seguro que se salen de la norma.
Por ejemplo, todos apuntan a Doncic (Mavs) o Shai Gilgeous-Alexander (OKC) como claros candidatos al premio al MVP, pero aquí nos decantamos por Morant (Grizzlies). Seguro que quiere redimirse de su caída a los infiernos, y su espectacularidad llenará páginas y sobre todo “highlights”, y a la NBA nada le gustaría más que vender esta historia de rendención.
Para el mejor defensor del año todo el mundo apunta a Victor Wembanyama (Spurs), y desde luego en un candidato notable… si su equipo mejora, y como me parece que apenas pasarán de treinta victorias, puede que de una vez Anthony Davis (Lakers) consiga este premio. Otra posibilidad entre los jugadores de perímetro pudiera ser Josh Hart (Knicks).
El novato del año parece que debería estar entre las primeras elecciones del pasado draft pero teniendo en cuenta la bisoñez reinante y que no destaca nadie claramente por encima de los demás, una opción podría ser Dalton Knetch, que luego de cinco temporadas universitarias y con 23 años está más hecho, y su condición de buen tirador le puede ayudar en unos Lakers necesitados de triples.
Si Boston cumple con las expectativas, todo lo que no sea el premio al mejor entrenador del año para Joe Mazzulla será un “robo”. Otra posibilidad es que si se cumple el vaticinio que hacemos aquí sobre Morant y los Grizzlies, el galardón recaiga en su entrenador, Taylor Jenkins.
Para el premio al mejor sexto hombre dependerá de cómo se afinen las rotaciones, pero una posibilidad pudiera ser Cam Thomas (Nets), una máquina de anotar que podría recibir este reconocimiento si Brooklyn hace mejor temporada de lo que espera la mayoría.
Por último, y continuando con la idea de que Memphis puede tener un buen año, y soñando como seguro que sueñan todos los aficionados españoles: ¿podría ser Santi Aldama aspirante a jugador con mayor progresión? Necesita dar un paso adelante sobre todo de carácter, porque nivel de juego ya lo demostró la pasada temporada con la multitud de bajas que sufrieron los Grizzlies. No será fácil, pero si entra entre los candidatos para este premio será señal de que dio un paso adelante.
A punto de comenzar una nueva temporadas NBA, el reto para Lakers será que la noticia relevante de este curso no sea que LeBron James comparte equipo con su hijo. Y no será fácil porque el oeste seguirá con un nivel de competitividad salvaje.
El lagunero muestra dos caras como si se tratase de un Doctor Jekyll y Mr. Hyde del baloncesto, pues por un lado se siente esperanzado ante una posible temporada de éxitos, y por otro observa decisiones que le invitan al pesimismo de otro curso que pasaría con más pena que gloria.
El lagunero Jekyll
Trece jugadores de la plantilla repiten del curso pasado, sólo Spencer Dinwiddie (Mavs) y Taurean Prince (Bucks) salieron del equipo. Y llegaron vía draft, Dalton Knecht (nº 17) y Bronny James (nº 55). El primero es una rara avis, un jugador hecho (cinco cursos en el baloncesto NCAA y 23 años) que tal vez esté demasiado cerca de su máximo potencial, pero que puede rendir ya y quién sabe si llegar a ser el “robo” del draft para convertirse en un jugador notable. El segundo ya sabemos por qué está en el equipo, y su concurso se antoja que será anecdótico más allá de que en algún momento pueda ser un “perro de presa” defensivo.
Así para algunos la ausencia de movimientos importantes en el mercado de verano, llegada de nuevo entrenador, J.J. Redick, y renovación de James (1+1) aparte, lo ven como un error, mientras que otros lo consideramos un buen punto de partida porque los jugadores se conocen, están adaptados a la ciudad y a todo lo que rodea al equipo.
El entrenador de hecho aprovechará esa circunstancia pues ya anunció en el “Media Day” que el quinteto titular sería el conformado por D´Angelo Russell, Austin Reaves, James, Rui Hachimura y Anthony Davis, el cinco que mejor rendimiento dio al equipo al final de la temporada pasada. Asimismo insistió a su quinteto sobre la necesidad de tirar más de tres puntos para mejorar un apartado en el que se estuvo entre los peores de la liga.
El pasado curso se alcanzó una séptima posición en el oeste (47 victorias – 35 derrotas) para entrar en playoffs a través del play-in, y este año la continuidad debería ayudar a subir posiciones, pues si bien hay equipos que deben mejorar como Sacramento, Houston y Memphis, otros como Clippers y Denver parecen estancados y Minnesota puede notar el cambio de cromos (Julius Randle y Donte DiVincenzo por Karl Anthony Towns) para mal.
Por otro lado parece que los jugadores tienen claro que la clave será la defensa, pues James dijo que hay que mejorar en la transición defensiva, y mientras Redick elogiaba a AD como uno de los mejores jugadores defensivos del mundo, éste considera que Lakers tiene que estar entre los cinco mejores equipos defensivos para estar arriba al final de la temporada.
La visión optimista colocaría a Lakers entre los cinco mejores equipos de la conferencia, para evitar el play-in y superar un par de rondas de playoffs, y quién sabe si dar la sorpresa y superar una final de conferencia.
El lagunero Hyde
Los focos miran a L.A. en buena medida gracias a LeBron James. Tener en la plantilla al mejor jugador de la historia (por trayectoria, no por su nivel actual, que ojo, sigue siendo increible) tiene sus réditos, y apuntando al corto plazo, si fuera por Lakers, James terminaría su carrera con ellos.
Insisto, la mercadotecnia y la economía pueden estar de ese lado, pero deportivamente supone retrasar lo inevitable como pasó, en cierto modo, con la retirada de Kobe Bryant, por ejemplo. Con el esperpento añadido de que la franquicia está en sus manos pues James es responsable de la elección de su hijo en el draft, menos mal que gastando sólo una segunda ronda intrascendente, para cumplir su “capricho” cuando el chaval no tiene nivel, ni ahora mismo y me temo que tampoco en el futuro (ojalá me desdiga), para jugar en la NBA. Y a eso también hay que sumar que en la elección del entrenador posiblemente haya tenido también mucho que ver (hacía un podcast con Redick)
Y hablando del entrenador, Darvin Ham dirigió al equipo hasta una final de conferencia perdida contra el futuro campeón de 2023 y al año siguiente se perdió en primera ronda también frente a ese vigente campeón luego de ganar la primera “Copa NBA”. Todo esto con récords positivos en un oeste muy duro. Tal vez faltó paciencia y la misma continuidad con la plantilla se pudo tener con él.
Por cierto, Redick quiere más triples, y puede tener sentido con jugadores como Hachimura que tendrá muchos tiros liberados, pero no sé si lo tiene con otros como Davis, cuyo porcentaje (menos del 30% en su carrera) está lejos del acierto que sí tiene en la pintura, y hacerle jugar demasiado por fuera puede convertirse más en una desventaja que en una ventaja.
LeBron va a comenzar su séptima temporada en L.A. y el balance no es todo lo bueno que le gustaría al aficionado, temporadas sin alcanzar los playoffs, un anillo con asterisco (por la pandemia) aunque título al fin y al cabo, una final de conferencia y un torneo de “Copa”. Muchas franquicias firmarían poco más de un lustro así, pero los Lakers no se pueden conformar con eso y una superestrella como James debería de haber significado mejores resultados.
Y alguno dirá que Lakers tampoco tenía muchas opciones mejores, pero pensando a medio plazo tal vez se pudo hacer algo antes, como un traspaso de James por… Giannis Antetoukoumpo, por ejemplo, más joven y con más hambre deportiva. Y dicho esto, por supuesto, como seguidor angelino “el lagunero” desea la mejor de las temporadas en este nuevo curso y que LeBron y todo el equipo juegue de maravilla para llegar muy lejos, pero por lo visto en pretemporada me temo que el curso será un circo como se pudo ver en el partido frente a Milwaukee, cuando los muy suplentes (jugadores que quedarán fuera del equipo) remontaron en el último cuarto, y James se dedicó a hacer el payaso en el banquillo. Una imagen anecdótica, pero que está lejos del comportamiento elegante que debería demostrar en sus últimas temporadas en la liga.
Leyendas
En la primera entrega de la temporada el lagunero no puede olvidarse de las leyendas angelinas. Y es que Jerry West, el logo, falleció el pasado 12 de junio. La importancia de su figura en los históricos éxitos angelinos se verá reflejada esta temporada por el distintivo que llevará en su honor el uniforme de Lakers con su número 44, a lo que se sumará una celebración especial en el primer partido del año frente a Minnesota.
West además entró el pasado fin de semana en el Salón de la Fama del baloncesto por tercera vez por su contribución al juego en sus diferentes facetas como manager y directivo pues ya lo hizo como jugador y como miembro del equipo olímpico estadounidense que ganó la medalla de oro en 1960.
Y otro angelino legendario, Michael Cooper, triplista y especialista defensivo de los Lakers campeones del “Showtime” de los 80, también entró en el Salón de la Fama, y este reconocimiento le servirá para ver retirado su número 21 por los Lakers el próximo 13 de enero en el descanso del partido frente a San Antonio. Por cierto, un Coop muy querido en L.A. pues a su exitosa etapa como jugador se puede añadir sus años como entrenador de Los Angeles Sparks de la WNBA a las que dirigió a dos títulos (2001-2002).